lunes, 6 de abril de 2009

Abril aguas mil


El comienzo del mes de abril, que debía ser triunfal para Zapatero, brillando de nuevo con toda su luminaria a los ojos del mundo como hombre de confianza y amigo de Obama, en la primera gira europea del nuevo presidente americano, está resultando un pequeño fiasco, en contra de todas las previsiones de Moncloa. Una vez más se hace bueno el refrán español: abril, aguas mil. Y es que la política de Zapatero está haciendo, en estos días, aguas por todas partes.

Las cámaras de TVE intentaron inmortalizar el fugaz momento en que ambos mandatarios se cruzaron, antes de sentarse a yantar, en la cumbre del G-20 de Londres (tuvo que congelar la imagen para conseguirlo). Nadie sacó esta vez el móvil para obtener la foto del breve encuentro de tres minutos -el primero de los muchos, se supone, que habrán de mantener ambos mandatarios-, pero como si hubieran sido tres horas, pues hubo tiempo de hablar de todo, a tenor del resumen que hizo después un emocionado Zapatero: repasaron el panorama internacional, sin apenas detenerse en Kosovo, y hubo tanta complicidad personal que han quedado para correr juntos (la repanocha, y lo más adecuado ciertamente cuando no se sabe inglés). La impresión personal (de Zapatero) no pudo ser mejor. "Lógicamente" sus "sensaciones" fueron "muy buenas".


Ese era, al parecer, el objetivo español en la cumbre, poder decir que el presidente español había visto y tocado al santo, y que lo de Aznar con Bush, poniendo los pies encima de la mesa en el rancho de Texas, era nada al lado de las canillas que iba a mostrar en breve Zapatero trotando por las praderas de la Casa Blanca. Mientras, Sarkozy y Merkel enseñaban los dientes a Obama, exigiendo medidas de control financiero y no simples "discursos bonitos". Se supone que Zapatero debía estar implicado con el eje franco-alemán, pero para ello hay que contar, y no sólo echarle cuento, como hace el presidente español, que ha optado por presentarse -o al menos eso es lo que ha intentado vender la propaganda monclovita- como el hombre que ha facilitado el acercamiento de posiciones entre Obama y el pequeño napoléon Sarkozy, que es quien ha brillado con luz propia entre los líderes europeos (más allá de los buenos oficios como anfitrión de Gordon Brown).


Tras agachar la orejas en la cumbre de la OTAN, después del roto español de Kosovo, llegó por fin el gran momento, el abrazo hombre a hombre de Zapatero con Obama en Praga y, claro está, la foto. Sabiendo la faena que iba a hacerle, de no participar al dia siguiente en el foro de la Alianza de Civilizaciones de Estambul (en contra de lo que había anunciado y presentado el gobierno español como un claro espaldarazo de Obama a la iniciativa internacional de Zapatero), el presidente Obama no ahorró gestos ni palmaditas en el hombro del mandatario español. Zapatero tuvo su Domingo de Ramos. No se sabe si aún en la nube o sufriendo ya su particular via crucis, no llegó el lunes a tiempo de la foto de la cumbre de Estambul, que hubo que repetirla más tarde, él posando como verdadero líder mundial en el centro. Como consuelo, Obama muy ocupado en Estambul, acudió al cóctel de cierre del foro de la Alianza de Civilizaciones, pero no tuvo tiempo de quedarse a cenar esta vez.


El trampolín internacional al que se ha encaramado Zapatero estos días para desde ahí lanzarse en un bonito salto a la piscina nacional, apenas le ha permitido alcanzar altura, y la piscina española se encuentra por demás bastante vacía, como consecuencia de la recesión económica y de la incapacidad del gobierno para llenarla. Zapatero se disponía al menos a taponarla y tenía previsto para ello hacer una crisis de gobierno a la vuelta de su gira internacional, pero ni siquiera esa pirueta puede salir bien. A Zapatero, aprovechando que estaba fuera, le han reventado desde dentro de sus propias filas la crisis, y de paso el eco mediático de su encuentro con Obama. Si la prensa internacional no ha dejado de tratar con dureza a Zapatero, después de lo de Kosovo, mostrándose muy crítica con su percepción de la de la situación económica española (antes y durante la crisis), la prensa nacional recogiendo este fin de semana filtraciones sobre la inmediata remodelación del gobierno no ha sido más indulgente con él.


Zapatero se ve forzado a adelantar un año la crisis de gobierno incialmente prevista para después de la presidencia española de la UE (2010), para intentar no naufragar en las próximas elecciones europeas, que él mismo parece haber convertido en un plebiscito sobre su política y capacidad de liderazgo. Desde luego, los últimos signos son preocupantes al respecto. Queda por ver si el diluvio es un fenómeno propio del mes de abril, anunciador de una nueva primavera, o si es que el barco se hunde de verdad. Para arreglar la avería existente no parece que los nombres barajados, de perfil marcadamente político y bastante quemados, sean los más idonéos. Habrá que esperar a que aterrice Zapatero, y dejar que nos sorprenda
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