miércoles, 25 de febrero de 2009

Tensa espera


Hagan juego, señores, hagan juego. En el casino de la política española hay una mezcla de excitación y tensa espera. La apuesta de los tahúres del PSOE, Zapatero y Blanco, había sido fuerte, pero descuidos siempre hay y cuando a uno se le ve el juego que lleva, lo mejor es descartarse. Es lo que ha pasado con la dimisión forzosa del ministro Bermejo, que pasará a la historia de España como el cazador furtivo a quien le salió el tiro por la culata, sin demérito de otras pequeñas menudencias como la reforma caprichosa del pisito ministerial o el loco bailoteo que se pegó con su mujer en un mitin electoral, cuando la esposísima estaba de baja laboral aquejada de un fuerte dolor de espalda. Eso sí que merece el grito de torero, y no la papeleta que hizo en la última sesión de control al gobierno.

Se trata de un “cese voluntario”, según nos ha venido a explicar Zapatero. El ya ex ministro había puesto su cargo a disposición del presidente. No se encontraba con ánimo de enfrentarse a la huelga de los jueces ni a las cámaras. Zapatero dice que no le habría cesado de no haberse ofrecido Bermejo, por mucho que el cese fuera obligado (por aquello de la división de poderes y por la bestialidad de la caza, que ha hecho temblar a los ecologistas y casi al planeta entero). Zapatero haría lo mismo con Solbes, pero el problema es que ambos están ya tan distanciados, que el ministro ni se acerca a decirle nada, y se limita a suspirar ante los medios de comunicación lo mucho que envidia al bueno de Bermejo, que ya ha pasado a mejor vida en su calidad de ex.

En fin, toda una escuela de buen gobierno, no se vaya a apuntar el tanto de la dimisión Rajoy, aunque celebrar el hecho, evidentemente lo ha celebrado, y hasta se ha crecido presentando su partido una querella contra Garzón por prevaricación, a ver si le cae al juez un buen paquete. Pero el contraataque de Garzón no se ha hecho esperar. Se inhibe pero hay que completar la faena (la que le está haciendo al PP). Faltaba un pequeño detalle para convertir la “trama de los chorizos” en una auténtica “trama del PP”, y es lo que ha adelantado-filtrado hoy El País: la implicación del tesorero del PP, Luis Bárcenas. A ver quién tiembla ahora. Estaríamos entonces ante una trama de financiación ilegal del partido (el Filesa del PP), y para más divertimento (por supuesto de Felipe González) ante hechos que afectarían a los tiempos del PP acorazado de Aznar y Álvarez Cascos.

Garzón ha solicitado a la Fiscalía Anticorrupción que le diga en un plazo de 48 horas si debe inhibirse a favor del Tribunal Supremo ante esta posibilidad de que se encuentren implicados en la trama aforados nacionales (el tesorero Bárcenas es senador). En 48 horas, para que el impacto de la noticia bomba afecte de lleno a la jornada de reflexión electoral. (Ya es costumbre en la España reciente la presencia de algún elemento extraño o extraordinario que “facilite” la decisión del voto). Tensa espera para ver qué surte más efecto en el electorado gallego. Si las decisiones judiciales sobre la “trama de corrupción del PP” o los efectos (seguramente no menos demoledores) de la ostentación del socialista Touriño, a la que ha querido sumarse su socio de gobierno, el líder del BNG Quintana, exhibiéndose en un yate de lujo con el constructor favorecido por la Xunta gallega (la foto la descubría hoy La Nación.es). Claro que sí, las cartas boca arriba. Relájense, señores, relájense.
La suerte está echada.

viernes, 20 de febrero de 2009

De tahúres y carambolas


Entre las frases célebres de la Transición viene a la memoria aquella de Alfonso Guerra refiriéndose al presidente Adolfo Suárez como el tahúr del Mississipi. Se había aprobado la Constitución y el PSOE, dando por finalizado el tiempo del consenso, comenzaba a engrasar la maquinaria para arrebatarle a UCD el poder. Habría que preguntarle ahora a Guerra, como experto jugador que es de la política, cuáles son en su opinión los mejores tahúres y qué opina de la partida que se está disputando.

La culpa la tiene Esperanza Aguirre, que empezó presumiendo en vísperas del Congreso del PP de Valencia, de que ella era una buena jugadora de póker, y eso ha acabado por animar el cotarro dentro de la política española. La metáfora de la política como juego está bien arraigada y es, en el fondo, consustancial a la democracia, que no se entiende sino como el respeto a las reglas del juego. Pero aquí, por mucho que se nos suponga entrenados después de treinta años en la vida democrática, nos sigue pudiendo el vicio de jugar y de hacer trampas, acabamos entendiendo el juego político de manera marrullera, y nos comportamos en cuanto podemos no de manera astuta o disimulada (que en cierto modo es inevitable en política, y gracias a ello se pudo hacer la Transición), sino como auténticos bellacos.


Suárez se consideraba un chusquero de la política, pero sus adversarios le conferían un gramo de grandeza al tenerlo como el tahúr del Mississipi. Nuestros líderes actuales se tienen, por lo general, en mucha mayor estima y no pasan de ser unos tahúres del Manzanares (con todos los respetos para el pequeño afluente que riega la capital). Nos gusta imitar y falsificar lo que creemos que es lo último en política. Cada vez es más notorio que la política se ha convertido en una política espectáculo, sometida a los propios dictados de la imagen, la publicidad y la moda, como ya notó hace tiempo Lipovetsky. El marketing político, la vedetización creciente de los líderes, el embaucamiento de los shows personalizados o la política pop son preocupaciones actuales entre los partidos españoles (máxime cuando se encuentran en campaña electoral permanente).

Pero en España no nos contentamos con eso y nos gusta mezclar lo viejo y lo nuevo, en una particular y perfecta síntesis de propaganda y espectáculo político. En esto es un auténtico experto el PSOE y de los socialistas ha aprendido algún sector del PP. El estar en la capital siempre ayuda. Los nuevos tahúres practican la propaganda revestida de la seducción del juego y el espectáculo, de la apariencia de sinceridad. Son profesionales en crear un ambiente de fantasía empática, que logre conectar con los espectadores, aunque sea a fuerza de explotar las emociones y las pasiones políticas más bajas, sin que importe vulnerar incluso algunas reglas escritas y no escritas del juego democrático. Es una política frívola, sin duda, pero no inocua. Se sacrifica la complejidad discursiva, el discurso político se distiende (en su contenido), pero no se renuncia a la agresividad. La política española se ha hecho inicua y cruel. Más que nunca.


El debate tabernario de ayer en la Asamblea de Madrid fue un espectáculo lamentable. La imagen de los tres máximos tahúres de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, Ignacio González y Francisco Granados, en plena bronca política, no hizo sino reafirmar la sensación de que la primera se halla empeñada en amparar a unos tramposos. Pero no menos sospechoso y ofensivo es el espectáculo que se está dando a propósito de la operación Gürtel o caso Correa, convertido ya en proceso general contra el PP de manera infundada e interesada.

El País, en una nueva filtración del sumario, informaba ayer de que el presidente de la Comunidad Valenciana, Francisco Camps, está “implicado en la trama de corrupción masiva” dirigida por Francisco Correa. Todo se reduce a la frase de una imputada en una grabación aludiendo al pago de 30.000 euros en trajes (lo que resultaría ciertamente alucinante en este estado de las banderías: el pago de sobornos en especie, armarios y armarios de ropa, que puestos a deshacerse del cuerpo del delito es un engorro). La información reconocía que es un "tema menor" dentro de la trama corrupta, que salpica fundamentalmente a la Comunidad de Madrid, pero en un editorial de hoy el periódico eleva el tono acerca de esos “indicios” contra Camps, por quien Rajoy –a su manera– sí ha puesto la mano en el fuego (a diferencia de los dirigentes de Madrid).

Tahúres los tenemos en todos los partidos y dentro del PSOE parecen empeñados en lograr una jugada a tres bandas con carambola incluida. No se contentan con desplazar a Esperanza Aguirre (tocada por méritos propios) sino que van a por todas, y tratan de golpear fuerte al otro bastión del PP donde el PSOE se encuentra electoralmente hundido, haciendo coincidir además el despliegue de esa operación de destrucción del adversario en plena campaña de unas elecciones autonómicas para intentar asegurarse la continuidad del PSOE en el gobierno de Galicia y lograr alcanzarlo en el País Vasco.

La operación sería digna de aplauso en todos los sentidos, comenzando por la denuncia y expulsión de los corruptos, si no fuera tramposa. No se ha oído en estos días decir nada al Fiscal General del Estado por este continuo goteo de filtraciones de un sumario todavía secreto. Sí se ha escuchado, por el contrario, enfatizar al desacreditado ministro que lo importante no es la filtración, sino el delito. Claro, el problema es que la filtración es también un delito que el Fiscal no persigue; y que a nadie parece importarle los daños que ocasiona esa filtración, salvo a los interesados, que se encuentran desprotegidos y ven disminuidos sus derechos.

Por su parte, la obispa laica De la Vega disculpaba hoy tras el Consejo de Ministros a Bermejo y pedía explicaciones al PP, por más que se les esté negando hasta el conocimiento formal de los hechos por los que pudieran ser imputados algunos de entre sus filas, y por supuesto la presunción de inocencia. Se insiste en extender la sospecha a todo el PP, mientras las encuestas van incrementando las expectativas del PSOE. Justamente lo contrario de lo que debe ser un Estado de derecho y las condiciones de la lid política y electoral.

Aunque debemos estar tranquilos, según nos dice Zapatero, porque la fortaleza del estado de derecho es encomiable. No, señor presidente. Si acaso el poder del estado secuestrado por el partido del gobierno, pero no la fuerza del derecho. Eso es lo triste y lo preocupante. De esto, que afecta al espíritu de Montesquieu, no sé si Alfonso Guerra, que decretó hace muchos años su entierro, podrá decir algo a Zapatero.

miércoles, 18 de febrero de 2009

Motivos para creer: la plena independencia de los jueces


El difunto confesor del rey hizo algunas confesiones políticas cuyo secreto acaba de ser desvelado (El Mundo, 14-II-2009). Las revelaciones del buen fraile son de bastante sentido común, por contundentes que parezcan en algunos aspectos. Así, en su opinión sobre el actual presidente Zapatero no se andaba con rodeos: “no diré si es listo o torpe, bueno o malo... Es un inmaduro”. No hay duda de que transmite una opinión personal, y si puede llamar la atención es porque contrasta ciertamente con las sorprendentes alabanzas que llegó a hacer en público el rey sobre Zapatero no hace mucho. Pero es una opinión certera, la compartiera o no con don Juan Carlos (que fallar, podemos fallar todos, nos arrepintamos o no).

Que Zapatero sea un inmaduro no le disculpa que esté poniendo patas arriba el patio español. No obstante, para ser un inmaduro, hay que reconocerle algunos logros. Uno no menor es ver cómo Felipe González y Garzón trabajan para él. Da igual que el ex presidente González –dicen- no le pueda ver, y le ponga a caldo en privado ante quienes todavía quieran escucharle, pero a la hora de la verdad, ahí está, sirviendo a Zapatero. Motivos tiene en el fondo. Zapatero ha conseguido rehabilitarle.


El sino de la Historia quiso que el descomunal y trágico atentado del 11-M, que precedió a la derrota del PP en 2004, y que ha pesado como una losa en toda la última legislatura, criminalizando políticamente a ese partido y a Aznar (lo que supuso un duro fardo para su sucesor, Rajoy), liberase para siempre al PSOE (internamente y ante los españoles) del recuerdo traumático de aquellos años finales de Felipe González, felizmente recuperado como protagonista por Zapatero en la campaña electoral de 2008.


Zapatero, si le apuran, presume de haber puesto a González al frente de la Comisión de sabios europeos que intenta dirimir el futuro constitucional de la Unión (después del fracaso de Giscard d’Estaing), y Felipe presume de sí mismo en cuanto tiene ocasión, como ha hecho recientemente en la campaña para las elecciones gallegas. Da igual que su antigua bestia negra Garzón también esté echando una manita para que el candidato del PP Núñez Feijóo, que roza la mayoría absoluta, no tenga que enfrentarse únicamente al socialista Pérez Touriño y sus amigotes nacionalistas, sino al vendaval levantado por el juez-político de la Audiencia Nacional contra el PP.


Todo vale para detener a la derecha. El “no pasarán” siempre ha movido a Felipe González (que aún lo utilizó a la desesperada en 1996, para evitar su derrota ante Aznar). Y si la ayuda del juez Garzón sirve para “criminalizar” realmente al PP, y al propio Aznar (ahora que Bush, Irak y el 11-M han sido desmontados como telón de fondo del debate público), esa revancha de la historia bien puede sanar antiguas heridas (aunque sea a base de avivar viejos rencores).


Inmaduro o caradura, Zapatero no ha tenido empacho en exigir hoy a Rajoy en el Congreso “respeto a la fortaleza de nuestro Estado de derecho”, como respuesta a la petición de destitución del ministro de justicia Bermejo, que le había hecho el líder de la oposición, por haber ido a cazar con el juez, una fiscal y el comisario general de la policía judicial. Esa fortaleza del Estado de derecho (a prueba de bombas –terroristas– y presuntas prevaricaciones –de algunos políticos y jueces) es la que le hace “capaz de mantener la plena independencia de los jueces en la que creo”, ha afirmado Zapatero. Otro motivo para creer, ahora que lo del pleno empleo (motivo para creer en la campaña de 2008) se ha demostrado que había que entenderlo al revés.


Da igual la filtración de sumarios, aunque pueda causar indefensión a personas físicas o dañar seriamente a personas jurídicas (tan vitales para la democracia como el principal partido de la oposición). Da igual que un juez pueda actuar con intencionalidad política en etapa preelectoral. De hecho, se va inhibir ante la presencia de aforados entre los posibles imputados (en cualquier caso, no antes de que se hayan celebrado las elecciones del 1 de marzo). Da igual que con todos sus antecedentes, un juez que se pasó a la política (con Felipe González) y volvió despechado a la judicatura (contra Felipe González), pueda ser elevado a la presidencia de la Audiencia Nacional, como al parecer pretende el interesado y el PSOE. Eso sí que pondría a prueba la fortaleza del Estado de derecho español. Es obvio que cuando se politiza la justicia (y de eso sabe mucho el PSOE, que ha cambiado las reglas en la eleccion misma de los miembros del Consejo General del Poder Judicial), se acaba judicializando la vida política (y de eso Garzón sabe un montón).


La independencia de los jueces es lo que piden los jueces actualmente en huelga, hecho inusitado en la historia democrática española. Que se les den los medios necesarios para que puedan realmente trabajar (que parece que no interesa que lo hagan: no acaba de entenderse que se haya destinado en los últimos presupuestos del estado más dinero a la propaganda publicitaria del plan de obras públicas del gobierno que a mejorar la justicia). Medios a todos ellos, no a unos pocos, que parecen desarrollar una actividad frenética, pero cuyos desvelos no están tanto al servicio de los ciudadanos como de los intereses políticos del gobierno.

domingo, 15 de febrero de 2009

Pobres clases medias


Las “clases medias”, conducidas por un filibustero, han hecho un amago de asaltar el palacio de la Moncloa, la sede del gobierno español. “Ya no es tiempo de debates sino de combate”. Da un poco de miedo, la verdad.

Alrededor de 8000 personas se concentraron ayer en la madrileña Plaza de Colón respondiendo a la llamada del periodista Enrique de Diego, autoinvestido presidente de una flamante Plataforma de las Clases Medias. Al terminar el acto el orador inició una marcha a pie hacia el Palacio de la Moncloa para exigir la dimisión de Zapatero, aunque el batallón fue perdiendo compañías y unidades apenas daba sus primeros pasos por las calles de Madrid. Tras tres kilómetros de marcha hasta el barrio de Moncloa, el movimiento de los manifestantes fue obstaculizado por las Fuerzas de Seguridad del Estado (para tranquilidad del presidente del gobierno, seguramente). Enrique de Diego explicó a sus huestes que se había comprometido con la Policía a detenerse ahí, pero les ha animado. Esto es sólo “un primer paso”. (Que se prepare el rey por si acaso, que el palacio de la Zarzuela está muy cerca).

La larga marcha sobre la Moncloa ha resultado muy corta, y más aún el recorrido de su discurso. Como un profeta del antiguo testamento, Enrique de Diego ha clamado contra la mentira de esa clase política que nos expolia y nos depreda. Nadie se salva de la quema. Zapatero, que ya ha llenado los comedores sociales y fuerza (a las clases medias) a rebuscar en los contenedores, es el acabose, pero el resto de las fuerzas políticas no son las hermanitas de la caridad. Todos forman parte de la misma “casta parasitaria”, todos son chupópteros que disfrutan felices de las subvenciones y de nuestros impuestos, un cáncer que amenaza con llevar al desastre a nuestra sociedad en muy poco tiempo. Antes de que se produzca la extinción (dictada por los Gobiernos y las castas parasitarias políticas) de las clases medias éstas han de disponerse para la última batalla, han de rebelarse. No como un derecho de resistencia, sino como un estricto deber marcado por el instinto de supervivencia. Clases medias del mundo entero: “¡rebelaos!”, clama el periodista De Diego y autor de libros poco armados intelectualmente y siempre desmesurados como el último ¡Salvad la civilización!

La rebelión ha de ser mundial, aunque tenga focos más activos de inicio. Los concentrados en Colón deben agradecer al cielo haber sido llamados en la primera hora, y haber podido conocer y tocar al guía y salvador. Por mucho que se pretenda apelar a las clases medias, soporte histórico del liberalismo, toda la coreografía del acto y el propio actor principal expresan un inconfundible estilo de extrema derecha. No se sabe a quién pretende confundir esta farsa, aunque ilustraciones de todo tiene la Historia. Es triste recordar cómo la Gran Depresión, incidiendo sobre la fuerte desestructuración y conmoción ocasionadas por la Gran Guerra, que llevó a los intelectuales a hablar con brillantez de crisis de civilización, acabó de producir un fenómeno –la proletarización de las clases medias– del que se sirvió el fascismo en sus distintas vertientes para llegar el poder.

¿A qué juegan algunos, en este tiempo de crisis, al calor de la audiencia de alguna tertulia política televisiva? La prudencia y la responsabilidad política ha de ser cosa de todos, también de quienes deben ejercer la crítica legítima. Al menos que no manchen el nombre del liberalismo político ni de la sociedad civil, ni el comportamiento ejemplar de las sufridas clases medias en nuestra reciente historia democrática. Pobres clases medias si hubieran de ser conducidas por quién solo pretende utilizarlas para sus desvaríos de caudillo sin tropa.

viernes, 13 de febrero de 2009

Caza de montería


La política española se ha visto sobresaltada por un escándalo de cacería. ¿Pero de qué caza hablamos de las muchas que se practican actualmente en esta España de las banderías? Todo parece indicar que trata de una caza de montería, donde se usan jaurías para batir a la presa, quedándole al cazador la tarea de rematar al animal.

En un reciente libro sobre El malestar de la democracia, el profesor Víctor Pérez Díaz propone toda una teoría de las virtudes políticas, comenzando por la virtud de la civilidad, que requiere el respeto y, lo que es más importante, la protección del oponente político, así como ciertas formas de prudencia, moderación y firmeza por parte tanto de la clase política como de la ciudadanía. La realidad española resulta inquietante en ese sentido, y a tenor de lo que se ve y lo que se escucha, hasta daría la impresión de que la oposición –cuya existencia, como es sabido, es absolutamente indispensable para el ecosistema democrático– más que especie protegida parece encontrarse en serio peligro de extinción.

Son muchos los cazadores y depredadores que acechan a la oposición en los últimos tiempos, dentro y fuera de su habitat. Las ambiciones internas de Esperanza Aguirre, claramente manifiestas desde la última derrota del PP en las generales de marzo de 2008, hicieron de la lideresa madrileña una feroz depredadora lanzada, junto a las jaurías de algunos medios de comunicación, contra su propio partido a la caza del líder Rajoy. Se creía llamada a sustituirle y depositaria de la confianza de antiguos pesos pesados del partido, desde Álvarez Cascos hasta el ex presidente Aznar. Sin embargo, Aguirre ha quedado herida –posiblemente de muerte– de un disparo certero: la revelación de una presunta trama de espionaje dentro del gobierno de la comunidad que preside, destapada por medios contrarios.

Forzada por la presión de su propio partido a no ignorar la gravedad de los hechos y a autorizar una Comisión de investigación en la Asamblea regional de Madrid, los límites que le fueron impuestos hacían ver que esa comisión no iba realmente a esclarecer el fondo del asunto, pues esa trama –según los primeros datos conocidos– parecía envolver otros escándalos de corrupción (adjudicaciones irregulares, negocios oscuros, posibles sobornos) alrededor de la misma comunidad de Madrid, que son los que comienzan ahora a conocerse a raíz de la operación Gürtel conducida por el juez Garzón, y que se ha cobrado ya algunas piezas políticas del PP de Madrid. Una cierta sensación de déjà vu (la corrupción del PSOE en tiempos de González) parece apoderarse de la ciudadanía, y es en cualquier caso la imagen que se afana en trasladar el Gobierno de Zapatero y sus medios afines, la de un PP corrupto, podrido y en descomposición.

Se obvia que el origen de la investigación judicial parte de la denuncia e información presentada a la Fiscalía Anticorrupción a finales de 2007 por cargos del PP sobre los manejos de la red dirigida por Correa, principal proveedor electoral del partido hasta la llegada de Rajoy. Es Rajoy quien aparta a Correa y ninguno de los detenidos hace una semana ha trabajado para el PP desde que Rajoy está al frente de él. La trama no salpica a Rajoy pero sí al entorno familiar y político de Aznar (Alejandro Agag y Álvarez Cascos son algunos nombres que han trascendido en las informaciones), además de al gobierno de Esperanza Aguirre. Pero el daño inmediato afecta no sólo a Aguirre sino a todo el PP, y al propio Rajoy.

En términos de partido, el PP tiene un miembro gangrenado, que es el PP de Madrid. Por forma de ser y de pensar, Rajoy se ha resistido a actuar como cirujano de hierro en esta tesitura, suspendiendo enseguida la investigación interna sobre el espionaje político de Madrid. Podrá discutirse si es virtud política o carencia de ella, si es prudencia o falta de firmeza. No han faltado quienes le han jaleado para que aparte a la actual dirección del PP de Madrid y se dé paso a una gestora provisional que salvaguarde la honorabilidad del partido. Si lo hiciera, tampoco dejarían de alzarse de inmediato voces diciendo que lo hace por puro interés particular, para deshacerse antes de tiempo de su adversario político interno.

En estas, el escándalo de la cacería jienense del juez Garzón con el ministro de justicia Bermejo, coincidiendo con las filtraciones sumariales y las primeras detenciones, añade una nota más de podredumbre a todo este drama de la España de las banderías. El hecho no es una anécdota, como han pretendido algunos. De ahí a bautizarlo como un aquelarre anti-PP, como han hecho otros, seguramente hay buen trecho para templar la palabra, que también eso es virtud política. La torpeza política del ministro es evidente. No caben azarosas coincidencias para justificar la presencia en una finca de caza de un buen número de personas (del juez, rodeado de su fiscal y funcionarios leales: hasta el comisario general de la policía judicial se dejó caer de vísperas para la cena de “amigos”), todos con el ministro del gobierno para “hablar de sus cosas”, a no ser que “sus cosas” sean las que el común de la ciudadanía supone se traían entre manos (y en mensajes de móviles). Más sospechosa aún resulta la temporalización minuciosa de los acontecimientos, coincidiendo con el periodo electoral. Está claro que el objetivo compartido es la batida de la oposición.

El PP ha puesto el grito en el cielo. El estilo de cacería le resulta conocido. El asunto del lino contra Loyola de Palacio, coincidiendo con unas elecciones europeas; temas de corrupción que luego quedaron también en nada, con ocasión de las últimas municipales. Y de nuevo Garzón actuando con oportunismo político como acredita su trayectoria, si no con una clara animadversión hacia el PP, como se dice en el escrito de recusación del juez presentado por los populares, sí con una clara propensión hacia el PSOE, con quien colaboró en su fallida incorporación a la política en tiempos de Felipe González, antes del despecho que le llevaría a desenterrar los sumarios del Gal.

Pero por mucho ruido y polvo que haya levantado la cacería judicial, ello no puede nublar la visión clara de las cosas. Por convencido e indignado que se pueda estar de la instrumentalización y uso partidista de las instituciones en España, o al menos de la acomodación de sus tiempos a los propios intereses del Gobierno (que motivos de sospecha hay de eso, hace tiempo, en la España de las banderías), no cabe ocultar detrás de eso la propia podredumbre, y mucha o poca el PP la tiene y tiene que desprenderse de ella, si quiere gozar de la confianza de la ciudadanía. De la sobrereacción de Rajoy contra Garzón y Bermejo, por censurable que haya sido su comportamento en términos de virtudes democráticas, podría entenderse que la podredumbre del PP es mucho mayor de lo que realmente es, y que se vuelve a la teoría de la conspiración para eludir los propios errores o responsabilidades. Eso sí que sería una muestra de falta de virtudes políticas.

El cierre de filas del PP, envolviéndose el partido en la bandera de la honorabilidad, ha podido tener un efecto terapéutico de lamerse juntos las heridas, pero puede acabar siendo confundido con una reacción de ocultación colectiva bajo la manta, todos iguales “chorizos” todos, que es lo que pretende en definitiva el PSOE, por más que se antoje como réplica a la imagen que van adquiriendo los socialistas –a cuenta del lujo y de las cacerías de algunos– de “señoritos” todos. Generalizar la imagen choricera beneficia provisionalmente a Aguirre y su entorno, pero perjudica definitivamente al conjunto del PP.

La caza en la que se ve envuelto el PP es una caza de montería. En estos momentos ya no importa la selección de la presa, sea hembra, un macho joven o un político amortizado de otra generación. La jauría se ha echado encima y todo el partido está malherido por las dentelladas de las rehalas. La cacería aún no ha terminado y todavía falta tiempo para que el cazador llegue al sitio y se entere de qué es lo que ha cazado. Es la marca de la política de Zapatero. Esta práctica es muy distinta a la caza por rececho (más noble en la lucha política,) que es cuando el cazador se acerca solo al encuentro de una presa, a la que se apunta directamente para abatir con un certero disparo, sin los sufrimientos que provoca la montería.

Rajoy esta uniendo su suerte a la de Esperanza Aguirre, sin que ella lo merezca, porque es la principal responsable de toda esta sangría, y por supuesto la causante del daño primero hecho al PP. Sería un grave error dar la impresión de que se acaba transigiendo con los corruptos. Para el interés particular de Rajoy, que es lo menor, y para el interés general, no sólo del PP sino del propio funcionamiento del sistema político, que importa mucho más. A no ser que ya tenga decidido irse y dejar al alegre Gallardón (el menos tocado por la montería), con el partido no se sabe en qué condición.

miércoles, 11 de febrero de 2009

Populismo contra catastrofismo


Antes de las pasadas elecciones generales celebradas en España en marzo de 2008, Zapatero tildaba de catastrofismo las críticas de la oposición a la política del gobierno ante los primeros signos de la tormenta económica. Rajoy era el nuevo profeta del Apocalipsis en España. Ayer, en el debate económico celebrado en el parlamento, Zapatero –que hasta hace nada hacia ejercicios de funambulismo político para no pronunciar la palabra “crisis”– no sólo reconocía sino que insistía en que nos encontramos ante "la peor recesión global de la historia reciente", lo que había obligado a todas las instituciones, incluidas las españolas, a modificar sus previsiones de crecimiento. Rajoy, en turno de contrarréplica, no tuvo más que decir: "¿Quién es ahora el apocalíptico y catastrofista?", y Zapatero se limitó a sonreir.

La crisis es, por supuesto, internacional. Lo que no se sabe muy bien, es por qué raro fenómeno de meteorología económica mundial el paro tiene su particular incidencia en nuestro país. Es un tema inquietante que los expertos tendrán que estudiar (los interesados pueden presentar un proyecto a la convocatoria del ICO para que sea subvencionado y desarrollado cuanto antes), pero entretanto nuestro mercado laboral se degrada, día a día, de forma acelerada. El presidente reconoce que "el Gobierno es el principal responsable de luchar con determinación y acierto contra la crisis", pero sus medidas son como sacos de arena que se lleva la riada destructora (eso sí, llenos de billetes y que habremos de reponer en el futuro cada uno de nuestro bolsillo). Muchos ayuntamientos no saben muy bien qué hacer con su parte destinada a fomentar la obra pública, y por lo que me comentaba hoy un concejal de un municipio del norte, no va a faltar quien destine ese dinero a remozar la propia sede de la alcaldía, que falta le hace (esperemos que el estilo Touriño no prolifere).

El Gobierno es el principal responsable de luchar contra la crisis y, claro está, hay que “aunar esfuerzos e ideas” ante el imponente desafío que tenemos delante. No tiene inconveniente en apropiarse de iniciativas de la oposición (como la reducción del gasto corriente anunciada ayer como gran novedad) al tiempo que desprecia públicamente sus ideas (según Zapatero, nadie de la multitud de interlocutores con que ha hablado, le ha pedido que aplique las medidas de la oposición). Se responde a sus críticas con argumentos que eluden la propia responsabilidad suya como presidente (apelando al monto de la deuda pública de ayuntamientos o comunidades autónomas y, en un gesto de frivolidad política, volviendo a mentar la guerra de Irak y el 11-M, por qué no). Antes que reconocer la incapacidad del ejecutivo, Zapatero prefiere recurrir al populismo para hacer frente al temporal. Seguro que a muchos reconfortará saber que nuestro Gran Timonel pertenece "a una generación que estuvo marcada por el desempleo". Todos uno con él, los sufridores y desamparados por la crisis. Esa es la mayor garantía para "volver a la senda de la prosperidad".

De esta manera espera ofrecer confianza y credibilidad a los españoles. El pone todo lo que sabe para intentar recomponer el circuito roto de nuestra economía. Populismo contra desesperanza. Y ahora a esperar que esa confianza genere inversión, crecimiento y empleo. En cualquier caso, mejor la confianza ciega en él, antes que en una oposición desarticulada, paralizada y puesta bajo entera sospecha por la mirada (no tan ciega, como cabría suponer) de la Justicia. La prontitud con que en la sesión de hoy de control al Gobierno, continuando el debate económico de ayer, el presidente y sus ministros han acudido a este argumento de la oposición ya no catastrofista sino catastrófica, no es menos sospechosa.

lunes, 9 de febrero de 2009

La lógica de la violencia

La violencia, la intimidación, el fanatismo, el terrorismo existe, no sólo en Afganistán, Irak u Oriente Medio, sino también en España. Esta mañana ETA hacía explotar una bomba en el Campo de las Naciones de Madrid, frente a la sede de Ferrovial Agromán, una de las empresas constructoras encargadas de la realización de la Y vasca, la nueva red ferroviaria de alta velocidad. De esa forma pretende la organización terrorista forjar el nombre de la nación vasca, a sangre y fuego, intentando detener el progreso y la aceleración del tiempo para viajar al interior de la intrahistoria.

El atentado se ha producido pocas horas después de que el Tribunal Supremo, haya acordado anular las listas presentadas por Askatasuna y Democracia 3 Millones (D3M) para concurrir a las próximas elecciones vascas del 1 de marzo. Esta vez la Fiscalía del Estado y el Gobierno no se han andado con contemplaciones en su solicitud al Alto Tribunal, a pesar de que los nombres de una de las candidaturas no estaban “contaminados”. Ha bastado el argumento de que la formación comparte la lógica de los violentos. Un argumento que ni la Fiscalía ni el Gobierno quisieron utilizar con las listas de ANV en las pasadas elecciones municipales (ni tampoco con el PCTV hace cuatro años), limitándose entonces a impugnar ante el Supremo únicamente aquellas candidaturas concretas que presentaban nombres contaminados, sin cuestionar otras listas “blancas” de esas mismas siglas, argucia que permitió a los violentos seguir en no pocos ayuntamientos vascos.

Tan partido “dormido” era ANV en aquel momento como Askatasuna ahora. Pero eran los tiempos de la negociación del Gobierno con ETA. Ese juego de Zapatero queda ahora claramente al descubierto (aunque entonces el hecho se justificó, ante las peticiones y críticas de la oposición, como un respeto exquisito al Estado de derecho). La misma reacción que hoy ha tenido ETA ante la decisión del Supremo viene a ser una inmediata cert
ificación de que efectivamente esas dos nuevas formaciones habían sido ideadas por el entramado de ETA-Batasuna, y de que la vez anterior el Gobierno cedió al chantaje de los violentos con una pirueta (unas listas del mismo partido sí, otras no) similar a la que hizo el PCTV en la última investidura de Ibarretxe (dividiendo el voto de sus diputados en la cámara vasca y prestándole únicamente los estrictamente necesarios para su elección, sin que tras la reciente ilegalización de este partido, cuyo grupo no quiso disolver en su momento el presidente del Parlamento Vasco, Atutxa, nadie haya hablado de contaminación de origen). Cuando se acepta o se cede a la lógica de la violencia, está claro que la lógica democrática se resiente. No ceder al chantaje de la violencia, ni relativizar cualquier interconexión entre política y violencia, es además el único modo de hacer justicia a las víctimas del terrorismo.

No ha sido ésta, sin embargo, la única noticia en las últimas horas de violencia relacionada con la política. La víspera una manifestación convocada por la asociación Galicia Bilingüe contra la imposición de la lengua gallega trató de ser impedida por medios violentos en Santiago de Compostela. Sedes de partidos políticos y medios de comunicación democráticos pintarrajeadas o dañadas, cierre
de accesos a la ciudad, carreteras incendiadas, agresiones directas contra la marcha, enfrentamientos con la policía, destrozos. La libre expresión violenta. Qué extraña paradoja: la política del poder legal autonómico, es decir del Gobierno bipartito (PSOE-BNG), es defendida por bandas incontroladas (nacionalistas e independentistas), mientras la oposición toma la calle protegida por la Policía Nacional.

La lógica de la violencia acaba anidando irremediablemente en el nacionalismo esencialista, que goza de buena salud en el Estado nuestro de las banderías, por mucho que se cuestione en el plano teórico. La crítica de la idea esencialista de nación conduce a aceptar para cualquier nación (cultural o política) su carácter de construcción localizada en un tiempo y espacio concretos; y a ser consciente de que toda identificación nacional comporta entremezcladas tradiciones e identidades múltiples, sin que deba atribuirse de antemano a ninguna de ellas una mayor legitimidad sobre las demás. Esto lleva a rechazar cualquier planteamiento monocultural, monopolítico y monocionalista ligado a la antigua noción de soberanía como poder omnímodo y excluyente.

Es la crisis actual de esa noción de soberanía la que lleva a considerar la dificultad del concepto tradicional de Estado-nación edificado sobre una triada de elementos que se entienden normalmente en términos de identificación: una determinada cultura o identidad cultural (quintaesenciada por la lengua) es afirmada en términos de nación y ésta debe constituir un estado (si no quiere admitir su fracaso histórico). No existen naciones eternas, ni identidades esenciales. La identidad requiere un proyecto compartido que debe ser constantemente actualizado en el tiempo. Ojalá los nacionalismos también lo comprendan. Invocar el plurinacionalismo (como hace la Declaración de Barcelona firmada en 1998 por los nacionalistas vascos, catalanes y gallegos, dando por liquidado el Estado autonómico español), y formular a continuación (con el amparo del PSOE en algunas de esas comunidades) políticas que si destacan por algo es por su carácter mononacionalista, no deja de ser un profundo contrasentido. La soberanía se vuelve contra la ciudadanía.


La nueva revolución de la soberanía (a la que asistimos en el siglo XXI, alejándose de la protagonizada por los siglos XVI-XIX) incluye hoy nociones como la de soberanía difusa o compleja (vinculada a la propia idea de nación plural, que no admite exclusiones de ningún tipo: tampoco de la parte mayor en beneficio de la menor) y que llevan a valorar tanto la originalidad del Estado autonómico español como las posibilidades del constitucionalismo de 1978. Bueno es considerarlo frente a la lógica de la violencia, que pretende naturalizarse en la España de las banderías, pero que es incompatible con el Estado Constitucional.

sábado, 7 de febrero de 2009

Educación para los militares






Con una cuidada puesta en escena, rodeada de trajes militares de los siglos XVII y XVIII, la ministra de defensa Carmen Chacón presentó ayer las nuevas Reales Ordenanzas de las Fuerzas Armadas Españolas, tras su aprobación por el Consejo de ministros. El breve acto celebrado en el Cuartel General del Ejército ha despertado ya mucha polémica.





Se trata del nuevo código ético castrense que sustituye, reformándolas o completándolas, a las Reales Ordenanzas heredadas de la etapa de la Transición, las que impulsó el general Manuel Gutiérrez Mellado, aprobadas la víspera de la entrada en vigor de la Constitución de 1978. Carmen Chacón no se contenta con ser la primera mujer Ministra de Defensa en España y quiere acelerar, con paso firme, su marcha por la Historia. Gutiérrez Mellado jugó un papel determinante en la democratización de las fuerzas armadas españolas a la salida del franquismo. Fue el gran apoyo de Adolfo Suárez, considerado un “traidor” por algunos sectores del Ejército tras la legalización del Partido Comunista en 1977. Su imagen al lado de Suárez, desafiando a los golpistas, aquel tristemente célebre 23 de febrero de 1981, constituye todo un cuadro de la historia democrática de España. Pero la ministra Chacón no quiere ser menos y se ha dispuesto a reformar en profundidad la última norma “preconstitucional” española, acomodándola a los nuevos tiempos y valores que animan a nuestros ejércitos.





El nuevo texto será a partir de ahora materia obligatoria de estudio en las academias militares. El Gobierno Zapatero no sólo ha promovido la Educación para la Ciudadanía, con una asignatura obligatoria en la escuela para nuestros hijos, sino que ese empeño civilizador va a llegar también a todos los cuarteles gracias a la Educación para los Militares. La necesidad de atender a los nuevos escenarios planteados por hechos tales como la profesionalización del Ejército, la incorporación de la mujer a las FAS o las misiones en el extranjero, permite desarrollar la nueva doctrina en el registro que más gusta al estado mayor del PSOE. Los militares tendrán que conocer, difundir y enmarcar su actuación en el «derecho internacional humanitario» (la gran Caldera socialista debe estar ya trabajando con los más prestigiosos intelectuales, juristas y demás expertos en la organización académica de esta nueva disciplina).





Las Reales Ordenanzas reformadas por el Gobierno desarrollan los principios básicos de la Ética en Operaciones de Paz, aunque hubiera sido interesante profundizar en esos mismos principios en operaciones de guerra, que por mucho que nos reviente a todos, haberla hayla (como bien saben los militares) y es brutal. Por supuesto, como enfatizó la ministra, la nueva norma subraya la protección contra la violación y cualquier forma de explotación o agresión sexual, y favorece la convivencia intercultural y la protección del patrimonio cultural de los pueblos. (El Ejército, al menos el español, es el mejor instrumento para la Alianza de Civilizaciones). Finalmente, si el militar es un servidor público deben aplicársele determinados preceptos del Estatuto del Empleado Público, y su actividad diaria no puede descuidar aspectos tales como la conciliación de la vida laboral y familiar, la prevención de riesgos laborales, el fomento del compañerismo y la integración intercultural. (Claro, que cuando se está de lleno en Operaciones de Paz esto se complica, y si son de Guerra, pues que venga la ministra y lo explique).





Y todo gracias al impulso socialista. Política propaganda fue el nombramiento de Chacón, política propaganda son las reformadas Reales Ordenanzas. Por Real Decreto, por la Soberana Voluntad de nuestro Gobierno y su estupenda ministra. Sin buscar el consenso con el PP ni con otras fuerzas políticas. La Disposición final primera de estas nuevas ordenanzas establece el título competencial y remite al artículo 149.1.4.ª de la Constitución, que atribuye al Estado la competencia exclusiva sobre Defensa y Fuerzas Armadas. Mucho haz el amor y no la guerra, pero a la hora de la verdad el Estado soy Yo (tanto siglo XVII y XVIII en la puesta en escena de la presentación del texto resultaba sospechosa) y se evita el aval parlamentario. Ni siquiera se permitieron las preguntas de los informadores, algo que se ha convertido ya curiosamente en norma entre los socialistas.





Aunque la ministra destacó el hecho de que en la elaboración de las ordenanzas fueron consultados miembros de los tres ejércitos y de todos los estamentos, de abajo a arriba, la realidad es que las nuevas ordenanzas han sido ya contestadas por Asociación Unificada de Militares Españoles (AUME) con descalificaciones del tenor de “auténtico fraude de ley" y "chapuza jurídica". Las expectativas que tenían muchos militares sobre el desarrollo legal de sus derechos fundamentales se ven frustradas en el hecho mismo de que se haya prescindido de la tramitación parlamentaria como ley orgánica (a lo que obliga la Constitución para cualquier regulación de derechos fundamentales). Y no les falta razón (hubiera sido la solución más garantista, estando en vigor la Constitución, lo que no era el caso de las anteriores ordenanzas de Gutiérrez Mellado, pero no se ha querido hacer, y sobre todo no se ha explicado por qué). Esto sí que es un torpedo en la línea de flotación, señora ministra.

viernes, 6 de febrero de 2009

Ostentación en tiempos de crisis


El político no sólo tiene que ser honesto, sino parecerlo. Y en el teatro de las apariencias en que se ha convertido más que nunca la política actual, si algo no se puede consentir es el despilfarro en tiempos de crisis.

Casi es peor que un caso flagrante de corrupción o de malversación de fondos públicos. Porque si un político no tiene sensibilidad para eso, a nadie le extrañaría que tuviera piel gorda para lo otro, o de que no se enterara de lo que tiene debajo, como se ha dicho últimamente. La cuestión de fondo es una y siempre la misma: el uso que se hace de los fondos públicos, es decir, del dinero de los ciudadanos, del que el gobernante de turno es siempre responsable y ha de dar cumplida cuenta.


Que en plena campaña electoral a un candidato que aspira a repetir en el gobierno, le saquen a relucir un asunto de estos es mala cosa. Pero cuando al aludido sólo se le ocurre decir que es un problema de la oposición carente de ideas que aportar al debate, el tema es mucho más preocupante. Evidentemente constituye una muy mala respuesta, pero todavía es peor que este político y máximo representante del Estado en una Autonomía histórica española se quede mudo cuando se le insta a responder sobre gastos suntuosos: cuatro millones de euros en obras de reformas en la sede oficial de su gobierno bipartito (pavimentos acristalados a 400 euros el metro cuadrado; sillas de encanto británico a 2000 euros la hechizada unidad; ventanales mágicos, que se hacen opacos con la mirada y un mando a distancia: ¡carajo con las meigas!). Hasta tres veces calló el presidente de la Xunta gallega (“siguiente pregunta”, repitió tieso como un palo ante el sanedrín de los periodistas). Tres silencios, tres negaciones de sí mismo. No hizo falta que cantara el gallo, para saberlo.


El señor Pérez Touriño, todo un ejemplo de “austeridad” y “transparencia” (al final, en política, el único discurso que importa es el de los hechos), ha dado un disgusto al estado mayor socialista. Es obvio que ese despilfarro no puede pasar inadvertido a la opinión, y tendrá costes electorales adversos (si es que el eco se difunde realmente entre la población gallega). Son cosas que duelen a los ciudadanos. Del otro lado, el candidato popular, Nuñez Feijóo, se ha apresurado a eliminar de sus listas al número uno por Orense por no estar en paz con Hacienda. Esto le pasa hasta a Obama. Pero sí, la regeneración democrática debe comenzar por las carteras: la de uno y la de todos. Haciendo ostentación, si acaso, de cordura y honradez, sobre todo en tiempos de crisis.

jueves, 5 de febrero de 2009

Leña hasta hartar


Hace unos días “El Confidencial Digital” (4-02-2009) señalaba que Patxi López ha pedido a su rival del PP, Antonio Basagoiti, que le dé “leña hasta hartar”. López seguramente estará disfrutando de lo lindo con los videos del PP vasco, pero quienes están hartos de los leñazos que, sin comerlo ni beberlo, reciben a diario de sus amigos, y que tan negativamente repercute en sus campañas electorales, son el propio Basagoiti y Nuñez Feijóo.

Según El Chivato de ECD, la razón del sadomasoquismo de Patxi López obedece a un cálculo político acertado. Lo peor que podría sucederle a él como candidato, y lo que más dañaría las posibilidades de que finalmente se produzca una alternativa de gobierno en Euskadi, que pase por la salida del PNV del poder, sería que la gente tuviera la sensación de que entre PSOE y PP existe algún contubernio. Así que leña al mono. A visualizar la más impostada de las animosidades políticas con vídeos sobre el euskera y lo que haga falta. ¡Ah!, es Patxi quien se lo ha pedido. Aunque no dejaría de sorprender a los votantes del PP que fuera mayor la oposición al socialismo que la denuncia de la presión nacionalista sobre la sociedad y la ciudadanía vasca (por más que determinados sectores socialistas sean o se comporten de manera muy ambigua respecto al nacionalismo).

Es obvio que el PP vasco no lo tiene fácil, y que no aspira a superar en votos ni al PNV ni al PSOE. Bastante tiene con lo que ha vivido recientemente (salida de María San Gil, intrigas de Mayor Oreja), y no es poco el esfuerzo que está haciendo para intentar recuperar el clima de confianza dentro de sus filas y entre los votantes. Son importantes los retos y el nuevo papel que, sin duda, ha de desempeñar el PP en la política vasca. Pero héte aquí que un día sí y el otro también, todo su empeño político de presencia y discurso se ve oscurecido y silenciado por el ruido de Madrid (espionaje en la Comunidad de Madrid, pugna de sus dirigentes con el PP nacional).

Por muy galácticos que fueran los candidatos “periféricos” del PP, que sin duda lo son, y por mucha ilusión que le echen, que sin duda lo hacen, los muy pijos de la “capital” les están pinchando el globo cada vez que consiguen inflarlo con mucho esfuerzo. Y así no hay quien pueda. Eso no se hace. Fastidia a los niños y revienta a los grandes. “Harto de estar harto ya me cansé, de preguntar al mundo por qué y por qué”, podría comenzar a sonar en los mítines del PP de Galicia y País Vasco, con versiones adaptadas a sus respectivos idiomas.

Flaco servicio es el que les están haciendo sus compañeros de partido. Por mucho que el vasco y el gallego aspiren a que se acaben cuanto antes las investigaciones sobre la presunta trama de espionaje del Gobierno de Esperanza Aguirre, su campaña va estar continuamente salpicada por noticias de los chismes de Madrid. Y su misma condición de fieles de Rajoy no les va a favorecer. Hoy mismo la prensa se hacía eco de las palabras de Güemes, consejero de Sanidad y portavoz del PP de Madrid, que volvía a cargar con cinismo e ironía sobre el líder nacional del PP, aconsejando a los periodistas que preguntaran a Rajoy sobre los dossieres, porque él no había visto ninguno. Eso sí que es dar leña hasta hartar.

miércoles, 4 de febrero de 2009

La matraca anticlerical


Hoy está de visita a España el cardenal Bertone, secretario de Estado del Vaticano. Un peso pesado de la curia."La Iglesia no se va a callar si el poder político menoscababa la libertad de los católicos", dijo antes de salir de Italia. La anulación además de la cena de despedida con el presidente del Gobierno y resto de autoridades, inicialmente prevista para mañana, no ha hecho sino aumentar la satisfacción del presidente de la Conferencia episcopal española, Rouco, por el perfil que adquiere la visita vaticana.

Los socialistas españoles, siguiendo seguramente las directrices de nuestra obispa laica Fernández de la Vega, se han apresurado a congelar algunas iniciativas en el Congreso: el aborto, la eutanasia, la revisión de los acuerdos con el Vaticano y la retirada de símbolos religiosos, ni más ni menos. El grupo socialista esperará a que se vaya el hombre fuerte del Papa para presentar sus conclusiones sobre la reforma de la ley del aborto, y ha puesto también la brida a sus socios de la pasada legislatura, ERC e IU, acompañantes suyos en la cruzada laicista con proposiciones de ley tan urgentes para la ciudadanía como el que se facilite la apostasía. Ya habrá tiempo de retomar esos asuntos sobre los cuales el PSOE no sólo quiere hacer política, sino que cifra en ellos su suerte electoral.

La reinterpretación de la guerra civil, el alarde de símbolos republicanos o la resurrección de un viejo anticlericalismo forman parte de un mismo viaje hacia el pasado al que Zapatero ha querido y quiere invitar a las nuevas generaciones, empeñándose en recrear en el plano ideológico y simbólico un frente antifascista como si no hubiera existido la Transición. Si le dio buen resultado en la primera legislatura, por qué no va darlo en la segunda. Tan convencido quedó el propio PP de su asimilación al franquismo, que en el paso hacia delante que han dado, han reproducido la crisis de UCD.

Se trata de reducir la identificación izquierda-derecha, y por consiguiente el debate político, a una cuestión esencialmente cultural. El juego no es inocuo. No basta la esperanza para salir de la crisis, como sugiere Zapatero, pero más ingenuo aún sería confiar en que la pasión anticlerical pueda hacer olvidar el hambre o la situación personal de paro forzoso. A no ser que además de echar la bronca a los bancos, también se quiera hacer a la Iglesia responsable de la crisis. De nuevo los frailes envenenando el agua de las fuentes. A ver qué dice de eso Bertone.

Menuda segunda transición que está organizando Zapatero. No le basta con el barullo territorial (si hubo una filosofía autonómica durante la Transición, ahora ha dejado de haberla) sino que con la Iglesia quiere topar. Antaño se acusaba a la Iglesia de querer instrumentalizar políticamente la religión, pero ahora es la política de Zapatero la que juega a eso, porque cree que le puede dar votos (y esa es la única fe que importa).

Suárez rechazó a la salida del franquismo presentarse como depositario del voto católico, y se opuso a la definición y control de UCD por parte de los democristianos, consciente de la imagen clerical que aun conservaba la Democracia Cristiana como partido único para los católicos y como extensión de la jerarquía eclesiástica. Esa imagen, desaparecida la DC, resucitó en la pasada legislatura identificada, mal que le pese, con el PP (y algo tuvo que ver con ello Rouco, apareciendo como contrafigura del cardenal Tarancón).

Pero si no es aceptable ese perfil de “partido único” para los católicos, tampoco se puede venir a estas alturas con la matraca anticlerical.

lunes, 2 de febrero de 2009

Falta de crédito


Lo ha dicho el comisario europeo Almunia. “El crédito se ha parado en España”. Sin él no funciona la economía. Ni tampoco la política, me temo.

Ahí está el verdadero problema. Zapatero se limita a hacer eco de Obama y les dice a los bancos que no es momento de “grandes beneficios”. Faltaría. Pero el asunto es más grave. Les hemos dado mucho dinero y se lo han quedado. El crédito no fluye, no llega a las empresas ni a las familias. Los bancos no cumplen su servicio esencial. Almunia dice que no le gustaría estar en el papel de Zapatero, y nuestro presidente valiente garantiza que no se va a esconder "ni un minuto". Bravo. Todo debemos confiarlo a su fuerza y convicción, al poder mágico de su palabra. Se van a enterar esos banqueros, mira ahí los tengo. Estamos salvados, o eso parece, porque frente a las “lecciones de pesimismo del PP” el presidente sigue prometiendo, no sé si el moro, pero sí el oro. La solidaridad y las políticas sociales no van a disminuir sino todo lo contrario, repite una y otra vez, y eso no sale gratis, claro.
Seguro que las lecciones de republicanismo cívico que recibe e imparte Zapatero están al tanto de la reflexión y debate actual de los filósofos acerca de los deberes y compromisos que las generaciones presentes contraen con las futuras. Es estupendo tenerlo en cuenta a propósito del cambio climático, pero no nos olvidemos de hacerlo con el crédito. El crédito fácil sólo fluye de los bolsillos de Zapatero, que da la casualidad que no son los suyos sino los nuestros, los del sufrido contribuyente. Zapatero no sale gritando “¡enriqueceos!”, como hacían los liberales franceses de los años 1830 o los socialistas españoles de los 1980 en tiempos de vacas gordas. Ahora se trata de repartir miseria y lo más que se le ocurre decir es “¡consumid (estúpidos), consumid!” (eso de estúpidos únicamente se dirige en voz alta a los pesimistas del PP, que nos arrastran a todos). Pero el mensaje no pronunciado que Zapatero suelta a todos los ciudadanos españoles, a base de echar mano del déficit público y aquí no pasa nada, está claro: “¡endeudaos!”, y el que venga detrás que arree. Eso sí, que no cunda el pánico, que es fatal para la economía.

La falta de crédito afecta también a los partidos. Estamos lejos de unas elecciones generales (a menos que se produzca una debacle) y las encuestas son menos fiables que de costumbre. Pero la gente se desmarca de los dos grandes partidos. Del PSOE por la crisis general y del PP por su crisis particular. Dos millones de votos –según una encuesta de La Razón publicada hoy– les dan la espalda para refugiarse en el desencanto de la abstención o para caer en las sacas de los arribistas de última hora (la UPyD de Rosa Díez o la IU de Cayo Lara). Como no reaccionen PSOE y PP, a este paso esa sangría de votos les deja sin liquidez, y a ver qué nos encontramos en las próximas Cortes de esta España nuestra de las banderías. Que la crisis castigue al gobierno es lógico, pero que en estas la oposición esté como está es mucho más grave, y no se entiende.
Rajoy está en entredicho. No es su pellejo el que está en juego, sino la credibilidad de la entera oposición, de cuya fuerza se precisa para el correcto funcionamiento de las instituciones y de la misma democracia. Aguirre ha anunciado hoy su disposición a aceptar la comisión de investigación en la Asamblea de Madrid sobre los espías. Lo ha hecho poco antes de que comenzara la reunión de los pesos pesados del PP convocada por Rajoy para tratar, entre otros asuntos, de ese tema que desangra a su partido, y le imposibilita para ejercitar su tarea y presentarse como alternativa. Rajoy le había pedido sin éxito a la presidenta madrileña que aceptara esa comisión en sede parlamentaria. Sólo cuando se ha sentido acorralada, ha aceptado Aguirre hacerlo.

No es admisible ese juego, ni se comprende bien que se deje ahora en suspenso la investigación interna puesta en marcha por la secretaria general del partido (a la que tanto temía seguramente la dirección del PP de Madrid). No es verosímil que se haya producido una verdadera rectificación por parte de Aguirre, ni que ande preocupada por el daño infligido al partido, ni que vaya a respaldar ninguna verdad que la pueda perjudicar. Un partido como el PP no puede consentir que la iniciativa y los tiempos políticos de la oposición los marque quien, jugando a la contra, sólo parece moverse por interés propio una y otra vez. No hay tiempo que perder, si el PP quiere afrontar con éxito alguna elección, y Aguirre no tiene ninguna prisa, cerrará en falso la comisión y volverá "sus conclusiones" contra Génova y Rajoy, como ya intentó hacerlo la semana pasada.
Falta de crédito en la economía. Falta de crédito en el presidente y en el partido del gobierno. Falta de crédito en la oposición. El panorama es sombrío. Pero fuera pesimismos. Siempre queda el deporte para levantarnos la moral. Y nos lo tiene prometido Zapatero. En la próxima crisis de gobierno, se prescinde de Solbes y se crea un ministerio del deporte. No es mala idea. Puestos a seguir apostando por la política propaganda, convirtamos al menos en cualidades públicas las virtudes de un jugador singular como Nadal, que ayer volvió a deleitarnos. Coraje, pundonor, capacidad de superación, entrega, caballerosidad, cumplimiento estricto de las reglas. No es nada para la política que corre.