martes, 11 de agosto de 2009

ETA y el PP


En verano se puede ver de todo y se consiente todo, incluso en política. Hay imágenes que no pasan desapercibidas, aunque se produzcan en una de esas tormentas de verano con mucho ruido y aparato eléctrico. Para algunos podrán formar parte del espectáculo en que se quiere convertir la actividad política, pero tanta desnudez, y de tan escaso gusto, acaba molestando a los espíritus más puros y sensibles. Es lo que ha sucedido con la escenificación de la detención policial de militantes del PP en Mallorca, exhibidos bien esposados ante las cámaras, como si de peligrosos delincuentes se trataran, al día siguiente de que ETA volviera a atentar por segunda vez en lo que va de mes en la isla, dentro de su particular campaña de verano, tratando de demostrar la buena salud de que goza la banda terrorista en su 50 aniversario, y de forzar una nueva negociación con el gobierno, aspecto al que no ha dejado de referirse en su último comunicado.

Antes de que este hecho de las detenciones del PP se produjera, la tormenta de verano se había desatado por unas declaraciones de la secretaria general del PP afirmando (tras la torpeza cometida por la vicepresidenta De la Vega a propósito del archivo del caso Camps) que el gobierno perseguía con más saña al PP que a ETA. La expresión no fue excesivamente afortunada, por más que los calores marbellís que la acompañaron tengan su parte de culpa (aunque, a decir verdad, más allá de la forma y la oportunidad, esas declaraciones no son en el fondo muy distintas de las que pronunció tiempo atrás el Fiscal Conde-Pumpido contra Garzón, en un arranque de sinceridad). El PP ha podido en el pasado instrumentalizar políticamente la lucha contra el terrorismo, pero no se acaba de entender, si no es por inmadurez, ceguera o subordinación política de los responsables, que pueda cometerse un exceso de este tipo, pues a la postre este sinfín de torpezas termina haciendo que sea o parezca verdad la afirmación de Cospedal.

Mientras ETA mata y pone bombas en Mallorca, trastocando de forma dramática la vida de tantos ciudadanos y turistas, y la misma imagen de España, la policía hace una demostración de fuerza con militantes del PP, lo que llama la atención de cualquiera, pues lo que el sentido común y la audiencia esperan en esas circunstancias es la noticia de la detención de los terroristas. Evidentemente no hay que pensar que no hagan todo lo posible para ello, pero razón de más, puesto que los resultados no son los esperados, para no desconcertar a propios y extraños con actuaciones como esta. Es obvio que la Fiscalía y la Policía tienen la obligación de perseguir a los corruptos, allá donde se encuentren, sin exclusión de los partidos políticos, pero llueve sobre mojado. Basta recordar lo que sucedió en Canarias, antes de que se desatara el caso Gürtel, donde se urdió una operación de criminalización del PP, en que magistrados, policías y periodistas actuaban juntos de un modo más que dudoso, y que los tribunales tendrán que juzgar ante la denuncia interpuesta por el PP.

Situar a ETA y al PP en el mismo plano resulta una imagen burda y excesiva, se haga con la intención que se haga. No es ciertamente la primera vez que se ha jugado con ella, pues lo hicieron socialistas o nacionalistas cuando el PP discutió en la pasada legislatura la politica antiterrorista del gobierno, antes de que éste rectificara en la actual. Se buscó entonces situar a ETA y al PP en los extremos, como ejemplo de radicalismos que había que evitar. Como si la existencia y las actitudes del PP justificaran la presencia de ETA, como en tiempos del franquismo, idea que se barajó de forma sutil para sostener la apuesta de Zapatero por la negociación con ETA.

Producido el giro de timón contra ETA, se escuchan ahora voces en el ámbito vasco entre los socialistas, aparentemente bienintencionadas, celebrando que el PP (vasco) haya entrado en la normalidad democrática, en constraste, dicen, con la vieja AP. Se olvida que incluso el núcleo del viejo PP vasco con Mayor Oreja procedía de UCD, y que, por lejano que pueda parecer ya, mérito de Aznar en la oposición fue la refundación del PP recogiendo la herencia de UCD y a costa del propio espacio electoral del CDS de Adolfo Suárez. Con todo, no es suficiente que desde el PSOE se haya superado la tentación de asimilar a ETA con el PP en el plano político, si no lo hace también el gobierno en el policial. No basta con descalificar, algo tendrá que explicar el ministro del interior Rubalcaba. Tanta frivolidad, aunque estemos en verano, no es de recibo.

Viñeta de
Martín Morales en Estrella Digital, 15-08-2009





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