martes, 27 de enero de 2009

Rajoy quiere, Zapatero no puede

Los ecos de la gran movida popular del fin de semana pasado -el I Foro Abierto del PP bajo el lema Queremos- han quedado amortiguados por otras movidas madrileñas y por la difusión de la entrevista con Aznar publicada el domingo en La Razón, muy comentada ayer en algunos medios. Ante el "desastre total" vaticinado por Aznar y la urgencia de reaccionar, se tiene la impresión de que Rajoy "quiere", y que Zapatero "no puede", como se pudo contemplar anoche de nuevo por TV.

Yo, la verdad, me quedo con el discurso "honoris causa" de Aznar en Valencia antes que con los titulares difundidos ayer sobre la entrevista publicada en La Razón. "Caminamos hacia la demolición", colocaba en portada La Nación, provocando la ola de comentarios de muchos lectores situados en el fondo ultra sur. Uno de ellos, respondiendo por demás a mi recordatorio de esas palabras más académicas de Aznar, decía:

CAFE 26/01/2009 19:18h
Todo lo que dice el señor Jumar Santo está muy bien. Pero la Constitución que nadie cumple de 1978 fue un tú me das yo te doy, al igual que la Transición, un edificio con malos materiales (las autonomías por ejemplo, un malísimo arquitecto Suárez y un constructor patético El Rey (a éste si le tienen cogido los espías). Mientras nos mandaba dinero a camiones la Comunidad Europea,fue muy bonito mientras duro y ahora con lo que va a venir... hay la juventud que diferencia de otras épocas, vamos a ver donde está la Constitución, el Rey y la madre que los parió a todos. ¡¡¡ARRIBA ESPAÑA!!!

Este hombre hace una auténtica demolición del discurso de Aznar en Valencia, pero eso no impide ("está mal que un falangista como yo diga esto", confiesa) que se muestre partidario de que Aznar coja las riendas de su partido y se presente a unas elecciones: "daria confianza a la mayoría de los españoles porque el país se esta hundiendo en el desánimo..., y es que ahora mismo no hay absolutamente nadie capaz de gobernar España". No han faltado medios, de hecho, que han visto en la entrevista de Aznar, una insinuación de que podría volver a la primera línea política. Aznar debería valorar mucho más el efecto que siempre tienen sus palabras, y la necesidad de mantener el tono, si no quiere que se le vincule directamente con la “obra de demolición” que ahora denuncia.

Los ecos amplificados de Aznar pretendieron amargar la fiesta popular y el propio discurso de Rajoy en el Foro Abierto megachip y megachic del PP. Un discurso "distinto", que le salió "de las entrañas", según sus palabras, aunque muy estudiado y con mensajes en distintos frentes. El estilo obamiano del evento (movilización a través de redes sociales) se traslada al propio discurso, que, no obstante, tiene referentes mucho más domésticos. El antiguo e interesado "no me resigno" de Aguirre (excesivamente sonriente ella en esta reunión) se diluye en el "yo le reprocho" de Rajoy a Zapatero de este discurso (le reprocha de todo: la mentira, la inacción, los errores, las chapuzas, la soberbia, la facilidad con que se tira del dinero público, la desconfianza sembrada entre los españoles). Aprovecha Rajoy también para oponer a los inconsistentes "motivos para creer" de Zapatero en su campaña, un nuevo credo popular. El "creemos" de Rajoy afecta a todo... lo fundamental: a la ley, a la palabra, a la verdad, al respeto a los mayores, a la educación, a la tolerancia, y, por supuesto, al combate contra el terrorismo, a España como nación y a los valores. Que se entere también Mayor Oreja, con quien se abrazó públicamente.

Rajoy tiene interés en que los españoles, la gente, perciban que ellos (sus problemas, sus dificultades actuales) están por encima de los intereses del partido y también de los intereses de cualquier militante (Aguirre no se acaba de enterar, pero para eso está él, para asegurar también la unidad del partido "pase lo que pase"). No se le puede negar a Rajoy que "quiere". Otra cosa es que se le deje o "pueda". Pero coraje no se le puede negar. Si resiste a la doble oposición de la oposición que se le practica desde el PSOE y desde ciertos sectores de su propio partido, desde luego este hombre es un fiera.

Quien está claro que no puede es Zapatero. Si Rajoy quiere convertirse en un político megachip, Zapatero cada vez está más robotizado, no había más que verle anoche. Seguramente por miedo a que la crisis le haga estallar en mil pedazos. Percibe el malestar de los ciudadanos, aunque no le quite el sueño, según confesó anoche, pero transmite impotencia en estos momentos. Reclamar “confianza" (¿en quién?), "paciencia" (¿hasta cuando?) y "compromiso” (¿sobre qué pautas?) para superar la crisis, apelando para superar el "estado de animo" al ejemplo de nuestros “jóvenes sin complejos” que “triunfan por el mundo” en ámbitos tan asequibles para el común de los mortales como el deporte de alta competición, la arquitectura, la cocina o la ciencia es de traca.

Zapatero no puede, por muy satisfecha que esté hoy la secretaria de Organización del PSOE, Leire Pajín, por el "coraje político" mostrado anoche por el presidente. Bueno, más que "dar la cara", Zapatero tuvo la cara de andarse con disquisiciones semánticas intentando hacer comprender que una cosa son los objetivos declarados y otra los compromisos contraídos, y que él no ha faltado a nadie ni en nada. No hay como empeñarse en fortalecer la propia autoestima, cuando la gente pierde su empleo, no tiene con que alimentar a la familia, y se "hunde en el desánimo", que decía el falangista CAFE. Así no se puede.

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