jueves, 23 de diciembre de 2010

El secreto de Zapatero

Continuamos en estado de alarma preventivo, si es que eso tiene algún sentido, pero debe tenerlo aunque se nos escape, porque sus señorías así lo han decidido, y ya se sabe que en este país Saber y Poder caminan juntos, o lo han hecho hasta ahora por obra y gracia de Zapatero. Bien es verdad que el fracaso de la Ley Sinde en el parlamento ha sembrado la alarma entre los Autores, pero -por paradójico que resulte- tal vez sea ese el camino para recuperar al Parlamento y conseguir salir del estado generalizado de alarma en el que nos encontramos.

La alarma cunde también en el PSOE al ver cómo los mercados se ceban con Zapatero y ponen a España en una situación imposible. Aquí las únicas rebajas que vienen son las de la calificación de la deuda, y el futuro se pone por las nubes, inalcanzable. Los grandes políticos del PSOE parece que sólo saben hacer política de partido y juegan a posicionarse para suceder a Zapatero, poniéndose zancadillas entre sí. Al vampiro Bono le ha dado por hablar de liebres como conspicua metáfora para referirse al sucesor.

Alaba a Rubalcaba pero quiere convertirlo en liebre que se agote para acelerar y lanzar su carrera, la de Bono, aunque diga Bono -como siempre- que se va o se autodescarta. No está Zapatero para símiles atléticos, que ni siquiera le van bien las cosas como ministro de Deportes, después de la Operación Galgo de antidopaje, que por mucho que diga el PP que fue una cortina de humo para restar portada a la débil situación de Zapatero, el hecho es que tampoco le deja bien, tanto como quiso envolverse personalmente en los logros del deporte español.

Zapatero es un ser cada vez más misterioso. Él mismo se atreve a hablar de su misterio y de su secreto. No es el de Fátima, pero para el PSOE tiene todo el aire de revelación. Lo que hará (si se presentará o no a la reelección) ya lo saben dos personas, se supone que para tranquilidad del partido y desasosiego del resto, pero el efecto está siendo el contrario, porque los ciudadanos han dado ya la espalda a Zapatero, y esas actitudes de Zapatero no hacen sino aumentar la alarma dentro del partido.

Con todo, que haya paz. Feliz Navidad y lo mejor para todos en el 2011, que con la que está cayendo es como decir que el Niño Dios te la ampare buena. Pues eso. Zapatero ha invocado el espíritu navideño para la defensa colectiva del euro. Esperemos que ese espíritu tenga también otros efectos y nos haga ponderar otros misterios seguramente mucho más reconfortantes para todos que el que encierra el insondable secreto de Zapatero, que a estas alturas no puede ser ya buena nueva para nadie, ni mal que le pese salvador siquiera para su partido.

viernes, 10 de diciembre de 2010

Manu militari

Si la política hubiera que verla desde la perspectiva del héroe que pugna por serlo en las contiendas de la esfera civil, la verdad entonces es que Zapatero no levanta cabeza. Al contrario, la hunde más que nunca, como el avestruz, que no es que vea lo que quiere ver, sino que termina por no ver nada. Es tal la crisis que sufre Zapatero, que a estas alturas no sabe aún qué tipo de héroe quiere ser, o al menos manifiesta grandes dudas al respecto.

Después de la derrota calamitosa del PSC en las elecciones catalanas del 27-N, cuyas consecuencias dentro del partido están aún por ver, la terrible situación vivida en España durante el pasado fin de semana por la actuación irresponsable de los controladores áreos dejó al presidente desaparecido en combate (y al jefe de la oposición lejos de Madrid, 'secuestrado' por los controladores). Menos mal que estaba Rubalcaba.

Hasta ayer que Zapatero compareció en el parlamento para felicitarse de haber resuelto una grave crisis en 24 horas (introduciendo a los militares en las torres de control y sometiendo a los controladores a la disciplina militar). Una respuesta así no ayuda ciertamente a la superación del estado de alarma en que nos ha introducido (por decreto ley) y que puede prorrogarse (si el parlamento lo permite, lo que certificaría un fracaso colectivo).

No han faltado discursos excesivos contra el gobierno a propósito de esta situación -no el que pronunció Rajoy ayer, acertado en lo principal-, pero si el gobierno no tiene nada que reprocharse a sí mismo y sólo es capaz de cargar contra los controladores y el propio Rajoy -como hizo desde el inicio de los hechos, utilizando la táctica del avestruz-, entonces la alarma que se produce en un régimen democrático es mucho mayor.

El gobierno no está bien, no es capaz de preveer las cosas y enmascara los verdaderos problemas, se mueve cuando actúa de forma irreflexiva y compulsiva -invirtiendo hasta el orden lógico de las medidas o de los decretos- y muestra enorme debilidad, sino vacío de ideas e impotencia real, cuando acaba asociando -con orgullo y fascinación- eficacia a imposición de la fuerza.

Eso histórica e ideológicamente tiene nombre propio. Los problemas en la esfera civil se resuelven con instrumentos civiles y de forma civilizada. Si cada vez que algún colectivo se comporta de manera incivil, hay que acudir a la militarización de ese grupo o sector socioprofesional, entonces no será sólo el capital quien abandone este país. Por tierra y mar, si no puede ser por el aire.