martes, 20 de enero de 2009

Zapatero, líder mundial

El Confidencial Digital

Martes, 20 de enero de 2009

Zapatero está obsesionado con ser un líder mundial: afirma que Gordon Brown es “admirador suyo” y que Obama le ha citado varias veces

“Zapatero está ahora obsesionado con la política internacional”. Es lo que se escucha a personas que frecuentan al presidente del Gobierno y que le han visitado recientemente en La Moncloa.

Por lo visto, los jefes de Gobierno en España se ‘cansan’ pronto de los asuntos domésticos y, una vez superada la primera legislatura, sus objetivos se sitúan fuera del país. Les pasó a los anteriores presidentes, es decir, a Felipe González y a José María Aznar, y ahora le está ocurriendo a Zapatero. Fuentes políticas con entrada en La Moncloa, a las que ha tenido acceso El Confidencial Digital, afirman que el presidente del Gobierno tiene sobre todo la mirada puesta en la escena internacional, porque “quiere convertirse en un líder mundial”. (…)

La presencia de Bernardino León como secretario general de la Presidencia tiene mucho que ver con todo esto. Personas que han estado recientemente con Rodríguez Zapatero, en La Moncloa, cuentan a ECD que ahora su principal tema de conversación es la situación internacional, y que acaba hablando de eso casi todo el tiempo, cualquiera que sea el tema planteado, incluso aunque se trate de la grave crisis económica en España. Algunas de esos interlocutores le han escuchado afirmar que el premier británico, Gordon Brown, es “un gran admirador suyo”. Y no deja de repetir que el nuevo presidente de Estados Unidos, Barack Obama, “le ha citado en varias ocasiones”.


Comentario de Jumar Santo (20/01/2009) 02:40 p.m.

No se contenta nuestro presidente con haber alumbrado la gran idea del siglo XXI, la Alianza de Civilizaciones, suficiente para pasar a la Historia como un nuevo Colón por ese feliz descubrimiento. No. Aunque no sepa idiomas, y haya sido el rincón de Europa (alrededor suyo se respiraba calma y tranquilidad, silencio absoluto, en las reuniones internacionales), ahora resulta que a Zapatero le empieza a gustar la política internacional y sueña con ir del brazo de Obama y Putin en los próximos años, y de ahí al cielo.

Toda la operación de Lukoil con Repsol, además de para echar una manita a los amigos de Sacyr, que han ayudado a financiar el partido socialista con sus forradas en la construcción, servía dentro de la estrategia del Gobierno para ganarse a Putin como aliado internacional. Todo un estadista Zapatero, que por lo visto u oído ha debido ser el único líder mundial que pronosticó la victoria de Obama contra el viejo senador republicano. El reproche que dirigió Obama a McCain por no comprometerse a que en caso de ganar las elecciones lo primero que haría sería recibir a Zapatero, supuso un auténtico giro en la campaña electoral y la razón final de la victoria. Aznar tenía a Bush y a Blair. Zapatero tiene ahora a Obama, a Gordon Brown, y Putin también está a punto de rendirse a su encantadora sonrisa, que falta le hace sonreír un poco al ruso.

España se dirige a los cuatro millones de parados, pero eso no preocupa al presidente, que está muy concentrado en el tablero internacional y en convertirse en un auténtico líder mundial, ni más ni menos. ¡Que Dios nos pille confesados! (y ni eso, si se cumplieran sus deseos de laicismo excluyente, tan coherentes con su Alianza de Civilizaciones). Quien iba a decir que íbamos a terminar añorando a Felipe González, que dejó al país al borde de la incivilidad, pero al menos tenia dos dedos de frente y un mínimo y exigible sentido de Estado.

Señor Zapatero, céntrese en España, que aún le queda grande, y tal vez por eso con usted corre el peligro de echarse a perder. Atienda a sus verdaderos problemas, que no son los que nos cuenta a diario el vicesecretario general del anti-PP. Fíjese en Obama, que haciendo gala del “talante” que sin duda ha aprendido de usted, ha alabado al presidente saliente en este período de transición recordando que lo que caracteriza el funcionamiento de EE UU es su capacidad para que haya desacuerdos políticos sin perder el civismo. Lo mismo que en España. Toda una lección en la que seguro le hace reparar el nuevo secretario general de la Presidencia, Bernardino León.

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