Mi nota o comentario de ayer, Vuelven los espías, a propósito de la trama de espionaje en la Comunidad de Madrid, mereció alguna respuesta de los lectores de La Nación.
El amigo Alberto, pude deducir que no era Ruiz Gallardón, en un comentario anterior al mío sostuvo que el asunto estaba “meridianamente claro” y que “mientras no se muestren pruebas contundentes, que me hagan desdecirme, se trata de una evidente cortina de humo que en primer lugar beneficia al Gobierno, que en tanto nos enfanguemos en estos esperpentos, nos sustrae de criticar una situación económica pésima (Z, el incapaz, se frota las manos)”. No es el único, también lo hace Gallardón, aunque que éste “se preste a bailar el agua al desacreditado rotativo no constituye una novedad”, afirmaba nuestro Alberto, sin dejar de censurar a Gallardón porque “sin pruebas fundadas se atreve a realizar una serie de asertos demasiado aventurados, fundados exclusivamente en un relato bastante vago de El País”. Es evidente, a su juicio, que “tras este sainete se encuentra el objeto y objetivo de Esperanza Aguirre” a la que defiende y valora frente “a estos feministas de pacotilla, que con ella no les sale tanto disimulo y sí la vena machista".
Al publicar yo luego inocentemente mi comentario (escrito y publicado en estos Cuadernos con bastante anterioridad al suyo) me convertí en cómplice indeseado de los auténticos malos, por lo que, además de poner en solfa mi capacidad y rigor intelectual (en fin, ya comienzo a acostumbrarme), me retaba a que “demostrase” mis arriesgadas afirmaciones.
Alberto 22/01/2009 20:45h
Al publicar yo luego inocentemente mi comentario (escrito y publicado en estos Cuadernos con bastante anterioridad al suyo) me convertí en cómplice indeseado de los auténticos malos, por lo que, además de poner en solfa mi capacidad y rigor intelectual (en fin, ya comienzo a acostumbrarme), me retaba a que “demostrase” mis arriesgadas afirmaciones.
Alberto 22/01/2009 20:45h
Jumar, está claro que la carga de la prueba corresponde a quien eleva una acusación basada en un relato muy vago de los hechos. ¿No creemos en la presunción de inocencia, o es que las noticias de El País, un relato sin concreción alguna, es de suficiente entidad para considerarlo una verdad incontrovertible? No has refutado nada para hacer aseveraciones tan arriesgadas, que no se sostienen con un mínimo de rigor intelectual. Es curioso que Gallardón se haga eco de los rumores de Prisa, bueno, no tanto, porque forma parte de su metodología prístina, y acuse al Gobierno de Aguirre de abrigar en sus aparatos de seguridad a parafuncionarios, cuando las actividades de estas personas están muy bien delimitadas desde que se crearan en la época de Leguina. Demuestra que dedica recursos al espionaje de adversarios políticos, porque entretanto si hablamos de especulaciones, podría decirte que con esa vaguedad que le es característica a El País, acusaron a Zaplana de tráfico de influencias porque la tía-prima de la abuela tenía un bar en no sé dónde (el titular fue muy claro, pero luego lees el tenor de la noticia y te partes de la risa, porque construyen una cabecera muy acusatoria basada en la más absoluta nada).
El argumento sigue el mismo razonamiento de Esperanza Aguirre recogido por la prensa de hoy. La presidenta madrileña defiende a capa y espada a sus consejeros –“la inocencia no se tiene que probar”– y reta a quien tenga pruebas a presentarlas y, si no, que rectifiquen, porque en caso contrario los que acusan serán acusados: "el alcalde de Madrid o cualesquier otra persona que dé por buena la información que publica El País tendrá que probarlo, que demostrarlo, que rectificar, y si no tendrán que vernos en los Tribunales", la presidenta dixit. Hasta mi más ocultos pensamientos son escrutados. No sé por qué, pero de repente me ha entrado un poco de miedo, y no es que quiera sustraerme de las obligaciones ciudadanas dentro de un Estado de Derecho, pero desde luego no me corresponde a mí, pobre paria de la tierra, “demostrar” nada, pues es evidente que yo no puedo tener la “carga de la prueba”, pero eso no me impide exigir a los gobernantes la más absoluta transparencia en su comportamiento, que es lo que dije ayer. La posición claramente a la defensiva que ha adoptado la presidenta y su gobierno regional, no augura nada bueno. Que Aguirre haya justificado su ausencia del Consejo de Gobierno de ayer, con la que estaba cayendo, diciendo que tenía un acto personal comprometido desde hace tiempo, me parece inaudito. Espero que no fuera la cita con su peluquera.
Ya somos mayorcitos todos. La verdad jurídica (o jurídicamente demostrada) y la verdad política no están en el mismo plano, ni caminan juntas, como tampoco la verdad científica, la histórica o la filosófica. Que un crimen no pueda llegar a demostrase en un tribunal, como sucede tristemente de hecho a menudo, no significa que no se haya cometido. Hay evidencias documentales, y aun indicios, que admiten pocas lecturas políticas. Qué enorme casualidad que el seguimiento de Prada o Blesa haya precedido en espacio y tiempo a acontecimientos muy determinados, con destituciones personales y golpes de mano en entidades financieras incluidas, visibles y cargados de sentido político en la propia discusión pública en su momento de esos hechos. Los “hechos invisibles” que ahora comienzan a conocerse, permiten algunas deducciones inmediatas. Claro que la realidad no es siempre la que parece; y de no serlo, estaríamos en este caso ante una grandiosa conspiración. “Alguien muy poderoso” anda detrás de esto, ha afirmado curiosamente Granados, consejero de la presidencia e interior y principal sospechoso del montaje de la trama. Ya sabemos que al final, si las cosas terminan como es previsible en los tribunales, es posible que sólo se pueda determinar, atendiendo la lógica de los hechos probados, que hubo allá arriba un señor o una señora X, y que todos sepamos quien es, aunque no se haya podido demostrar.
En todo caso, dudo mucho que la cosa termine siendo como para partirse de risa, según sugiere Alberto. De hecho, a Rajoy, que ha roto su primer silencio, la cosa no le está haciendo nada de gracia. El partido ha abierto una investigación interna y el tono del comunicado que finalmente difundieron ayer, no era de broma sino bastante contundente. "De confirmarse estas informaciones, nos encontraríamos ante hechos gravísimos y unas actuaciones inadmisibles en su naturaleza, independientemente de su origen”. En una intervención por la noche, en el programa de TV El Gato al Agua, del mismo grupo Intereconomía que el periódico digital La Nación, el líder popular fue todavía más claro y apeló a que “nuestros 10.400.000 votantes y nuestros 700.000 militantes tienen derecho a que se actúe con contundencia”. Ya veremos en que queda la investigación interna del partido y si Rajoy actúa “de forma fulminante, sea quien sea”.
Pero la de Alberto no fui la única respuesta que recibió mi comentario en La Nación. Un andaluz, que había previamente sacudido Zapatero por afirmar que “el PP sabe muy bien a quién tiene que mirar” en este asunto (“ZP dedícate a trabajar que ya va siendo hora de que hagas algo, que llevas cinco años de vacaciones”, le había dicho), tuvo hacia mí una mayor consideración (que le agradezco).
Andalú 22/01/2009 23:28h
Jumar Santo, el único presidente autonómico que utilizó recursos publicos para espiar a ciudadanos fue en Andalucía en los tiempos en los que su Consejera de Economía queria infructuosamente la unificación de todas a las Cajas de Ahorro. Por cierto la consejera es ministra destrozatuneles. Aquella está demostrada y la de el País de las Mentiras no aporta datos fiables.
La verdad es que la referencia a la ministra de Fomento no me consuela. Pero ojalá tenga razón. No fuera a ser que, en contra de lo que suponía el otro día, ese grupeto formado alrededor de Aguirre además de resentidos vayan a ser efectivamente unos mafiosos.
El argumento sigue el mismo razonamiento de Esperanza Aguirre recogido por la prensa de hoy. La presidenta madrileña defiende a capa y espada a sus consejeros –“la inocencia no se tiene que probar”– y reta a quien tenga pruebas a presentarlas y, si no, que rectifiquen, porque en caso contrario los que acusan serán acusados: "el alcalde de Madrid o cualesquier otra persona que dé por buena la información que publica El País tendrá que probarlo, que demostrarlo, que rectificar, y si no tendrán que vernos en los Tribunales", la presidenta dixit. Hasta mi más ocultos pensamientos son escrutados. No sé por qué, pero de repente me ha entrado un poco de miedo, y no es que quiera sustraerme de las obligaciones ciudadanas dentro de un Estado de Derecho, pero desde luego no me corresponde a mí, pobre paria de la tierra, “demostrar” nada, pues es evidente que yo no puedo tener la “carga de la prueba”, pero eso no me impide exigir a los gobernantes la más absoluta transparencia en su comportamiento, que es lo que dije ayer. La posición claramente a la defensiva que ha adoptado la presidenta y su gobierno regional, no augura nada bueno. Que Aguirre haya justificado su ausencia del Consejo de Gobierno de ayer, con la que estaba cayendo, diciendo que tenía un acto personal comprometido desde hace tiempo, me parece inaudito. Espero que no fuera la cita con su peluquera.
Ya somos mayorcitos todos. La verdad jurídica (o jurídicamente demostrada) y la verdad política no están en el mismo plano, ni caminan juntas, como tampoco la verdad científica, la histórica o la filosófica. Que un crimen no pueda llegar a demostrase en un tribunal, como sucede tristemente de hecho a menudo, no significa que no se haya cometido. Hay evidencias documentales, y aun indicios, que admiten pocas lecturas políticas. Qué enorme casualidad que el seguimiento de Prada o Blesa haya precedido en espacio y tiempo a acontecimientos muy determinados, con destituciones personales y golpes de mano en entidades financieras incluidas, visibles y cargados de sentido político en la propia discusión pública en su momento de esos hechos. Los “hechos invisibles” que ahora comienzan a conocerse, permiten algunas deducciones inmediatas. Claro que la realidad no es siempre la que parece; y de no serlo, estaríamos en este caso ante una grandiosa conspiración. “Alguien muy poderoso” anda detrás de esto, ha afirmado curiosamente Granados, consejero de la presidencia e interior y principal sospechoso del montaje de la trama. Ya sabemos que al final, si las cosas terminan como es previsible en los tribunales, es posible que sólo se pueda determinar, atendiendo la lógica de los hechos probados, que hubo allá arriba un señor o una señora X, y que todos sepamos quien es, aunque no se haya podido demostrar.
En todo caso, dudo mucho que la cosa termine siendo como para partirse de risa, según sugiere Alberto. De hecho, a Rajoy, que ha roto su primer silencio, la cosa no le está haciendo nada de gracia. El partido ha abierto una investigación interna y el tono del comunicado que finalmente difundieron ayer, no era de broma sino bastante contundente. "De confirmarse estas informaciones, nos encontraríamos ante hechos gravísimos y unas actuaciones inadmisibles en su naturaleza, independientemente de su origen”. En una intervención por la noche, en el programa de TV El Gato al Agua, del mismo grupo Intereconomía que el periódico digital La Nación, el líder popular fue todavía más claro y apeló a que “nuestros 10.400.000 votantes y nuestros 700.000 militantes tienen derecho a que se actúe con contundencia”. Ya veremos en que queda la investigación interna del partido y si Rajoy actúa “de forma fulminante, sea quien sea”.
Pero la de Alberto no fui la única respuesta que recibió mi comentario en La Nación. Un andaluz, que había previamente sacudido Zapatero por afirmar que “el PP sabe muy bien a quién tiene que mirar” en este asunto (“ZP dedícate a trabajar que ya va siendo hora de que hagas algo, que llevas cinco años de vacaciones”, le había dicho), tuvo hacia mí una mayor consideración (que le agradezco).
Andalú 22/01/2009 23:28h
Jumar Santo, el único presidente autonómico que utilizó recursos publicos para espiar a ciudadanos fue en Andalucía en los tiempos en los que su Consejera de Economía queria infructuosamente la unificación de todas a las Cajas de Ahorro. Por cierto la consejera es ministra destrozatuneles. Aquella está demostrada y la de el País de las Mentiras no aporta datos fiables.
La verdad es que la referencia a la ministra de Fomento no me consuela. Pero ojalá tenga razón. No fuera a ser que, en contra de lo que suponía el otro día, ese grupeto formado alrededor de Aguirre además de resentidos vayan a ser efectivamente unos mafiosos.
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