Estrella Digital 22 enero 2009
Aguirre estudiará en el Consejo de Gobierno de hoy la trama de espionaje de la Comunidad
Blesa y Prada se suman a la trama de los cargos espiados junto a Ignacio González y Cobo
A primera hora de la mañana está previsto que se reúna el Consejo de Gobierno ordinario de la Comunidad de Madrid en la Real Casa de Correos. El tema principal a tratar es la trama de espionaje a varios miembros del PP y del propio Gobierno de Aguirre. Y es que, según publica hoy en sus páginas el diario El País , algunos de los ex agentes que trabajan para la Consejería de Interior como asesores de seguridad de la Comunidad de Madrid espiaron en los meses previos al congreso nacional del PP en 2008 a Alfredo Prada, entonces consejero de Justicia y único miembro del Gobierno de Esperanza Aguirre que había manifestado públicamente su apoyo a Mariano Rajoy. Aquellos días, el equipo de espías de la Comunidad de Madrid vigilaba también a Manuel Cobo, vicealcalde de Alberto Ruiz-Gallardón, que mantenía posiciones muy críticas con Aguirre por la batalla que estaba dando por desbancar a Rajoy al frente del PP.
El presidente de Caja Madrid, Miguel Blesa, podría haber sido víctima de seguimientos por parte de ex policías y ex guardias civiles en plena lucha interna por el poder en la entidad que preside, según recoge hoy el periódico El Economista que cita fuentes de la Guardia Civil. Al parecer, el seguimiento a Blesa habría tenido lugar recientemente y coincidiendo con la batalla de poder en la entidad financiera que preside, Caja Madrid, y habría sido efectuado por los mismos equipos de investigación que, presuntamente, espiaron al vicepresidente regional, Ignacio González, y al vicealcalde de la capital, Manuel Cobo.
Comentario de Jumar Santo
En Madrid, como en toda capital europea populosa, se producen robos, asesinatos, actúan mafias, hay evidentes problemas de seguridad ciudadana. Pero, al parecer, el Consejero de interior de la Comunidad de Madrid, y hombre de confianza de Aguirre (hasta el punto de que presionó, sin éxito, para que fuese incluido en la lista de Rajoy en el Congreso del PP de Valencia), dedica recursos públicos y anda ocupado con los asuntos que verdaderamente preocupan a la “jefa”: el seguimiento de hombres “peligrosos” no para los ciudadanos, ni para el sistema financiero mundial, sino para lo que son exclusivamente sus propios intereses y ambiciones políticas dentro del partido en que milita.
Una cosa es hacer frívolamente oposición de la oposición, y otra de muy distinto tenor –de confirmarse los hechos– utilizar el mismo poder público derivado del voto de los ciudadanos a unas siglas, para conculcar derechos individuales y jugar a la contra de su propio partido. Es algo que contradice las reglas del sentido común, y por supuesto de la política liberal democrática.
En Madrid, como en toda capital europea populosa, se producen robos, asesinatos, actúan mafias, hay evidentes problemas de seguridad ciudadana. Pero, al parecer, el Consejero de interior de la Comunidad de Madrid, y hombre de confianza de Aguirre (hasta el punto de que presionó, sin éxito, para que fuese incluido en la lista de Rajoy en el Congreso del PP de Valencia), dedica recursos públicos y anda ocupado con los asuntos que verdaderamente preocupan a la “jefa”: el seguimiento de hombres “peligrosos” no para los ciudadanos, ni para el sistema financiero mundial, sino para lo que son exclusivamente sus propios intereses y ambiciones políticas dentro del partido en que milita.
Una cosa es hacer frívolamente oposición de la oposición, y otra de muy distinto tenor –de confirmarse los hechos– utilizar el mismo poder público derivado del voto de los ciudadanos a unas siglas, para conculcar derechos individuales y jugar a la contra de su propio partido. Es algo que contradice las reglas del sentido común, y por supuesto de la política liberal democrática.
El asunto es feo y exige una respuesta de la dirigente popular madrileña, que sin embargo está ausente del Consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid reunido para tratar de esta presunta trama de espionaje. No basta negar los hechos, ni pretender que todo se deba a las pérfidas maniobras imperialistas de Prisa contra las bondades de la revolución aguirrista. Rajoy, de entrada, calla y “cree” en el desmentido de la baronesa de su partido. Todos queremos creer que ese no es el estilo de la esperanza de la derecha española. Mientras, Gallardón apunta ya a algunas cabezas. Ella es la primera interesada en que se esclarezca este asunto, que recuerda a los viejos escándalos del PSOE de González, y compromete lo quiera o no a la imagen del PP y a la confianza ciudadana en el PP. Cuidado, silencio, vuelven los espías.
Publicado también en La Nación 22/01/2009 19:27h
Publicado también en La Nación 22/01/2009 19:27h
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