miércoles, 29 de abril de 2009
Vive la Bruni !
viernes, 24 de abril de 2009
Miedo, muchos miedos
Junto al drama personal, social y nacional que esta dinámica acelerada de paro produce, hay incertidumbre y preocupación acerca de los efectos de esta crisis -cuya verdadera naturaleza se desconoce- sobre las defensas del estado de bienestar, que no puede sobrevivir en un clima que no sea de bonanza económica. Zapatero, dicen, está desorientado y entre lo que sabe y no sabe de economía pregunta de todo en petit comité, hasta por la posibilidad de salirse del euro, que a los británicos no les va tan mal. Por preguntar por lo bajines que no quede, pero el gobernador del Banco de España que se calle, que con sus declaraciones públicas cuestionando el futuro de las pensiones de la seguridad social si no se realizan determinadas reformas, causa alarma social. Y tuvo que salir el ministro de trabajo, con el casco puesto, a darle unos cuántos martillazos en la cabeza, cuestionando sus fuentes y su leal entender. Al gobernador, nada sospechoso de connivencia con Rajoy, dada su significación socialista de toda la vida, se le afea desde el ejecutivo por saber economía (si hay una institución que sabe de economía es el Banco de España) y por cumplir su papel institucional. Harto curioso. Lo que quiere decir que cuando habla en voz baja y manda informes a Moncloa no le hacen ni caso, y no quiere ser cómplice de ese silencio.
Gobernar es mantener y cambiar el rumbo de la nave cuando es necesario, máxime si hay tormenta y si la furia de las olas puede arrastrar al fondo al pasaje, con marinería y cargamento incluidos. El gobernador del Banco de España está exigiendo ese cambio de rumbo en la política económica, con reformas estructurales concretas (comenzando por el control del gasto público y la reforma del mercado laboral), a quien gobierna la política española, el gran timonel, que está sin embargo más concentrado en atravesar la tormenta con el menor daño político personal posible, y que no infunde ninguna confianza cuando sale a cubierta. Quien le critique practica el "discurso del miedo"; pero él, miedo, miedo, a lo que tiene miedo es a perder las próximas elecciones. Ya lo ha dicho la jefa de máquinas socialista, Leire Pajín: porque la crisis es global, la responsabilidad de todo cuanto ocurra en España será siempre de Bush, Aznar y Pizarro, pues no han sido sino los vientos neoliberales los que nos han traído la situación complicada y de riesgo que vivimos. Ella, por de pronto, se ha asegurado un nuevo sueldo, puesto que acaba de ser designada senadora por la comunidad valenciana, con unos emolumentos que añadirá a los que cobra del PSOE por su cargo interno y los que recibe como ex secretaria de Estado. Hay que atesorar en tiempos de crisis. Más que escándalo o miedo, esta capitana araña produce auténtico espanto.
El gobernador Fernández Ordóñez prefiere, y le honra, ser sincero antes que quedarse mudo sobre los riesgos que tenemos delante, no como "futuro-futuro", sino como "futuro presente". Como ha explicado el sociólo alemán Ulrich Beck, riesgo no es sinónimo de catástrofe, significa la "anticipación" de la catástrofe. Los riesgos son siempre acontecimientos futuros que pueden suceder, que nos amenazan. Pero este peligro constante sacude nuestras expectativas, se aloja en nuestras mentes y guía nuestra acción, se convierte en una fuerza política con poder de cambio. El miedo a la crisis mueve a políticos y ciudadanos en sentido contrario. Anticiparse a la catástrofe es obligación de los políticos, y a ello quiere empujar el gobernador del Banco de España. Pero la catastrofe que teme Zapatero es su propia caída, y anticiparse a ella le llevó primero a negar la crisis y ahora a evitar que el riesgo reine como anticipación "creída" en las mentes de las personas y en las instituciones, lo que pretende conseguir a base de relativizar la más cruda de las realidades, amparado en la conveniencia de no socavar las bases generales de la confianza.
El riesgo es ambivalente, no deja de contener una estela de progreso y de éxito, que se abroga en este caso como propio el PP, afanándose en recordar estos días sus éxitos económicos durante el gobierno de Aznar y el mismo rescate de una seguridad social prácticamente en quiebra cuando los populares llegaron al poder en 1996. El PP por demás se ha adelanto a presentar, ante la inacción del gobierno, un paquete de medidas que le hagan "creíble" como alternativa de gobierno. Se erige al mismo tiempo en el "futuro pasado" y en el "presente del futuro", la única esperanza capaz de enfrentarse a la consecuencia desconocida y no deseada del riesgo que amenaza con destruir los cimientos del estado de bienestar en España. Pero ni Zapatero pide ayuda a Rajoy para conjurar el miedo, ni Rajoy se ofrece tampoco a Zapatero para combatir juntos la amenaza. Para Zapatero confesar el miedo sería cobardía política. Para Rajoy prestarse a Zapatero, acto requerido como patriótico, supondría también aceptar una situación de debilidad, personal y colectiva. El miedo paraliza, pero moviliza igualmente a la búsqueda de un "protector", y hay que estar visible y en la mejor posición .
Aunque hay miedos y miedos. El principal transmisor actual del miedo son los medios de comunicación de masas. La responsabilidad de algunos ante la crisis les impide jugar con la credulidad de la sociedad para que el pánico estalle. Por eso, medios como El País optan decididamente por meter miedo a algunos políticos, como Camps. La filtración de supuestas conversaciones grabadas por orden judicial, pero que no aparecen en el sumario del caso Gürtel trasladado al Tribunal Superior de Justicia de Valencia, echa más picante a las actuaciones del juez Garzón, siempre contando con la inestimable ayuda de la policía, que tanto envidia para sí el Fiscal General del Estado Conde-Pumpido, quejoso la última semana de que la policía no colaboraba suficientemente con él en sus diligencias contra el entramado de ETA, de tan ocupada que la tenía cn sus cosas (Guantánamo incluido) el juez estrella. Da miedo pensar que los delitos los comete la Audiencia Nacional filtrando una y otra vez material que compromete los derechos de las personas, y que vulnera en este caso no ya la presunción de inocencia, sino el más estricto derecho a la privacidad.
La supuesta conversación del presidente valenciano con su "amiguito del alma" El Bigotes (principal encausado como responsable de la trama corrupta en Valencia) no tendrá relevancia penal, pero como conversación de amigos que transcurre en un lenguaje totalmente desinhibido, es abrasiva desde el punto de vista político. Seguro que a Camps le ha producido susto y canguelo esa publicación, que es en el fondo lo que persigue ese decidido ataque de El País contra el líder valenciano: que se cague de miedo, señalarle como un apestado, y forzar que el partido popular le retire de inmediato del primer plano político. Y todo esto transcurre mientras miedo auténtico se apodera de muchas personas independientes invitadas por Patxi López a formar parte del próximo gobierno vasco bajo su liderazgo, y que declinan la oferta. Por miedo. El miedo que infunde ETA, apuntando directamente a ese futuro gobierno en su comunicado del pasado Aberri Eguna. El verdadero "discurso del miedo" y del "terror" que se apodera de la sociedad vasca, como instrumento de control social global, y del que tanto se beneficia el PNV, sin que haga lo suficiente por ahuyentarlo. El miedo que puede malograr el cambio en Euskadi.
Miedo, muchos miedos, pero que no cunda el pánico. Esto no se hunde, todavía.
domingo, 19 de abril de 2009
Congreso de UPN: antecedentes
En octubre Barcina dijo que no se presentaría a la presidencia de UPN si se producía la ruptura del pacto que unía a UPN con el PP (de forma muy ventajosa para el primero) desde 1991. Los regionalistas navarros estaban y están gobernando en Navarra con el permiso y los apoyos puntuales del PSOE-PSN, pues a pesar de ser el partido más votado UPN no dispone de mayoría absoluta y cabía otra fórmula alternativa de gobierno tras los resultados de las eleccciones autonómicas de 2007: una coalición entre los socialistas navarros y los nacionalistas vascos (representados por NaBai). UPN tenía que agradecer el favor, y en pro de la reciprocidad sus órganos rectores decidieron abstenerse en la votación de los presupuestos generales del estado, en Madrid, contraviniendo la política general del PP y el sentido del pacto que le unía a este partido (por el cual el PP era la voz de UPN en Madrid y UPN la voz del PP en Navarra, hasta el punto de que el PP renunciaba a presentarse como tal en Navarra en todo tipo de elecciones y no contaba siquiera con organización propia en el territorio foral).
El PSN negó que hubiera exigido esa contrapartida para continuar apoyando al Gobierno Sanz, pero la crisis navarra ahondaba aún más la crisis general del PP generada por la ofensiva de los críticos (Esperanza Aguirre y sus muchachos) contra Rajoy, y todo lo que fuera debilitar al adversario era ganancia para el PSOE. Rajoy entendió que UPN se lanzaba de manera deliberada a la ruptura con el PP, y con buena lógica le advirtió que, de contravenir el voto de los populares en las Cortes, los regionalistas serían responsables de una "ruptura unilateral del pacto", expresión propia del lenguaje foralista, que acusó UPN.
Sanz parecía disfrutar en esa tesitura, como si estuviera haciendo política de la grande, mientras Barcina desaprobaba sus maneras, o eso es lo que decía a sus allegados, y hasta se presentó como la que había intentado reconducir in extremis la situación con el PP, negociando sin éxito con la secretaria general Cospedal. Sin embargo, no tardó, en contra de lo manifestado inicialmente, en anunciar que optaría a la sucesión de Sanz. ¿Por qué lo hizo, siendo como era, por muchos títulos, la candidata natural a presidir el PP de la refundación en Navarra? Porque irse al PP, dijo, es lo que les gustaría a los socialistas: ella sabe que arrastra votos y con ella en el PP la fractura de UPN sería mayor y podría dejar al PSN como partido más votado. Ella sólo piensa en UPN. Responsabilidad.
Pero por otra parte, ella es ambiciosa, y con el PP no podría aspirar de facto a presidir el gobierno de Navarra, que es lo que ella quiere, y de inmediato, en cuanto se vaya Sanz. Dejar la alcaldía de Pamplona para estar de comparsa en el Parlamento foral o de simple consejera, pues no. Y volver a la universidad le aburre. ¿Qué hacer? Pues quedarse en UPN e ir a por todas, y si fracasa, siempre podrá empujar la puerta del PP. Interés personal.
Barcina tomó desde entonces la iniciativa dentro de UPN, pero quedaba por saber si contaba con el apoyo de UPN, o más en concreto si seguía contando con el apoyo de Sanz tras su actuación en la crisis. La burgalesa Barcina o Alberto Catalán, secretario general del partido y convecino de Sanz en la localidad de Corella. Vaya dilema para Sanz y no estaba claro que, a la vista de su deriva localista, no quisiera éste llegar hasta el final. Sanz y Catalán controlan el aparato del partido. Barcina fuera de Pamplona, dicho en plata, no se jala una rosca (de ahí que se haya empleado estos meses en patear a conciencia Navarra). Barcina cogió la delantera y afirmó tajante que no quería bicefalias (Catalán en la presidencia del partido y ella en la del gobierno). Lo que podía despertar más recelos en UPN (desconfianza hacia Barcina por su mayor orientación al PP en aquellos momentos). Órdago.
Pero Sanz confía más en la política antigua que en la moderna. A base de chupar sillón del trono en el Viejo Reyno, se ha empeñado en trenzar una red de políticas familiares y de alianzas matrimoniales. Debe haber tilín entre Yolanda Barcina y Roberto Jiménez, y si no que se aguanten, la seguridad del reino está por encima, y hemos de confiar en eso para asegurar la felicidad futura de los navarros. Regionalistas y socialistas unidos por siempre en el gobierno de Navarra. Todo por Navarra. ¡Pobre Barcina, qué sacrificada! Catalán tendrá que conformarse, y gracias, con ser vicepresidente del partido.
La ponencia política de este VIII Congreso de UPN alude a la ruptura con el PP de un modo totalmente impersonal, muy distinto de cómo se suscitó en caliente, sin señalar personas o partidos como responsables de la ruptura, sino solamente circunstancias: la desaparición del mecanismo previsto por la LORAFNA que establecía el acceso automático al Gobierno de Navarra de la formación más votada (razón fundamental de aquel pacto, según UPN), y la "autonomía de los órganos de dirección de UPN para adoptar decisiones sobre asuntos de interés para Navarra". Todo, en la lógica de UPN, acaba siendo de interés para Navarra porque acaba afectando, de un modo u otro, desde el miedo a Euskadi, a lo primordial de Navarra: su territorialidad y diferenciación jurídica. En Navarra no hay más frontera política que la que separa a nacionalistas y no nacionalistas.
UPN se declara mayor de edad para seguir protagonizando sin tutelas de Madrid la política foral, pero no hay ninguna variación en su discurso político, profundamente cansino en el sentir de muchos. Ha llegado la hora de Doña Barcina de Navarra y el momento también de que el PP, recuperadas sus siglas en el único lugar de España donde no las tenía, defina claramente ya, sin mayor dilación, su discurso, estrategia y liderazgo en Navarra, si quiere realmente aportar aire fresco a la política de este pequeño rincón pirenaico. En contra de lo que piensa Sanz, una lectura atenta del cambio reciente en el País Vasco sirve mucho más para críticar la política tradicional y la estrategia reciente de UPN, que para reafirmarlas.
martes, 14 de abril de 2009
Vade retro
Este año ETA, a través de Gara, ha transmitido la víspera su particular mensaje de Pascua. En un lenguaje cada vez más siniestro y menos comprensible para el común de los mortales, la organización terrorista vasca no tiene empacho en tildar a Patxi López de "caudillo", negándole cualquier legitimidad democrática. Resulta un sarcasmo que los terroristas hablen del futuro gobierno vasco como el "gobierno del fascismo y de la vulneración de derechos", y no dudan en afirmar que sus integrantes serán "objetivo prioritario de ETA".
El comunicado arremete también contra el PNV, a quien responsabiliza de ser el "máximo responsable del resurgir del españolismo" al haber pretendido los jelkides beneficiarse de la ilegalización de la izquierda abertzale. Niega ese título a Aralar (formación que "será castigada en la historia de este pueblo con adjetivos amargos") y cifra la esperanza vasca en los 100.000 nulos de las pasadas elecciones ("los de la lucha y la dignidad").
ETA construye su particular monumento a la intolerancia. Se muestra dispuesta a "consensuar" (sic) con las "fuerzas democráticas de Euskal Herria" (no se sabe cuáles son entre tantos fascistas) una "estrategia única" para el "cambio político" y para la "solución democrática" al "conflicto". Pero ETA no da margen alguno para el diálogo que no sea la simple aceptación de sus exigencias: el "escenario de autodeterminación". Y mientras tanto "que nadie le pida a ETA que renuncie a la lucha con las armas". Para ETA sólo existen dos proyectos que colisionan: el independentista y el "impuesto" por los estados español y francés. "Entre ambos no hay proyecto político intermedio posible", afirma ETA descalificando el autonomismo de los últimos treinta años, que sólo habría servido para inflar el españolismo.
Es ETA quien cierra la puertas. Su lenguaje es de absoluta negación, un lenguaje diabólico en el fondo y en la forma. ETA es el ángel caído, el poder de la serpiente que alienta el espíritu de la revuelta vasca contra toda autoridad que no sea la suya. A fuego pretende expulsar del paraíso vasco a toda criatura cuyo ideal de vida y de comunidad pretenda desviarse de la norma del nacionalismo excluyente y anacrónico, que no es ya la teocracia aranista sino la utopía libertario-socialista que sedujo hace medio siglo. ETA no ha hecho sino recrear el mito de Satán, muy presente en el imaginario político anarquista desde el siglo XIX.
Por todo ello cabía exigir del PNV una actitud distinta a la manifestada en este Aberri Eguna de 2009. El PNV se ha recreado en su discurso igualmente deslegitimador del próximo gobierno de Patxi López, que "nacerá de la trampa y del engaño", en palabras de Urkullu. Nadie les impide proclamar que su objetivo es el "reconocimiento del derecho de autodeterminación" de Euskadi, pero no es verdad que aquél se enfrente al proyecto del "unionismo" encarnado por PSOE y PP para construir "una España uniforme". Por mucho que puedan coincidir los nacionalistas en los objetivos, sorprende el escaso empeño del PNV por diferenciarse del discurso de ETA. Seguramente el texto presentado por los dirigentes jeltzales este domingo titulado Euskadi, nuestra única patria no responde al sentir de buena parte de los votantes del PNV, cada vez más conscientes -en sus propias carnes- del progreso real, a lo largo de los últimos 30 años, de una identidad múltiple en el País Vasco (las encuestas reflejan que son minoría quienes se sienten sólo vasco o sólo español).
No se trata de pedir a los militantes del PNV, en mor de sus orígenes, que renueven sus promesas bautismales en el Aberri Eguna, prolongando el ritual de la vigilia pascual, que no pocos habrán celebrado previamente. Pero sí es tiempo, en las actuales circunsancias, de renovar la fe demorática y de mostrar la mayor firmeza frente a ETA, sin concederle el menor resquicio de legitimidad. Aun debilitada, anda suelta, y no caben fisuras ni componendas a la hora de decirle con claridad, como en la práctica del exorcismo: Vade retro.
miércoles, 8 de abril de 2009
Gobierno increíble
No hay más remedio que plegarse a la evidencia de la gravedad de la crisis. La que fuera palabra proscrita del vocabulario político de Zapatero, es ahora la más repetida para justificar la propia crisis de gobierno. Se necesita un cambio de ritmo, eficacia contra la crisis económica. Solbes podrá ya dormir tranquilo, sin temor a ser sorprendido bostezando entre reunión y reunión, que verle así era descorazonador, y letal para nuestra economía, tan necesitada de confianza. Quién iba a pensar que la solución de nuestros males se encontraba tan cerca. La discreta Salgado pasa a la primera línea política como nuevo "cerebro gris" económico. Ojalá su ciencia haga milagros, pero en todo caso su buen hacer anterior ya es un aval para esta situación de crisis que aflige particularmente a España. Consiguió que los españoles fumaran menos, intentó también que redujeran el alcohol, y ahora que va a tener la sartén por el mango seguro que consigue que disminuyamos nuestras necesidades y sintamos menos la crisis. Claro, que a base de reducir el consumo no se reactiva la economía, pero ya se le ocurrirá algo.
Ella sola, en cualquier caso, no podrá sacarnos de esto, y los nuevos ministros que se incorporan no sabemos muy bien qué aportan, ni tampoco los que se quedan (la cara de agotamiento de la vicepresidenta De la Vega, condenada a permanecer en el gobierno por el patinazo en Kosovo de quien estaba destinada a sucederla, es ya un poema). Puestos a reconocer la crisis, cabe exigir una cierta coherencia y predicar con el ejemplo. Si el gobierno va a incrementar el gasto público en inversiones, debe reducirlo en gasto corriente. Era la oportunidad y se disponía de un argumento impecable para adelgazar la misma estructura del gobierno y prescindir de algunos ministros o ministras que pintan muy poco y resulta un lujo mantenerlos al frente de carteras desprovistas de competencias reales (Igualdad, Vivienda...), o que han visto muy mermadas las que tenían al rectificarse parcialmente los cambios de estructura anteriores (Ciencia y Tecnología).
Zapatero justificó la creación del Ministerio de Ciencia y Tecnología, con la ministra Garmendia al frente, como una clara apuesta por el papel de la universidad y su decisiva aportación a la investigación en el cambio del modelo productivo. Ahora, cuando todos convienen en la necesidad de ese cambio de modelo productivo para salir de la crisis, la Universidad regresa al Ministerio de Educación, pero no la Investigación, lo cual supone una nueva improvisación, y otro golpe más a las universidades (demasiados los que ha sufrido ya bajo Zapatero, dificultando enormemente los trabajos de acomodación a Bolonia), que esperemos no sea mortal, pues separar la investigación de la docencia universitaria es atentar directamente contra uno de los fundamentos más preciados por quienes viven de verdad el quehacer universitario. Esa escisión al precio de situar a un metafísico y ex rector de rectores al frente de la educación no va a poder aportar tampoco gran cosa a lo que se antoja como una cuestión imprescindible: la revalorización de la investigación en humanidades y ciencias sociales, tan despreciada hoy en día, y sin la cual no es posible mejorar el espíritu público. Pero como Zapatero confunde los intelectuales con los titiriteros que le apoyan y ayudan en su alto propósito de revolución moral, esta necesidad se ve cubierta con el nuevo nombramiento de la ministra de cultura, guionista y directora de cine, devota del canon digital y que va a meter en cintura a los pobres cinéfilos piratas que circulan por internet.
Dar refugio en el gobierno a algunos pesos pesados del PSOE y seguir confiando en la propaganda, como lógica predominante que se advierte en la remodelación, resulta bastante increíble y contradictorio, por supuesto, con el imperativo de eficacia frente a la crisis económica. José Blanco puede ser un mago de la comunicación y gestionará sin duda eficazmente la política de inauguraciones de obra pública financiada a través del plan E, pero eso no le convertirá en un buen ministro de Fomento, para lo que se requiere algún que otro conocimiento más. Traer a Madrid a un presidente de la Junta de Andalucía en pleno declive político (el PSOE baja y el PP sube, a punto de cruzarse –esta vez sí- Arenas), puede ser una buena salida para Chaves, pero su posible contribución al gobierno no deja muy bien a Zapatero. Todo lo que pueda aportar como ministro de Cooperación Territorial estará destinado a arreglar los estropicios de la política territorial de Zapatero en la anterior legislatura, y a contener muy particularmente (revestido de la autoridad que pueda hacer valer Chaves como presidente del PSOE) a los catalanes (incluídos los socialistas), a quienes no va satisfacer la sentencia (sea cual sea) del Tribunal Constitucional sobre el nuevo Estatut que alentó Zapatero. Ya sólo le falta al presidente del gobierno que su actual soledad parlamentaria se agrave aún más con la rebelión de los diputados del PSC.
Pero lo más increíble de esta crisis de gobierno es que Zapatero se haya nombrado a sí mismo ministro de deporte. Populista fue su promesa de crear un ministerio del deporte (en una respuesta improvisada ante las cámaras a solicitud del seleccionador español de tenis después de ganar España la Copa Davis), y más populista aún su decisión de que el deporte español dependa directamente del presidente del gobierno. Todo un nuevo filón de propaganda para el régimen de Zapatero. Las glorias deportivas nacionales y la ola patriótica de entusiasmo que susciten, serán a partir de ahora mérito indiscutible del guía y conductor Zapatero. Esto no es ya populismo, sino puro fascismo. Que no se dé cuenta él mismo es signo evidente de que sí, de que va a tener razón el difunto confesor del rey, y es verdad que Zapatero es un perfecto inmaduro. Este nuevo gobierno es increíble (y, con estos antecedentes, a poco bien que lo haga, lo parecerá aún más...).
lunes, 6 de abril de 2009
Abril aguas mil
Las cámaras de TVE intentaron inmortalizar el fugaz momento en que ambos mandatarios se cruzaron, antes de sentarse a yantar, en la cumbre del G-20 de Londres (tuvo que congelar la imagen para conseguirlo). Nadie sacó esta vez el móvil para obtener la foto del breve encuentro de tres minutos -el primero de los muchos, se supone, que habrán de mantener ambos mandatarios-, pero como si hubieran sido tres horas, pues hubo tiempo de hablar de todo, a tenor del resumen que hizo después un emocionado Zapatero: repasaron el panorama internacional, sin apenas detenerse en Kosovo, y hubo tanta complicidad personal que han quedado para correr juntos (la repanocha, y lo más adecuado ciertamente cuando no se sabe inglés). La impresión personal (de Zapatero) no pudo ser mejor. "Lógicamente" sus "sensaciones" fueron "muy buenas".
Ese era, al parecer, el objetivo español en la cumbre, poder decir que el presidente español había visto y tocado al santo, y que lo de Aznar con Bush, poniendo los pies encima de la mesa en el rancho de Texas, era nada al lado de las canillas que iba a mostrar en breve Zapatero trotando por las praderas de la Casa Blanca. Mientras, Sarkozy y Merkel enseñaban los dientes a Obama, exigiendo medidas de control financiero y no simples "discursos bonitos". Se supone que Zapatero debía estar implicado con el eje franco-alemán, pero para ello hay que contar, y no sólo echarle cuento, como hace el presidente español, que ha optado por presentarse -o al menos eso es lo que ha intentado vender la propaganda monclovita- como el hombre que ha facilitado el acercamiento de posiciones entre Obama y el pequeño napoléon Sarkozy, que es quien ha brillado con luz propia entre los líderes europeos (más allá de los buenos oficios como anfitrión de Gordon Brown).
Tras agachar la orejas en la cumbre de la OTAN, después del roto español de Kosovo, llegó por fin el gran momento, el abrazo hombre a hombre de Zapatero con Obama en Praga y, claro está, la foto. Sabiendo la faena que iba a hacerle, de no participar al dia siguiente en el foro de la Alianza de Civilizaciones de Estambul (en contra de lo que había anunciado y presentado el gobierno español como un claro espaldarazo de Obama a la iniciativa internacional de Zapatero), el presidente Obama no ahorró gestos ni palmaditas en el hombro del mandatario español. Zapatero tuvo su Domingo de Ramos. No se sabe si aún en la nube o sufriendo ya su particular via crucis, no llegó el lunes a tiempo de la foto de la cumbre de Estambul, que hubo que repetirla más tarde, él posando como verdadero líder mundial en el centro. Como consuelo, Obama muy ocupado en Estambul, acudió al cóctel de cierre del foro de la Alianza de Civilizaciones, pero no tuvo tiempo de quedarse a cenar esta vez.
El trampolín internacional al que se ha encaramado Zapatero estos días para desde ahí lanzarse en un bonito salto a la piscina nacional, apenas le ha permitido alcanzar altura, y la piscina española se encuentra por demás bastante vacía, como consecuencia de la recesión económica y de la incapacidad del gobierno para llenarla. Zapatero se disponía al menos a taponarla y tenía previsto para ello hacer una crisis de gobierno a la vuelta de su gira internacional, pero ni siquiera esa pirueta puede salir bien. A Zapatero, aprovechando que estaba fuera, le han reventado desde dentro de sus propias filas la crisis, y de paso el eco mediático de su encuentro con Obama. Si la prensa internacional no ha dejado de tratar con dureza a Zapatero, después de lo de Kosovo, mostrándose muy crítica con su percepción de la de la situación económica española (antes y durante la crisis), la prensa nacional recogiendo este fin de semana filtraciones sobre la inmediata remodelación del gobierno no ha sido más indulgente con él.
Zapatero se ve forzado a adelantar un año la crisis de gobierno incialmente prevista para después de la presidencia española de la UE (2010), para intentar no naufragar en las próximas elecciones europeas, que él mismo parece haber convertido en un plebiscito sobre su política y capacidad de liderazgo. Desde luego, los últimos signos son preocupantes al respecto. Queda por ver si el diluvio es un fenómeno propio del mes de abril, anunciador de una nueva primavera, o si es que el barco se hunde de verdad. Para arreglar la avería existente no parece que los nombres barajados, de perfil marcadamente político y bastante quemados, sean los más idonéos. Habrá que esperar a que aterrice Zapatero, y dejar que nos sorprenda.