domingo, 27 de febrero de 2011

Un paso al frente

Mientras Libia se debate entre un régimen corrupto y sanguinario y la lucha por la libertad, por la esperanza al menos de libertad, si el islamismo radical no la desbarata, en España la ministra de defensa Carme Chacón ha dado un paso al frente. No para denunciar de inmediato los atropellos del sátrapa Gadafi, ni para plantear la ayuda humanitaria de España a la población civil bombardeada por el dictador Libio que huye a refugiarse a Túnez u otros territorios a salvo: no, el paso al frente dado por nuestra joven comandanta es para postularse como sucesora de Zapatero, a quien también considera de retirada.

Se veía venir. Hace tiempo que había hecho señales de humo. Ahora lo ha dicho por las bravas, sin alzar la voz ni variar el tono monocorde que la caracteriza, que no es el más apropiado para ejercer el mando. La guerra cambia amigos por enemigo y viceversa, cualquier alianza es buena si sirve para ganar, y a eso se aplica la aprendiz de estrategia militar en sus contactos con los jefes de estado mayor. La ex vicepresidenta De la Vega ha hecho frente común con quien aspiró al cargo para juntas combatir al actual vicepresidente acorazado Rubalcaba.

Chacón quiere primarias. Los grandes títulos que esgrime para vencer son ser mujer, catalana y esposa del ex secretario de comunicación. "España está preparada para tener una mujer catalana de presidenta", ese es su gran lema, que seguramente entusiasmará y movilizará a los votantes socialistas y españoles. Por si no bastara, es la protegida de Zapatero, y como a estas alturas eso igual es mejor no decirlo, pues no pasa nada porque también es la preferida de Felipe González, a quien ha dado clase de catalanismo, y se afana ahora en citar porque para eso han publicado juntos.

Que tiemble Rubalcaba si piensa que cuenta con el favor del felipismo. Y además tengo 40 años que es la edad ideal (en España) para presidir el gobierno, piensa ella, y si no que se lo pregunten a Suárez, a Felipe, a Aznar, al propio Zapatero. Cuántos méritos incuestionables, ciertamente, para afrontar la delicada situación de España, aunque nos quejamos de vicio, puesto que somos unos afortunados realmente cuando observamos lo que sucede al otro lado del mediterráneo.

Rubalcaba, mientras tanto, hace cuentas de lo que puede suponernos el jaleo tremendo de Libia y ya nos ha rebajado la velocidad de los vehículos en las autovías y autopistas para ahorrar combustible y de paso aumentar las arcas del estado a base de multas, que ya sabemos por el responsable de la Dirección General de Tráfico que poner radares en las carreteras secundarias no es rentable. Ay, si hubiera mostrado la misma diligencia Zapatero a comienzos de la crisis, o incluso un poco después. Y por si no estaba claro, Gadafi es amigo de Aznar.

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