martes, 22 de noviembre de 2011

Tiempos de madurez

En unas elecciones históricas, España se ha teñido de azul. El 20-N ha catapultado al PP a las alturas con la misma fuerza con que ha arrojado al PSOE a los infiernos, infligiéndole un duro castigo por la inconsistencia de la política de Zapatero y los propios errores de Rubalcaba durante la campaña. De igual manera, no han sido únicamente los efectos devastadores de la Gran Recesión los que han dado la victoria al PP. Se trata también de un particular triunfo de Rajoy después de haber sufrido durante ocho años una doble oposición: la constante política anti-PP del Gobierno socialista y la oposición interna del sector más duro de su propio partido. El hecho de haber superado la mayoría absoluta de Aznar supone un premio de consolación para Rajoy (como lo tuvo el viejo Job después de sus infortunios) y afianza en el partido la apuesta por la moderación, para tranquilidad de todos los ciudadanos.

Porque, sin duda, es inquietante el poder tan hegemónico que ha terminado de conquistar el PP en todos los ámbitos del gobierno para los próximos años, por titánica que se antoje la empresa a realizar que le han confiando las urnas. Urge la reconstrucción del PSOE y es deseable que se produzca de la mejor manera posible, sin ventajas, vetos, ni represalías internas de ningún tipo. Pero importa y mucho para el correcto funcionamiento de la democracia y para el futuro inmediato de España que el nuevo líder de la oposición tenga la madurez y experiencia necesarias para recuperar el espíritu de consenso que tan alegremente ha arruinado Zapatero y que tan imprescindible va a resultar para acometer las grandes reformas que se avecinan. Las graves circunstancias presentes que han disparado la alarma social, no toleran ya el infantilismo político ni la falta de responsabilidad por parte de nadie.

Pero el 20-N no ha arrojado únicamente los mejores y peores resultados de la democracia para los grandes partidos, PP y PSOE respectivamente. La victoria de CiU en Cataluña, bajo la bandera del pacto fiscal y desbancando al PSC en unas generales, ha sido también histórica, como el hecho de que el partido con más fuerza en Madrid sea el heredero de Batasuna, por encima del PNV (aunque no haya superado a éste en votos en la CAV). La presencia reforzada de UPyD en el Congreso como fuerza de choque contrapuesta al nacionalismo puede resultar, en ese sentido, útil y cómoda para el PP. El interés principal, no obstante, va a estar en la actitud que adopten los nacionalismos moderados vasco y catalán (de emulación o contención) respecto al discurso y a las exigencias del nacionalismo radical, crecido y dispuesto a rentabilizar políticamente el fin del terrorismo de ETA. Si esta cuestión reviste enorme importancia para todos, las prioridades inmediatas de los nacionalismos pueden manifestarse, sin embargo, en la actual encrucijada, muy alejadas de las preocupaciones de la mayoría de los ciudadanos. La manera de articular esta disparidad de tiempos será otra prueba de madurez para todos.

La reflexión se puede trasladar también a Navarra. El interés del 20-N estaba aquí fundamentalmente en si la política de bloques favorecida por UPN y el efecto llamada de Bildu, que acabó por desarbolar a la antigua NaBai llevándose consigo a Aralar, dejaría fuera del mapa político a los resistentes de la nueva Geroa Bai asediados por Amaiur. Contra todo pronóstico, la nueva formación, gracias a los aportes de los independientes antes que del PNV, ha revalidado el escaño de Uxue Barkos. El hecho, resuelto por un escaso margen de votos, tiene un fuerte significado simbólico. En el solar navarro todos somos vecinos de escalera, pero Geroa Bai ha conseguido delimitar un espacio político, libre ahora de cualquier sombra del entramado político de ETA, que esconde un potencial político de carácter transversal, capaz de recibir votos no nacionalistas y de llegar a acuerdos con otras fuerzas de centro izquierda, dejando como polos extremos de referencia a UPN y Amaiur.

Aunque UPN-PP no ha conseguido capitalizar el vendaval Rajoy y ha perdido incluso votos, a partir de los resultados del 20-N no se infiere ni la posibilidad ni la conveniencia de una operación de sustitución del actual gobierno foral, como se ha especulado incluso antes de las elecciones. El socialismo navarro necesita rehacerse tanto como el PSOE a escala nacional, asumir sus recientes fracasos electorales y renovar su liderazgo para preservar la propia organización, antes de pensar en liderar cualquier gobierno alternativo. Geroa Bai, por su parte, tiene que demostrar que además de liderazgo tiene equipo y organización detrás, antes de poder asumir responsabilidades de gobierno. UPN como principal fuerza responsable del gobierno tiene que ser consciente de sus limitaciones actuales de discurso y de la creciente exigencia social de ejemplaridad pública en todas sus actuaciones. El 20-N abre tiempos de madurez, de moderación y de responsabilidad para todos.

Publicado en Diario de Navarra, 22 de noviembre de 2011

domingo, 20 de noviembre de 2011

España - Elecciones 20-N

sábado, 5 de noviembre de 2011

La paradoja Rubalcaba

La espera a la que nos ha sometido a todos la política de Zapatero se hizo insufrible, antes del verano, hasta para el propio presidente del Gobierno, que acabó complaciendo al líder de la oposición con el anuncio del adelanto de las elecciones generales. Comenzó la cuenta atrás, pero como si se tratara de una bomba de relojería, lo que hacía la espera más angustiosa, al persistir la amenaza del reventón de España, sin que se tuviera seguridad de llegar a tiempo para desactivarla.

El miedo al fantasma real del rescate económico de España por parte de la UE ha determinado las últimas decisiones de verdad de Zapatero: el adelanto electoral y la reforma de la Constitución para consagrar en ella la estabilidad presupuestaria. Culminó así el giro político de 180 grados del mandatario socialista, no se sabe si por patriotismo o como súplica de última voluntad para no pasar a la historia como el desvencijador de España. Iniciada ya la campaña electoral, Zapatero ha presumido en el G20 de haber evitado el rescate de España, no ciertamente de haber llegado a los 5 millones de parados, pero ese logro (que está aún por ver, la prima de riesgo de los bonos españoles increméntandose) y el anuncio del final del terrorismo de ETA le permitirán retirarse con la conciencia tranquila a León después del 20-N.

La entrega del testigo a Rubalcaba ha sido complicada y la herencia del pasado pesa mucho. Rubalcaba se presenta como la continuidad del PSOE, pero exige un ejercicio de lectura difícil. Es conocedor del lado mas oscuro del PSOE en la etapa de Felipe González, ha sido corresponsable en el presente de las decisiones del Gobierno de Zapatero –inexistentes, malas, insuficientes o tardías– hasta ayer; y ahora quiere aparecer como un futuro que nada tiene que ver con el pasado y el presente. Eso es puro voluntarismo utópico, por imposible, que contradice el realismo y pragmatismo de que hace gala.

Invoca el poder de las ideas y su capacidad de llevarlas a la práctica, aunque desde que es candidato no ha hecho más que moverse en el terreno de la izquierda demagógica, comenzando por exigir del gobierno la recuperación del impuesto de patrimonio para armar el discurso contra los poderosos, responsables de la crisis, idea fuerte de su campaña. Y mientras desde el Gobierno se exige a las Autonomías el cumplimiento de los objetivos de déficit, Rubalcaba lanza al PSOE contra la política de recortes del PP en los gobiernos autónomos, aunque sea responsable el PSOE del despilfarro o de la mala gestión de importantes Comunidades, que desde el hundimiento socialista del pasado 22-M toca ahora sanear al PP. Frente a la política de recortes del PP el maná mágico de Rubalcaba, últimamente en petición de un nuevo plan Marshall para Europa.

Rubalcaba se muestra con pocas ideas para combatir la crisis y sus efectos. La pasada Conferencia política del PSOE, opción descafeinada del congreso extraordinario con que amagó a Zapatero para forzar su designación como candidato, ha resultado en efecto poco excitante, más allá de algunos sobresaltos. La financiación de la sanidad pública española va a depender paradójicamente de quienes atentan contra su propia salud, a quienes ha anunciado una subida de impuestos (tabaco y alcohol). Rubalcaba únicamente tiene ideas para después de la crisis, pero los españoles –al límite– quieren salir de ésta cuanto antes. Se evoca el mito del 93, cuando los socialistas ganaron contra pronóstico las elecciones, pero entonces lo peor estaba por llegar. La encuesta del CIS presentada ayer es demoledora para el PSOE, augurándole los peores resultados de su historia.

Rubalcaba criticó con dureza al PP por instrumentalizar políticamente la lucha contra el terrorismo, pero él ha jugado con el final de ETA como baza electoral para evitar la hecatombe socialista. Levanta asimismo la bandera socialdemócrata para salvar el Estado de Bienestar frente al PP que se dispone a liquidarlo, pero ha perdido una buena oportunidad en la mencionada Conferencia para explicar -pues no es de esperar que lo haga en la campaña- por qué el Gobierno del PSOE ha asumido antes que nadie la bandera del neoliberalismo radical de los ochenta, porque fue Milton Friedman y la escuela de Chicago, y no discípulos de Keynes, los que propugnaron que la estabilidad presupuestaria fuera un mandato constitucional.

Rubalcaba hace guiños al movimiento 15-M para atraerse la calle, pero rehúye personalmente los actos masivos. Es partidario de listas electorales desbloqueadas, pero no quiere primarias para él. Se reconoce socialdemócrata, pero pone su nombre por encima del partido, sabedor de que la marca PSOE no vende, y cifra en sus cualidades personales su imposible victoria sobre Rajoy, como si se tratara de elegir entre ellos dos, de medir quién es mejor o vale más como jefe. Es una actitud sorprendente, si no fuera desesperada, en un líder de izquierda, y que no trae buen recuerdo histórico. El debate acordado en TV entre ambos candidatos es un premio de consolación en este sentido, aunque está por ver que Rubalcaba vaya a ser el vencedor. Por mucha predisposición a creer que se tenga, motivos para hacerlo ya no hay.

Nadie niega a Rubalcaba que sea un político inteligente, moderado, valioso y respetado. Fuera de las exigencias del guión de toda campaña, hay un mensaje y un compromiso que muchos esperan oír de él. Que si se confirmaran los peores resultados para su partido, peleará para liderar y reconstruir el PSOE. Rubalcaba reúne las cualidades del líder de la oposición que se requerirá después del 20-N. Alguien maduro capaz de dialogar y de llegar a los grandes consensos que habrán de favorecerse desde los dos grandes partidos –al margen de que el PP obtenga o no mayoría absoluta– para acometer las inevitables reformas estructurales que nos esperan. Su voluntad de entendimiento con los nacionalismos moderados no será menos útil y eficaz ejercida desde la oposición, atrayéndolos de nuevo al espíritu de consenso que caracterizó a la Transición, y que tan irresponsablemente ha arruinado Zapatero.

viernes, 21 de octubre de 2011

¿Final de qué?

ETA anunció solemnemente el 20-O, a un mes del 20-N, el "cese definitivo" de la actividad terrorista. Sin duda, esa decisión es una muy buena noticia para todos, aunque ha tenido distinto tratamiento en los medios. En la portada de hoy de Le Monde, ni aparece, lo cual es muy significativo, pese a que Zapatero y Rubalcaba agradecieron de manera particular a Francia y a su presidente Sarkozy la cooperación con España en la lucha contra el terrorismo. En España, las valoraciones del hecho, por parte de la opinión publicada, son diferentes.

ETA anuncia el cese definitivo de la violencia, pero ni se disuelve, ni entrega las armas. Es un paso necesario, pero no suficiente. ETA ha hecho de momento una buena performance. Escrito el guión (pactado o no desde hace tiempo con el gobierno de Zapatero, como algunos suponen), y después de recibir el aval de la Conferencia internacional de paz, reunida los pasados días en San Sebastián, que ha proporcionado a ETA una audiencia amplificada, su puesta en escena ha construido un relato fiel al mundo primitivo de sus creencias primordiales, justificándolas, pero que olvida a las verdaderas víctimas, pues es evidente que no cabe confundir víctimas con verdugos.

Zapatero ha exaltado el temple de la sociedad española, guiada por el estado de derecho, que permitirá que España sea "una democracia sin terrorismo, pero no sin memoria". Esperemos que así sea, ahora que contento él, ya tiene la tranquilidad de pasar en el último minuto a la Historia como el presidente que puso fin al terrorismo de ETA, al menos como un contrapunto a algo que pesa en su ánimo: que, en el marco de la Gran Recesión, se le pueda considerar también como el gran fautor del quebranto de España.

ETA no quiere desaparecer, sino transmutarse, sin bajar la cabeza, sin reconocer errores, sin renunciar un ápice a su pasado. La tranquilidad de la sociedad sólo será completa cuando ETA anuncie su disolución, afirmó ayer Rajoy, pero ETA pretende evitar esa necesidad, y hasta el tener que desprenderse de la pistola (no quiere utilizarla ya, pero la mantiene como si la organización en pleno buscara reemplearse como escoltas o ángeles guardianes de la democracia vasca).

Se insta a España y Francia (aunque este último país obvia a ETA como un problema suyo) a una negociación de las "consecuencias del conflicto", dicen los mediadores internacionales, teloneros del comunicado de ETA. ETA ya únicamente pretende una negociación técnica: la excarcelación de los presos y la desmilitarización del País Vasco, esto es, la salida de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, como si se tratara de un territorio ocupado. Ni más, ni menos, como si no hacerlo fuera a suponer un acto de venganza en contra de la justicia.

El líder del PP y previsible nuevo presidente del Gobierno encargado de gestionar la nueva situación después del 20-N, ha subrayado cómo la sociedad española ha sabido resistir al chantaje emocional de los terroristas durante décadas, y lo seguirá haciendo. La renuncia de ETA se ha producido "sin ninguna concesión y es sin duda el único camino en el futuro". La ley no es incompatible con la generosidad, pero el diálogo (no negociación) y la reconciliación debe ser seguir a la petición de perdón. ETA debe someterse a un ritual de purificación, si se quiere cerrar la brecha abierta durante tantos años, por muy pactado que pueda resultar el ceremonial a seguir.

Sin duda es buena noticia el anuncio realizado por ETA un mes justo antes del 20-N con el claro propósito de favorecer a la izquierda abertzale oficial (Amaiur) en las elecciones frente al PNV en el País Vasco o Geroa Bai en Navarra (y de paso hacer un pequeño favor al PSOE en devolución de algún servicio prestado). Está bien que ETA quiera hacer política, pero entonces que se disuelva y entregue las pistolas. La democracia es fuerte, pues ha sido ella quien ha vencido la amenaza de ETA forzándola a dar este paso. No es ETA quien está en condiciones de dar lecciones de política y democracia, sino de aprenderlas, y desde sus fundamentos.


Publicado en Diario de Navarra, 22 de octubre de 2011

sábado, 17 de septiembre de 2011

Navarra - Política de bloques

La expectativa de una nueva política en Navarra, levantada en las pasadas elecciones autonómicas, parece disiparse por la misma aceleración de los hechos. La sorpresa electoral de Bildu hacía planear la duda sobre quien tiraría de quién en el futuro, si NaBai de Bildu, ejerciendo de maestro de ceremonias en la iniciación democrática de Batasuna, o, por el contrario, si Bildu-Batasuna de Nabai, haciendo peligrar el proceso que inició en su día la izquierda abertzale con Aralar, valiente al rechazar el terrorismo de ETA. El anuncio del adelanto de las elecciones generales al próximo 20-N ha despejado rápidamente la incógnita.

Lo que fue creado a instancias de Aralar (NaBai), se quiere destruir ahora con la complicidad de los propios dirigentes de Aralar, aunque éstos sean “sacrificados” en la operación. Aralar ha cedido a la presión y exigencias de Batasuna, sin que Batasuna haya dado todavía ninguna prueba fehaciente de su desmarque de ETA. Al final se ha vuelto al principio, a la casa del padre, y por muy seguros que estén algunos de que esta vez se llegará a la tierra prometida, no sabemos exactamente de qué se trata, si de la sempiterna llamada de los ídolos de la tribu para realizar la eterna nación soñada o de la necesaria apuesta democrática hasta ahora negada.

La duda expresada es más que razonable, y prueba de ello es que la decisión de Aralar de concurrir a las elecciones integrándose en un gran bloque nacionalista, ha sido contestada por buena parte de las bases del partido y antes por el resto de los grupos de la antigua coalición: PNV e independientes. Agrupados estos últimos en la recién constituida asociación Zabaltzen, han hecho un sorprendente llamamiento a la política de principios, con un expreso reconocimiento de la diferencialidad de Navarra como sujeto político, que llama la atención frente a los intereses geoestratégicos de que hace gala la política navarra dominante. La actual situación personal y política de Uxue Barkos ha engrandecido su figura.

La formación del bloque nacionalista ha reforzado la posición tradicional de UPN. Ante una posible victoria del nacionalismo vasco en las urnas que le haga aparecer como la principal voz de Navarra en el Congreso, Barcina ha apelado a la formación de otro bloque, la coalición UPN-PPN con el objeto de frenar la expansión nacionalista. Este planteamiento ha suscitado la respuesta airada del ex presidente navarro, que había puesto su nombre por encima de las siglas del partido, postulándose como candidato para encabezar las listas, y que ha visto traicionadas las líneas políticas maestras por él definidas, que pasaban por el distanciamiento de UPN del PP, aunque haya sido Sanz el inmediato inoculador en Barcina del miedo al nacionalismo como argumento ideológico y reclamo electoral.

La política de bloques sacrifica los principios y a las personas, y para la audiencia la actitud de Sanz es vista como la de quien ha perdido el poder y la iniciativa política, y se resiste a aceptarlo. El debate principal del momento es la determinación de la potencia rectora que ha de situarse al frente de la reunión de las partes para hacer efectiva la acción del bloque como un todo. De un lado, está claro que a ese papel nunca ha renunciado Batasuna, ni va a hacerlo ahora, y Aralar lo acepta. Del otro, ha sido UPN quien se ha acercado al PP, pero el partido regionalista se esfuerza por llevar directamente la negociación con los líderes populares nacionales, obviando a los dirigentes del PPN, para dejar a salvo la percepción dentro de Navarra de que es UPN quien ejerce ya de hecho esa función rectora.

La política de bloques de UPN y Batasuna consagra una dialéctica identitaria fuertemente ideologizada que conduce por sí misma a la desaparición o marginación en Navarra de las fuerzas y actitudes más moderadas en los diferentes espacios políticos. Es algo que ha sucedido en el pasado con PNV y CDN, que se está dirimiendo ahora con los independientes de NaBai y que plantea un interrogante respecto al futuro del PSN, que pese haber sido el gran perdedor el pasado mayo, se encuentra instalado en el sistema, pero es incapaz de explicar el papel que desempeña hoy en la política navarra, a modo de convidado de piedra en el Gobierno Foral junto a un partido que pacta electoralmente con su principal adversario a escala nacional.

A todos asisten razones para justificar la dinámica de bloques. Se antoja difícil derribar telones de acero que la sociedad navarra rechaza de fondo, ansiosa de un mayor respeto a la pluralidad del cuerpo social y al roce saludable propio de la convivencia cotidiana. La política de bloques esconde siempre intereses, clientelares o de otro tipo, en la defensa del statu quo para hacer creer que nada ha cambiado o que nada puede cambiar. Pero, hablando de telones y de bloques, la historia atestigua que la política y la sociedad son constitutivamente abiertas, y que toleran no sólo cambios paulatinos sino también inesperados y súbitos, que favorecen a la postre no a las posiciones más extremas y radicales, sino a las moderadas y templadas, fuente y exponente -allá donde se encuentren- de las mejores virtudes cívicas.

Publicado en Diario de Navarra, 16 de septiembre de 2011

lunes, 22 de agosto de 2011

Rebeldes e indignados

Vivimos tiempos de incertidumbre y confusión, acompañados de evidentes signos de debilidad moral, sin que el ámbito público sea una excepción. El tiempo desordenado de la actualidad es la manifestación del relativismo cultural y del déficit crónico de virtud cívica y política que arrastramos. La crisis que nos agobia, no es exclusivamente económica; mucho antes y ante todo lo es de valores.

Desde el pasado mes de mayo, Madrid ha sido el escenario simbólico de los jóvenes 'indignados'. Se ha querido hacer del movimiento del 15M -la 'spanish revolution' llamada a extenderse por el mundo desarrollado- la conciencia crítica del malestar actual que aflige particularmente a los jóvenes, corneados por el paro. Son las víctimas propiciatorias donde las haya de la crisis, al verse desposeídos del futuro, de su futuro, el gran tesoro de la juventud.

La frescura del movimiento y el propio cuerpo y fuerza del mismo ha ido malográndose a medida que éste fue adquiriendo voz y manos rectoras. En pocas semanas y meses, el movimiento pasó de provocar la curiosidad de la ciudadanía a desafiar a las autoridades (incumpliendo el día de reflexión previo a las elecciones municipales) y a intimidar a los representantes políticos (cercando sedes parlamentarias).

Al final nadie sabe qué quieren y qué hacen estos jóvenes que ni pueden trabajar ni quieren estudiar, mitad anti-sistema por principio y mitad inquisidores en la práctica que no conciben que exista salvación más allá del Estado al hacer de él la instancia última y el destinatario final de sus propuestas inconexas, muchas de ellas vacías de contenido o impregnadas de un idealismo estéril y dogmático, que ha acabado por clamar contra la visita del Papa a Madrid que terminó ayer.

Quienes convirtieron la puerta del Sol en un campamento asambleario de ribetes sesentayochistas que arruinó, contando con la paciencia de muchos y la tolerancia de la fuerza pública, los intereses de muchos comerciantes y la imagen misma del movimiento ante los ciudadanos, han protestado ahora o se han hecho altavoz de quienes se indignan por la ocupación de espacios públicos por parte de otra juventud mucho más numerosa (cerca de dos millones) llegada de todo el mundo.

Han denunciado también la disposición de servicios públicos en favor del evento, la Jornada Mundial de la Juventud, sin valorar los evidentes beneficios económicos que ésta ha supuesto para la capital española y para los mismos sectores perjudicados por el 15M. La degeneración del 15M se ha hecho visible al vincular su propio nombre a actitudes anticlericales trasnochadas y a provocaciones violentas que no son compartidas siquiera por la mayoría de los primeros animadores del movimiento.

Aquellos que hicieron gala de protesta y rebeldía se han erigido con motivo de la JMJ 2011 en celosos guardianes del pensamiento único. Frente a la concepción del hombre, varón y mujer, como imagen de Dios, se alzan quienes hacen de sus cuerpos y de sus mentes los nuevos dioses que buscan imponer sus preceptos y reducir al ámbito privado cualquier otra creencia personal y colectiva, comenzando por la religión.

Los actos de la JMJ han supuesto una provocación sin duda para quienes creen a pie juntillas que la religión debe quedar fuera del espacio público, confinada en el reducto de lo privado. Muchos se habrán sorprendido ante estos otros jóvenes que han llenado las calles de Madrid. No pretenden una nueva unión de la Iglesia y el Estado y ni siquiera han proclamado consignas o eslóganes políticos. Tampoco han hecho gala de fanatismo, ni han hecho seguidismo de antiguos hábitos clericales.

No menos ha llamado la atención la sencillez y la cercanía de Benedicto XVI, el supuesto martillo de herejes, un Papa anciano y sabio, claro y profundo en sus mensajes, muy consciente de la situación actual de la familia humana, sobre la que ha reforzado su liderazgo moral, sin temor a ahuyentar a unos jóvenes que le han manifestado todo su cariño, como hijos de un padre común. Los jóvenes de la JMJ se han presentado alegres y divertidos, pacíficos y ordenados, preocupados por la búsqueda de la verdad, unidos en la variedad, con una estimable capacidad de interiorización, de sufrir y de compartir con los demás.

Jóvenes ciertamente inconformistas, se antojan como los auténticos rebeldes dentro de un mundo profundamente turbado y desconcertado por el propio fallo de estados y mercados evidenciado por la evolución y persistencia de la crisis. El 15M ha quedado desbordado por la JMJ en Madrid. A las imágenes de la acampada de Sol han seguido las del campamento de Cuatrovientos. Madrid ha sido el mejor escaparate de una juventud con fuerza suficiente para conquistar el futuro, lo cual es motivo de esperanza para la propia Iglesia católica y para el mundo.

La ciudad de Dios vive en la ciudad de los hombres. La religión necesariamente influye en la esfera pública en cuestiones centrales como la libertad, la justicia, el derecho a la vida, consustanciales a los anhelos de verdad y belleza que habitan en la fe y el sentimiento religiosos. Tienen fuertes motivos para dudar quienes se empeñan en defender lo contrario.

martes, 19 de julio de 2011

Espera insufrible

España se encuentra esperando no se sabe a qué. No porque nadie sepa qué le conviene a España, sino porque nadie da realmente un paso en esa dirección. Nadie es inocente, pero no todos son igualmente responsables de una situación crítica que ha desandado ya buena parte del camino recorrido colectivamente desde la instauración de la democracia y que amenaza con hipotecar el futuro de varias generaciones de españoles. En un mundo trepidante, como el que nos brinda la tecnología, la espera produce desdén, pero puede conducir del desprecio a la ira cuando esa espera se antoja sin sentido a los ojos de quienes la sufren. Una cosa es la paciencia, otra la resignación y una tercera la tontería. Y de tonterías de sus políticos, los españoles están dispuestos a admitir ya las justas.

Zapatero sigue esperando a que por arte de magia se aquieten esss aguas turbulentas que son los mercados, y las manos negras visible o invisibles que los agitan y juegan con la prima de riesgo de nuestra deuda y el déficit, poniendo a España un día sí y otro también en alerta roja. O espera cuanto menos a que una voz interior le revele los tiempos más favorables para la convocatoria de elecciones generales. Mientras tanto Zapatero no hece nada más que exigir responsabilidades ante la crisis a quien le solicita el adelanto electoral, como se pudo ver en el pasado debate del estado de la nación, ante la insistencia del PP en ese sentido. Zapatero espera, no se sabe realmente a qué ni para qué, porque cualquier argumento suyo queda inservible al minuto siguiente, y esa espera se hace insufrible.

El flamante nuevo candidato oficial socialista, Rubalcaba, se ha instalado también en una posición quasi-metafísica, por mucho que presuma de realista. Ha precipitado su salida del gobierno bien por el posible adelanto electoral, bien porque pretenda desentenderse de la gestión de la crisis, de la que ha sido hasta tan responsable como Zapatero. Su proyecto, tal y como lo ha presentado a los suyos, es para cuando se supere la crisis. Pura expectativa de futuro bajado del cielo. Con ello podrá devolver el ánimo a los socialistas más ingenuos, pero no inspira confianza alguna a la sociedad española que ve cada día como se le abre el suelo bajo sus pies, y no comprende ni admite esa espera sin sentido.

Rajoy también espera, y mientras tanto tampoco hace nada más que reconcomerse pensando en que aunque este tiempo de inacción seguramente le favorezca electoralmente, es angustioso y enormemente costoso para el país. Porque si no lo pensase sería cómplice de esta situación, y el más miserable de todos en el juicio final, con minúsculas, que con perspectiva habrá que hacer de este desangrante compás de espera, después de la enorme responsabilidad que los españoles, a la desesperada, han confiado al PP en las pasadas elecciones autonómicas y municipales. Pero in spes contra spem, y tal como vienen las cosas aún tendremos que sufrir, cuando sea, una campaña electoral a la medida de nuestros políticos a costa de los trajes de Camps y el Faisán de Rubalcaba, ahora que hay juicios al respecto a la vista, a no ser que asome de improviso por alguna parte un gramo de grandeza.

viernes, 3 de junio de 2011

Navarra - Nueva política

Tras las elecciones municipales y autonómicas del pasado 22-M, todos o casi todos en Navarra se han sentido vencedores. UPN se ha alegrado porque ha vuelto a ganar las elecciones y se congratula de doblar en escaños al siguiente partido con representación parlamentaria. El PP no ha dejado de calificar de históricos sus resultados, y en verdad lo son porque por primera vez se hace presente en las instituciones con su propia marca. NaBai se muestra satisfecha de haber resistido heroicamente en el Ayuntamiento de Pamplona y de que el conjunto de la izquierda abertzale haya ganado posiciones con respecto a 2007. Izquierda-Ezquerra celebra también su vuelta a ese mismo ayuntamiento, por más que sea de la mano de Batzarre. Y Bildu está realmente entusiasmado de haber dado la gran sorpresa en estas elecciones.

Pero, por mucho que nos guste la fiesta, no todos están felices. CDN, como estaba escrito, ha desaparecido del Parlamento de Navarra sin que nadie entonara en la noche electoral un réquiem por ellos, ni haya lamentado la pérdida de lo que durante 15 años ha constituido posiblemente el mejor ejemplo de política inteligente en Navarra. La situación del PSN, por último, es realmente comprometida. Puede argumentar, como Zapatero en el contexto español, que el culpable de sus males es la crisis. Pero la crisis del PSN viene de lejos, de los casos Urralburu y Otano, y en la posición que le han dejado los resultados obtenidos, no tiene fácil arreglo. En otro contexto, ser llave del gobierno puede proporcionar un enorme poder; en el nuevo escenario navarro, es posible que resulte un interminable tormento antes de llegar a lo peor.

Al margen del guión y de la puesta en escena realizada en su momento, el éxito de la estrategia de ruptura de UPN y PP, diseñada por Miguel Sanz para asegurar con perspectiva de futuro la estabilidad del Gobierno Foral, es más que discutible a la vista de estos resultados. La actual fuerza del centro derecha (UPN+PP=23) ha disminuido con respecto a 2007 (UPN+CDN=24) al igual que la de los llamados a entenderse juntos por siempre (UPN+PSN, que retroceden de 34 a 28 parlamentarios, dos arriba de la mayoría absoluta). Si la alianza estable de UPN con el PP maniataba a los regionalistas impidiendo su libertad de entendimiento con el PSN (y así se argumentó para la ruptura del pacto), la necesidad de un entendimiento futuro de UPN con el PP (tanto en Madrid, si el PP ocupa como es previsible el Gobierno de España, como en Navarra, para asegurar llegado el momento la política del Amejoramiento), no dejará en mejor situación a los socialistas navarros.

La política anti-nacionalista que ha nutrido históricamente el discurso de UPN, y que ha guiado las previsiones sucesorias de Miguel Sanz, refuerza al nacionalismo (NB+Bildu=15, frente a los 12 anteriores de NB), no a UPN, y menos al PSN (-3). El voto del miedo habitual en la derecha, potenciado por la decisión política del Tribunal Constitucional sobre Bildu, posiblemente explique que UPN haya conseguido algún escaño más (voto útil en detrimento del PPN) de los pronosticados por las encuestas antes de ese momento, pero esa reacción ha beneficiado muchísimo más paradójicamente al victimismo de que ha hecho gala Bildu. Todos han apelado desde el 22-M a la responsabilidad del PSN, pero nadie se ha hecho cargo verdaderamente de la alternativa en que se encuentra: el suicidio político si optase por el llamado ‘gobierno de progreso’ (que requiere el apoyo de Bildu), o resignarse a ser comparsa de UPN en la política navarra. Haga lo que haga el PSN, no le favorece a corto plazo. Que pudiera o no entrar en un gobierno de coalición con UPN es una cuestión menor, pues es sabido que en cualquier coalición sale reforzado el partido que la dirige, y castigado el otro.

Esta lectura de los resultados del 22M exige de todos una nueva política en Navarra. Es ante todo la hora de Bildu. La fuerza con que ha irrumpido, llevándose por delante a Aralar en el País Vasco, intranquiliza sin duda sobre quién tirara de quién en Navarra: si NaBai de Bildu, o Bildu de NaBai, supuesto este último que supondría un claro retroceso en el costoso proceso recorrido por la izquierda abertzale con NaBai (puesto que EA actualmente apenas proporciona a Bildu un escaso número de dirigentes). Pero también UPN, que como partido mayoritario de Navarra revela en sus bases una evidente pluralidad, debe hacer un esfuerzo por encarnar una nueva política mucho más sensible al reconocimiento real de la diversidad social y cultural de Navarra. El nuevo liderazgo de Yolanda Barcina, si consciente de su misión afirma su propia personalidad política para traducir el carisma en eficacia histórica, puede favorecerlo y eso, sin duda, facilitará las cosas al PSN que tiene como primera tarea la recuperación de su propia autoestima y de su identidad, perdida en algún lugar de su laberinto.

Publicado en Diario de Navarra, 25 de mayo de 2011

domingo, 29 de mayo de 2011

K.O y tongo

Lo que estaba ahí, lo que se sabía que iba a pasar, se ha hecho evidente en y después de las elecciones del 22-M. La derrota del PSOE ha sido por K.O., rotunda, sin paliativos, histórica. Zapatero, en un gesto valorado, salió a dar la cara en la noche electoral. Las elecciones municipales y autonómicas se habían convertido en un plebiscito sobre su persona y sobre su política, aunque quiso evitarlo anunciando tarde que no repetiría como candidato en 2012. Zapatero la noche del 22-M quiso encarnar la derrota hasta cierto punto, porque responsabilizó a la crisis de ella, y claro, la crisis no puede asumir responsabilidades políticas. A los pocos días, en su primer cruce con Rajoy, volvió a referirse a las 'circunstancias' negando que él o su gobierno tengan que ver algo con la pérdida de 'confianza' en España.

No ha habido ningún consuelo. Si el PSOE llega a gobernar en alguna autonomía no será por méritos ni votos propios, ni siquiera en Extremadura. Castilla-la-Mancha, Asturias, Aragón, todas las capitales andaluzas: la hecatombe del PSOE se ha producido donde más puede dolerle. La broma del TC sobre Bildu, que ha irrumpido con enorme fuerza en Navarra y País Vasco, ha hecho tambalearse al propio lehendakari López. El PNV no ha tardado en pedir su dimisión y hasta ha sembrado de dudas su disposición de seguir sosteniendo a Zapatero en el Parlamento, a pesar de que después de la decisión del TC el partido nacionalista sacó pecho para declarar que había hecho lo que se puede contar y lo que no para lograr que Bildu estuviera en las elecciones, y que 'suspendía la suspensión' del apoyo político con que había amenazado al gobierno en caso contrario.

Pero Zapatero ni siente ni padece, porque trabaja para la gloria, para salvar de los infiernos a que nos ha llevado a todos, su propio nombre. Insensible a lo que ha provocado, rechazó de entrada cualquier posibilidad de adelanto electoral para emplearse a fondo en las reformas que España necesita, pero que hasta ahora sólo ha impulsado tarde y mal. Su escasa capacidad de entender y de embrollarlo todo se ha manifestado también en su intento de continuar el juego de las primarias, que únicamente cabía comprender desde una sorprendente voluntad de ceder el testigo a Carme Chacón, y que Rubalcaba ha cortado en seco, porque nunca ha estado dispuesto a perder el tiempo con unas primarias como condición previa para subirse a una locomotora sin rumbo que para colmo sólo él es capaz de controlar.

Zapatero, una vez más, dice una cosa y hace o asume la contraria sin pestañear. El discurso de la democracia interna del PSOE frente al 'dedazo' del PP para elegir sucesor ha durado un suspiro. Lo que le ha costado darse cuenta a Zapatero de que sin el consentimiento de Rubalcaba no aguanta al frente del partido ni del gobierno. Patxi López, próximo a Rubalcaba, le sirvió el mensaje en forma de petición de celebración inmediata de un congreso del partido donde se renovaran los cargos y el proyecto. Tal posibilidad, apartando a ZP de la secretaría general, abría asimismo la puerta al adelanto de elecciones generales, pues no tendría sentido para su propio partido -sin ser candidato ni ostentar autoridad orgánica alguna- la permanencia de Zapatero en el gobierno.

Con muy pocas palabras el lehendakari López, con el respaldo del PSE, humillaba con frialdad a Zapatero como ZP ha humillado a López a costa de sus relaciones y concesiones directas al PNV, y el PNV a López pidiendo su dimisión como consecuencia de los resultados municipales vascos. A partir de ahí la ceremonia de la confusión no ha hecho más que aumentar. Quien no había hecho más que dar un paso adelante en la intimidad, Carme Chacón, se ha visto forzada a dar públicamente un paso atrás, renunciando a presentarse a unas primarias que nadie había convocado. Y quien había prometido ser neutral en ese proceso, Zapatero, se adelantaba ayer a presentar y defender a Rubalcaba ante el comité federal del PSOE como su sucesor.

Más que golpe de Rubalcaba, lo que ha habido es tongo. Zapatero, seriamente golpeado desde hace más de un año, ha debido y tenido oportunidades de dimitir antes del 22-M, y hasta de elegir la manera de hacerlo, como he comentado alguna vez aquí, para que esa salida no perjudicase ni al país ni al PSOE. La situación a la que se ha llegado es la más absurda. Se acepta que un ZP groggy permanezca amarrado al timón para no caer, y quienes conviven dentro del gobierno y son corresponsables de su falta de dirección política, tanto Rubalcaba como Chacón, son quienes se postulan como expresiones de sendos proyectos de renovación y cambio profundo, al parecer incompatibles entre sí. No han sido capaces de hacerlos valer durante años dentro del actual gobierno al que pertenecen, pero no se sabe bien por qué uno de ellos, Rubalcaba, sin prescindir de quien marca la política del gobierno y del partido, Zapatero, va a conseguirlo ahora en unos pocos meses.

Claro, a no ser que haya algo que pueda unir a Zapatero, Rubalcaba y López en sus respectivos intereses inmediatos, lo que de existir fortalecería la sensación de tongo. Y puede que exista, pues es evidente que no habría sucedido nada si Bildu no se hubiera presentado a las elecciones y tuviera que haber acreditado de aquí a las elecciones autonómicas vascas su fe democrática. Pero la presencia de Bildu en el escenario (sobrevenida por el exceso de celo político del TC, o por el 'imperativo de las circunstancias' que tanto valora actualmente el presidente Zapatero) fortalece la vía de la negociación para el final de ETA. Se puede y se debe reprochar, a todos, PP y PSOE, que se quiera instrumentalizar con fines partidistas el terrorismo. Pero la cuestión fundamental no es esa sino otra: ¿qué se puede negociar con ETA a estas alturas?

viernes, 6 de mayo de 2011

TC Bildu

El hecho es claro: una y otra vez, por enrevesado que pueda ser el camino, están en las elecciones. ¿Quiénes? Los que no se atreven a cortar amarraras con ETA. Solos o acompañados, con un nombre u otro, en mayor o menor número, pero acaban estando y acaban haciendo el juego a ETA, y dificultan su final. ETA, Batasuna, Sortu, Bildu. En el principio siempre está ETA y ETA, que no es el Verbo sino la Violencia, no puede tener legitimidad democrática alguna.

El Tribunal Constitucional ha enmendado sorprendentemente la plana al Tribunal Supremo, que había fundado su decisión contraria en la investigación y en las pruebas recogidas por las Fuerzas de Seguridad del Estado. El TC está a otra cosa. Si fuera verdaderamente TC estaría a lo fundamental y nos sentiríamos tranquilos y aliviados. Pero como hace tiempo que no se trata de un Tribunal Constitucional sino de uno Político-Constitucional, pues entonces el sentimiento de preocupación o de vergüenza cunde y con razón.

El voto de los magistrados, como nos tienen acostumbrados, ha sido político. El pleno no ha tenido ni tiempo de estudiar a fondo las razones del Supremo. Da igual. Los magistrados propuestos por el PSOE (con la excepción de Manuel Aragón, que le salió rana en tiempos del Estatut, y de ahí la urgencia que tenían los socialistas para forzar la renovación parcial del tribunal y aumentar los efectivos "progresistas") han votado a favor de la presencia de Bildu, y asunto concluido.

Zapatero ya puede dormir tranquilo, que estaba muy preocupado con la amenaza del PNV de retirarle el apoyo parlamentario si Bildu no estaba en las elecciones. El escenario era terrorífico para Zapatero: fenomenal batacazo del PSOE en las elecciones autonómicas y municipales, como presagia la encuesta del CIS publicada ayer (el anuncio de la retirada de Zapatero queda sin efecto), y soledad parlamentaria que no le dejarían otra salida que precipitar la convocatoria de elecciones generales para el próximo otoño.

Pero el terror de ETA sigue guiando los pasos de la izquierda abertzale radical, con la anuencia no sólo de algunos partidos nacionalistas, sino a la postre del propio Rubalcaba-Zapatero, por mucho que se hayan querido cubrir las apariencias con la escenificación de la presunta iniciativa del Gobierno y de la Fiscalía en contra de las listas de Bildu. Esto es lo que percibe la ciudadanía y lo que resulta cada vez más difícil de aceptar, sobre todo si se pretendiera jugar de nuevo la carta de la negociación política del final de ETA en beneficio partidista.

sábado, 9 de abril de 2011

Interinidad y descomposición

Zapatero, a un año vista, ha anunciado que no repetirá como candidato en 2012. Qué arrojo, qué enormidad. O estamos ante un genio de la prospectiva, o lo que sucede al aún presidente del gobierno y secretario general de su partido es que es un ciego consumado y además bastante caradura. ¿Por qué hace lo que hace, que es no hacer nada? Esa decisión, que ni siquiera ha podido contar con el factor sorpresa, no aporta nada a la disminución del paro del mes en curso ni a la solución de ninguno de los grandes problemas del país. El anuncio, por lo demás, es sorprendente cuando en el horizonte inmediato lo que se avistan son unas elecciones autonómicas y municipales a las que de ningún modo se iba a presentar ni podía ser candidato. 

Zapatero se quiere ir con el mérito de no haber perdido ninguna de las elecciones a las que se ha presentado. De nuevo, qué enormidad para la Historia. Zapatero no ha querido que las elecciones autonomicas y municipales de 2011 se planteen como un plebiscito sobre su persona, pero no podrá evitar que lo sean sobre su política, ni podrá paliar con su anuncio la debacle electoral del PSOE en mayo, que se anuncia histórica, esto sí. El cortoplacismo y las miras partidistas es el único resorte que sigue funcionando en Zapatero. La situación de interinidad saliente en que se ha instalado y quiere instalarnos es insólita y bastante pueril, por demás.

Pensando no ya en España, sino en su propio partido lo que tendría que haber hecho es dimitir: si no de la presidencia del gobierno, para evitar unas primarias sangrientas, de la secretaría general del partido, para ser realmente neutral en el proceso de elección del sucesor. El ya no estoy pero sigo estando de figura estante y con ganas de figurón sólo puede traer desconcierto, confusión y a la postre descomposición en su propio partido, como ya se está produciendo en Andalucía. Si con el gran anuncio pretendía un revulsivo en su partido, lo único que se ha producido por el momento es un gran retortijón que anuncia males mayores, porque por mucho que Zapatero pretenda hacerse invisible, no puede autoeximirse de cualquier responsabilidad pasada, presente o futura.

No se puede hablar de la sucesión hasta después de las elecciones de mayo, pero el anuncio se hace antes, para intentar detener la caída y para evitar tener que presentar la dimisión después. Pero no pasa nada, todo es normal y todo debe hacerse a su debido tiempo (¿?). Rubalcaba debe estar feliz con el gran estratega. Rubalcaba a esta alturas de su película política no está para disputar unas primarias a nadie y menos a una niñata, en el sentir de algunos, que no sabe siquiera qué sabe hacer bien, pero Chacón no tiene nada que perder e irá a por todas. Si no hay arreglo previo -lo que podrá verse como tongo en el gran festival de la "democracia y democracia" a la que invita Zapatero dentro de su partido cuando hay más de un candidato que aspira al poder interno- habrá descomposición.

¿Este espectáculo y este desgaste al que somete a su propio partido, es preferible para España en estos momentos a la propia dimisión de Zapatero como presidente del gobierno? Si Zapatero es consciente de que él es un problema, como parece deducirse de su anuncio-decisión, se ha quedado muy corto. Lo de menos es que sea un problema para su partido. La cuestión es que sigue siendo un problema para la salida de la crisis profunda y general que sufre el país. Y para eso, un año, el año que dice que resta para el fin de la legislatura, se antoja una eternidad, que nadie y menos Zapatero puede afrontar, porque no solamente ha reconocido que no tiene la conciencia tranquila, sino que ha demostrado que no puede hacerse respetar.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Una de guerra

En lo que queda de Zapatero ya sólo faltaba ver una de guerra, y ya la tenemos, aunque el otrora pacifista y defensor de la alianza de civilizaciones con mayúsculas se resista a emplear el término. Oficialmente España participa en una misión humanitaria desenvuelta dentro de una operación militar que se emplaza dentro de una guerra. Guerra no, pero sí, para entendernos.

Zapatero se fue a Túnez antes que nadie a presumir de la Transición democrática española que ha ninguneado en sus años de gobierno. Cuando los rebeldes libios se alzaron contra Gadafi no dijo ni hizo nada. Pero como los lideres occidentales habian desahuciado al Coronel y el Coronel estaba machacando a los libios, Obama, Sarkozy y Cameron no tuviron más remedio que intervenir en el último minuto, y Zapatero no pensó que se pudiera hacer otra cosa, a pesar de que la señora Merkel, que es quien le pone los deberes últimamente, dijo que no, que Alemania no se sumaba a la operación. Pero claro España no tiene el peso de Alemania, ni siquiera el que tenía antes de que Zapatero llegara al poder (delirios de grandeza de Aznar aparte), y Zapatero en esta tesitura no puede hacer lo que quiera. Se puede ver así, desde la debilidad, aunque desde la debilidad y la crisis galopante que sufre, todo el mundo entendería que España se hubiese limitado a dejar utilizar sus bases por la Coalición sin necesidad de participar, ni mucho ni poco, en las operaciones militares.

O sea que Zapatero ha querido su guerra, al igual que Sarkozy necesitado de protagonismo, para recuperar imagen y visibilidad internacional en momentos bajos de credibilidad (y de autoestima personal en el caso del español, porque en esto el francés continúa sobrado). Antes de que nadie le hubiese preguntado nada, Zapatero manifestó que España tendría un papel importante en la misión. Y adentro, sin esperar a conseguir la autorización del Parlamento, que él mismo se había empeñado en exigir para cualquier intervención militar cuando llegó a Moncloa y retiró de inmediato las tropas españolas de Irak, que no participaron en la guerra contra Sadam, sino en la reconstrucción posterior del país, aunque Aznar prestara apoyo político a esa guerra desde el comienzo. Zapatero está participando en la guerra y prestará apoyo político sea cual sea la fórmula de dirección política que se decida más allá de la coordinación militar. Pretender encontrar rasgos de coherencia en el actuar de Zapatero a estas alturas es sencillamente imposible y apenas tiene ya interés puesto que se trata de un personaje en liquidación.

Aznar valoró las posibilidades que podían abrirse para España con la reconstrucción de Irak. Los aliados se cuidan mucho ahora de transmitir  la imagen de una guerra por petróleo, o incluso de que se trata de abatir a un dictador, aunque todos reconocen -comenzando por Obama- que mientras Gadafi se mantenga en el poder, persistirá la amenaza contra la población civil a la que se trata de proteger. No se sabe qué va a pasar entonces, ni cuánto va a durar el conflicto, ni si será necesaria una intervención o permanencia terrestre (sería razonable si se quiere paliar la catástrofe humanitaria), y a nada de eso pudo responder Zapatero ayer en el Parlamento. Los españoles mientras tanto hacen sus cálculos, porque a mil litros de combustible la hora de vuelo de nuestros cazas F-18, en buena lógica, si Zapatero fuera coherente, habría que rebajar la velocidad en las autopistas y autovías españolas no a 110 sino hasta los 60 km/h para ahorrar, porque se supone que las arcas están vacías y de combustible andamos justo y no podemos malgastar. Claro, que igual lo estamos cobrando por adelantado a cuenta de la nueva Libia. La que se va a armar.

domingo, 27 de febrero de 2011

Un paso al frente

Mientras Libia se debate entre un régimen corrupto y sanguinario y la lucha por la libertad, por la esperanza al menos de libertad, si el islamismo radical no la desbarata, en España la ministra de defensa Carme Chacón ha dado un paso al frente. No para denunciar de inmediato los atropellos del sátrapa Gadafi, ni para plantear la ayuda humanitaria de España a la población civil bombardeada por el dictador Libio que huye a refugiarse a Túnez u otros territorios a salvo: no, el paso al frente dado por nuestra joven comandanta es para postularse como sucesora de Zapatero, a quien también considera de retirada.

Se veía venir. Hace tiempo que había hecho señales de humo. Ahora lo ha dicho por las bravas, sin alzar la voz ni variar el tono monocorde que la caracteriza, que no es el más apropiado para ejercer el mando. La guerra cambia amigos por enemigo y viceversa, cualquier alianza es buena si sirve para ganar, y a eso se aplica la aprendiz de estrategia militar en sus contactos con los jefes de estado mayor. La ex vicepresidenta De la Vega ha hecho frente común con quien aspiró al cargo para juntas combatir al actual vicepresidente acorazado Rubalcaba.

Chacón quiere primarias. Los grandes títulos que esgrime para vencer son ser mujer, catalana y esposa del ex secretario de comunicación. "España está preparada para tener una mujer catalana de presidenta", ese es su gran lema, que seguramente entusiasmará y movilizará a los votantes socialistas y españoles. Por si no bastara, es la protegida de Zapatero, y como a estas alturas eso igual es mejor no decirlo, pues no pasa nada porque también es la preferida de Felipe González, a quien ha dado clase de catalanismo, y se afana ahora en citar porque para eso han publicado juntos.

Que tiemble Rubalcaba si piensa que cuenta con el favor del felipismo. Y además tengo 40 años que es la edad ideal (en España) para presidir el gobierno, piensa ella, y si no que se lo pregunten a Suárez, a Felipe, a Aznar, al propio Zapatero. Cuántos méritos incuestionables, ciertamente, para afrontar la delicada situación de España, aunque nos quejamos de vicio, puesto que somos unos afortunados realmente cuando observamos lo que sucede al otro lado del mediterráneo.

Rubalcaba, mientras tanto, hace cuentas de lo que puede suponernos el jaleo tremendo de Libia y ya nos ha rebajado la velocidad de los vehículos en las autovías y autopistas para ahorrar combustible y de paso aumentar las arcas del estado a base de multas, que ya sabemos por el responsable de la Dirección General de Tráfico que poner radares en las carreteras secundarias no es rentable. Ay, si hubiera mostrado la misma diligencia Zapatero a comienzos de la crisis, o incluso un poco después. Y por si no estaba claro, Gadafi es amigo de Aznar.

sábado, 12 de febrero de 2011

Menos de 100 días

Egipto se ha echado a la calle y Mubarak no ha podido resistir, por dispuesto y decidido que estuviera a continuar, después de 30 años. El ejército se ha negado a disparar sobre la multitud, pero la transición en manos del ejercito, por mucha esperanza que tenga puesta el pueblo en él, es incierta. La ola de cambio, en cualquier caso, está sacudiendo al mundo árabe, primero Túnez, luego Egipto, ahora Argelia: la alianza de civilizaciones pasa por la afirmación democrática, y por el apoyo explícito al cambio democrático. La protesta y el ciberactivismo no tienen fronteras.

Eso es lo que preocupa a Rubalcaba en España hace tiempo, y ahora con más motivo. Que estalle la protesta social y que se lleve a Zapatero y al PSOE por delante antes de tiempo. Nadie sabe el aguante de este país, pero que quienes manejan los datos y las encuestas estén preocupados, es señal de que estamos al límite, y de que se piensa que las cosas todavía pueden ir peor. Rubalcaba está preocupado, pero Zapatero se dedica a gastar cuatro millones en propaganda institucional para vender la rebaja de las pensiones como un gran pacto social.

Como si estuviéramos ante un nuevo Adolfo Suárez y unos nuevos Pactos de la Moncloa, que si no fuera porque vino la alemana Merkel al día siguiente a revisar los deberes realizados y a ponerle un positivo, igual alguno hubiera pensado que nuestro Zapatero volvía a volar por sí solo. Aquí, dentro del corralito del PSOE, nadie vuela ya, ni siquiera Rubalcaba que está tocado del ala con el nuevo rumbo que ha tomado el caso Faisán, inoportuna reapertura de la investigación del chivatazo de ETA durante la pasada tregua, ahora que estamos en otra y que una nueva marca de Batasuna, Sortu, pretende presentarse a las elecciones municipales dentro de 100 días.

Los últimos días de Zapatero, si es que llega. El mito de Suárez es invocado por analistas árabes para atraer algún mirlo blanco que haga posible el milagro -el trabajo necesario- en los distintos países que se hallan en proceso de cambio. El mito de Suárez, a quien tanto se hizo sufrir, sigue vivo en España. La llamada operación Rubalcaba para suceder a Zapatero es muy poco clara y seguramente tiene escaso futuro. Es muy poco clara, porque no se sabe de quién parte, si de Zapatero o del propio Rubalcaba y el entorno prisa-felipista. Y tiene poco recorrido, porque no es fácil suponer que un PSOE en descomposición vaya a aceptar esa solución de pasado. El fantasma de UCD acecha a los socialistas.

Con independencia del cerco que el PP ha lanzado sobre quien parecía nuevo hombre fuerte del gobierno, si consultáramos la historia reciente y no queremos imitar el dedazo de Aznar, la única posibilidad de que Rubalcaba pudiera suceder a Zapatero como cartel electoral del PSOE es que Zapatero anuncie, no su renuncia a la reelección, sino su dimensión como presidente de gobierno, como hizo Suárez en vísperas del 23-F dando paso a Leopoldo Calvo Sotelo. Si no es estando ya en el poder, difícilmente le van a dejar esa oportunidad, y aun así no podrá asegurarse el control del partido, al igual que ocurrió con UCD. Sería paradójico, por otra parte, que quien quiso desprenderse del felipismo diera paso al final de sus días a quien mejor conoce todo el fondo de armario de Felipe González.

Pero aunque así fuera, no es fácil pensar en otro modo de evitar unas primarias. Zapatero se aniquilaría del todo a sí mismo si, en circunstancias distintas, se opusiera a conceder a alguien dispuesto dentro del partido la oportunidad que él tuvo para alzarse con el liderazgo del PSOE. Puestos a dimitir la ocasión sería después de las municipales, si se cumplen los pronósticos catastróficos que pesan sobre los socialistas. Quedan menos de 100 días, si es que antes no estalla la protesta social que le quita el sueño a Rubalcaba, como ministro del interior, y como Elegido, aunque no se sepa muy bien de quien y por quien. Mubarak ha durado 18 días, ¿cuántos duraría Zapatero si todos los que están sufriendo en sus carnes las consecuencias de su ceguera y de sus errores se echasen a la calle?

sábado, 22 de enero de 2011

Tribunal Político Constitucional

Deberíamos estar orgullosos. El Tribunal Constitucional ya tiene nuevo presidente, y además es juez de carrera, Pascual Sala. El garante de la Constitución, garante a su vez de las reglas del juego, está despierto y vigilante. Qué tranquilidad en medio de la noche. Deberíamos estar orgullosos, pero no lo estamos. España no tiene un Tribunal Constitucional. Tiene uno Político Constitucional.

La anterior presidenta Casas tronó en su despedida contra los partidos políticos por no respetar la Constitución, y fue aplaudida y comentadas sus palabras por los sabios, ella que fue abroncada públicamente por la ex vicepresidenta del gobierno de la Vega, ofreciendo una pobre imagen de la independencia del alto tribunal durante su mandato.

El problema no es que los partidos tarden en ponerse de acuerdo sobre los nombres del TC que han de renovar las cámaras. El problema es la vuelta de tuerca al sistema de elección forzada por Zapatero, y el cinismo con que se actúa. El problema es la politización del tribunal, la presión política que se ejerce sobre él y la naturalidad con que se aplican desde fuera las etiquetas progresista y conservador a sus miembros.

Para que parezca normal la dinámica de bloques como norma de funcionamiento. Pues no lo es, ni tampoco sostenible, ahora que tanto nos gusta el término. Se oculta la viga para señalar la paja, la cabezonería de los partidos en determinados nombres, como si el problema se redujera a un nombre y en su rechazo quisieran evitarse todos los males de la politización.

Los sectores afines al PSOE han cargado sobre el PP la responsabilidad del retraso de años en la renovación parcial del TC. Fieles a la lógica de bloques, y con la esperanza puesta en ella, defendieron incluso que el Tribunal se renovara urgentemente ante el fracaso de las primeras ponencias más favorables al Estatut catalán, para que no se desbarataran sus propósitos.

Y se habló de traidores, como Manuel Aragón, que han pagado en el presente su desafecto, viéndose privados de la presidencia. Ahora preocupan las futuras sentencias sobre el aborto y el matrimonio homosexual. Urgia el desbloqueo de la renovación en el senado y posiblemente no urja tanto que se proceda a ello en el congreso, ahora que la mayoría y su nuevo presidente basculan hacia el lado progresista.

Unos dicen sin pudor que el presidente electo era el candidato de Rubalcaba o que tal puesto es un tributo a los nacionalistas catalanes. Otros contestan con cierta ingenuidad, cuando se les pregunta sobre qué harán ante determinadas leyes si llegan al gobierno, que primero valorarán lo que señale al respecto el TC.

Esta es la gran pantomima que presencian los ciudadanos. Por una parte, se quiere trasladar sobre el TC la lógica más puramente partidista, a costa de la propia división de poderes que consagra la Constitución. Por otra, todos hemos de actuar como si no existiera esa politización ni esa presión y fuera realmente una instancia independiente por encima de los políticos.

El problema no es únicamente español pues, en último término, responde a una diferencia de fondo entre la cultura política norteamericana y la cultura política europea de matriz francesa: la piedra angular que define la Constitución para la primera, es desplazada por el concepto de soberanía en la segunda, con efectos históricos conocidos (la partidización jacobina y la inherente debilidad institucional).

Pero eso no quiere decir que los españoles y sus políticos no tengan nada sobre que reflexionar: a la desafección existente entre los ciudadanos hacia la clase política comienza a unirse la desafección a las instituciones. Y esto no se soluciona con un suspiro. Cuántas cambios tendrá que acometer el nuevo gobierno, y cuántas cosas tienen que cambiar antes, para que esos cambios sean posibles.

lunes, 10 de enero de 2011

Cascos, truenos y centellas

El señor Álvarez Cascos, ex político de Aznar, ha cogido una buena porque el partido no lo quiere como candidato del PP en Asturias, y no lo quiere porque el señor Cascos quería pasar del partido y hacer y deshacer a su antojo, haciendo gala de sus modales autoritarios. Algunos lo querían si no como Caballo de Troya al menos como chichonera para cuando hiciera falta contra Rajoy. Pero ahí se ha quedado, compuesto y sin candidatura. Pretender levantar la bandera de los críticos cuando las encuestas glorifican al actual líder del PP -con casi veinte puntos de ventaja sobre los socialistas- es todo menos inteligente, pero en fin, no han faltado supuestas cabezas como la del director de El Mundo que han anunciado a varias columnas el triunfo de Cascos si se presentara en solitario a la aventura electoral.

Es como lanzarle por el despeñadero, pero seguramente nadie, ni siquiera su amiga Esperanza Aguirre, hará nada por impedirlo, para no dejarse arrastrar por él. El suicidio político cuando ya nada se es ni se tiene puede aparecer como la única salida posible para determinados espíritus. Y en política nadie tiene la obligación de evitarlo, a no ser que el interfecto pueda llevarse al partido o -lo que es peor- al país detrás consigo, lo que no es el caso de Cascos en estos momentos. Cascos hizo gala de su poder y se le cortejó en otros tiempos, comprometiendo la imagen del PP, como sucedió con ocasión de su boda civil por todo lo alto, acontecimiento simbólico que sólo pudo olvidarse por superación con la boda religiosa de la hija de Aznar en El Escorial, lo que terminó de socavar los cimientos del refundado PP.

Si el ex vicepresidente y ex ministro de Fomento con Aznar prestó servicios también ha causado daños, y ahora está pagando los platos o los cascos rotos. Nadie es imprescindible, y menos cuando se ha ido y quiere volver. Situación distinta es la del actual presidente Zapatero, que no quiere irse y su suicidio político puede dejar laminado -además de al país- al partido, mucho más que cualquier vieja apisonadora tipo Cascos. Por eso, si los críticos de Rajoy y amigos de Cascos callan ahora ante la salida de tiesto del asturiano, los truenos sin embargo comienzan a oírse cada vez más fuerte en el PSOE y cerca de Zapatero, contra quien va dirigidos. Pero nada, él firme, y si la tormenta de la crisis se empeña en seguir sumiéndonos en la oscuridad, siempre quedará como baza política personal la última centella de ETA, diga lo que diga Rubalcaba, que ya ha dicho hoy que el comunicado emitido esta mañana por los encapuchados no es el que cabe esperar.