viernes, 5 de junio de 2009

Mezquinos (I)

Estamos a punto de finalizar la campaña electoral europea en España y hay que reconocer que el comportamiento de los principales partidos políticos en los últimos días ha sido esencialmente mezquino. Causa verdadero estupor que el desgaste de la lucha electoral haga perder hasta el último gramo de cordura. Siempre podrá luego recuperarse, cabe pensar, pero me temo que eso es pecar de optimismo grueso.

Falto de nobleza de espíritu anduvo el PP incapaz de esbozar un cuarto de sonrisa al conocerse los datos de paro correspondientes al mes de mayo. Tampoco se trataba de defender la tesis del cambio de tendencia, que comenzó a abrirse paso desde el PSOE. Ni ciertamente estamos ante los primeros efectos del cambio de modelo productivo pretendido por Zapatero. No hay que engañarse, son nuevos ladrillos y no ordenadores los que se ven en las fachadas que comienzan a levantarse con el costoso plan E. Pero de eso se trataba, de contener la acelerada destrucción de empleo, de aliviar las consecuencias sociales de la recesión en los sectores más castigados, y algo se puede celebrar. Pues no cuesta nada hacerlo, alegrarse un poquito, y luego se ponen todos los peros tremendos que se quieran. Pero ni eso. Al final va a ser verdad que no hay otro lema en la derecha de este país que "cuanto peor, mejor". Mezquinos.

Mezquino e irresponsable se mostró el vicesecretario general del PSOE y ministro de Fomento José Blanco sacando a relucir datos concretos sobre la pesada carga que supone para el Estado la seguridad del ex presidente Aznar, con el objeto de contrarrestar la polémica ocasionada por el uso de aviones militares por parte del presidente Zapatero para desplazarse a los mítines del partido, una vez acredidado que Aznar -objeto de un grave atentado de ETA cuando era líder de la oposición- no lo hizo en los años que estuvo al frente del gobierno (como tampoco disponía de bienes inmuebles del estado para sus vacaciones estivales). El ministro de interior Rubalcaba ha tenido que salir al paso ante las protestas del propio Aznar.

El asunto del "avioncito" ha hecho mella en el PSOE y el recurso al argumento de la seguridad del presidente para justificarlo ha impedido cualquier rectificación. No se puede ser mezquino escatimando el gasto con la seguridad del presidente, vino a decir el resucitado Pepiño, cuando tan generoso se es con el séquito de escoltas del señor Aznar, formalmente retirado de la política. No se trata de que haya que diferenciar lo público de lo privado (porque un mitin es un acto público) sino de esforzarse en distinguir el partido del Estado, por pura cuestión de educación política, precisamente ahora que la ultraderecha fascista invade Europa de nuevo. Se empieza por ir en Falcon a los mitines y se acaba como el "amigo" Berlusconi, fletando aviones para trasladar a sus invitados y cortesanas a las fiestas "privadas", y quedándote con el culo al aire.

Qué desgracia la del italiano. Ha sido junto a Sarkozy el gran valedor del presidente español para que éste pueda presumir en campaña, como un gran mérito propio, de asistir a las reuniones del G8 o del GX+1 de turno (siendo 1=ZP), y -en vísperas de la votación europa- es puesto en evidencia por el gran ojo de la política global que es El País, publicando las fotos prohibidas; no por amarillismo claro está, sino para que los italianos no deriven de nuevo hacia el fascismo. Qué responsabilidad tan mezquina. De nada le va a servir a Berlusconi que el presidente del Real Madrid retrase hasta el lunes el fichaje del astro del Milán para que no le perjudique en las elecciones. A Mussolini lo colgaron de los pies, al nuevo Duce como se descuide algunos pretenden hacerlo de otro sitio (cuanto menos en la plazuela de la opinión pública). Impresentables y diminutos todos.

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