miércoles, 3 de febrero de 2010

Desbordado y sin pulso

El gobierno parece desbordado por los hechos y sin pulso. Desbordado por la realidad que no quiso ver y negó, y también por la realidad que él mismo ha construido, y que amenaza ahora con caérsele encima. Ante esta situación, para la que se requiere coraje, el gobierno se muestra titubeante e indeciso. El problema es que ha perdido no sólo la credibilidad, sino lo que es peor, la autoridad. La cuestión no es ya que se piense que ha dado todo lo que podía dar de sí, o que no cabe esperar nada de él, sino que se le haya perdido el respeto. A Zapatero el primero, dentro y fuera de España. El maltrato que padece en las redes sociales de Internet es un síntoma preocupante.

Los datos son contundentes y no se pueden discutir. Ni siquiera maquillar. El paro -acelerada o desaceleradamente- sigue subiendo sin parar a cotas alarmantes. Se cuente como se cuente en enero ha sobrepasado el umbral de los cuatro millones. Un mazazo. El déficit, otro tanto. Nuestra deuda asusta y no habrá quien la compre a este paso. En la cumbre de Davos, el presidente español, a la defensiva, ha sido humillado. Lo de menos es que no sepa inglés. Lo grave es que, refugiado en su pensamiento mágico, considere que basta afirmar que España es un país serio, para que así sea, cuando lo cierto es que a España se la considera hoy un problema, y se la sitúa con los países que tienen problemas, al lado de Grecia y Letonia, como ocurrió en Davos.

Zapatero se ha marchado a orar con Obama. Falta les hace a los dos, pensarán algunos. El americano ha perdido su estado de gracia y no le queda más remedio que imprimir un giro pragmático a su política, si quiere conservar el pulso. Zapatero aunque quiera ya no puede, y si confiaba en que su suerte mejoraba unida a la de Obama, éste aunque pueda ayudarle ya no quiere. Después de rezar juntos, cada cual por su lado, y que Dios la ampare buena. Hasta el punto de que por primera vez un presidente norteamericano no asistirá a la cumbre EEUU-UE, prevista para la primavera en Madrid. Nueva humillación y nuevo mazazo.

La ficción creada de la conjunción cósmica entre Obama y la presidencia española de la UE se ha convertido en un auténtico fiasco, para descrédito de la pitonisa Pajín, y con evidente coste político para Zapatero. La agenda de Obama no es excusa. O la Unión Europea aparece como muy poquita cosa a los ojos de Obama, u Obama no tiene particular interés en compartir liderazgo con Zapatero. El liderazgo “progresista” de Zapatero no le interesa a Obama que se confunda con el suyo.

El primero está varado en la “izquierda cultural” y ha dejado a España a la cola de los países desarrollados, y será preciso toda una travesía del desierto para que salga de la recesión. El segundo, por el contrario, comienza a mirar más hacia el centro para conseguir mantener a EEUU como referente económico y político indiscutible de un mundo cada vez más incierto e inquietante como consecuencia misma del proceso de globalización.

Es la otra cara del pensamiento mágico. El pensamiento no transforma de forma mágica la realidad, pero las ideas una vez que se formulan son actos de lenguaje, que esconden una intencionalidad y que forman parte de una estrategia. Son actos políticos y deben ser tratados y juzgados, por tanto, como hechos. Esto es lo que magnifica el drama de Zapatero, y lo que endurece el juicio político que recibe actualmente. Su palabra fácil e inconsistente (en su boca o en la de quienes hablan en su nombre) comienza a pesar sobre él como una auténtica losa.

De nada sirve ya que rectifique, o que plantee debates o cuestiones que parecen razonables desde la lógica del pragmatismo, como pueda ser el retraso de la edad de la jubilación, según recomendó hace tiempo la UE a los países miembros. Haga lo que haga, Zapatero llega tarde, y lo hace mal, porque es incapaz de explicar lo que hace, porque no transmite seguridad ni confianza, porque le falta convicción. Aznar, más que al quite, al desquite, le ha propuesto un punto de examen para el Desayuno de Oración al afirmar: nunca nadie hizo tanto daño en tan poco tiempo. Zapatero no tiene fuerzas ni para responder. Esperemos que un buen desayuno americano y un ratito de oración, le tonifiquen  cuerpo y alma.

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