La gran constelación planetaria, anunciada hace tiempo por doña Leire Pajín, a propósito de la presidencia europea de Zapatero, lejos de fortalecerle -como se confiaba- está poniendo de manifiesto los límites de su liderazgo. El problema no es Obama (aunque Aznar, en su reaparición en la TV pública española, se empeñe en afirmarlo), sino Zapatero. Obama cumple su parte y le ha invitado al Desayuno de Oración en la Casa Blanca para que el presidente español se luzca como Orador. Lidiar en los debates parlamentarios, sabe, sabe como manejarse, aunque no diga mucho. Pero orar es una faceta suya desconocida, y hasta sorprendente que lo vaya a hacer, dado su empeño mostrado en España en que el nombre de Dios no se pronuncie, no en vano, sino en público. El presidente del Parlamento, Bono, está que trina, porque pudiéndole enseñar a orar, él que reza a diario según dice, no ha sido invitado como acompañante al Desayuno. Y ahí tenemos a Zapatero, leyendo solo la Biblia por las noches, alimentando sus buenos deseos.
Pero mientras llega su Hora, agrupamientos estelares más modestos de índole local, le están colocando en su peor momento: en las encuestas y ante la opinión pública, por los disgustos que le está dando la prensa y el buen rollito que ahora se vive en el PP (Aguirre y Gallardón escenificando su apoyo a Rajoy). Zapatero ha invitado a Pedro J. al famoso Desayuno, en prueba de buena voluntad, y ahora resulta que El Mundo parece olvidarse de su antigua inquina hacia Rajoy y está tirando decidido del hilo del chivatazo a ETA -el llamado caso Faisán- con consecuencias imprevisibles para el Gobierno. La investigación del soplo producido durante el proceso de negociación con ETA de la pasada legislatura, que desbarató una operación judicial en curso contra la banda, ya ha salpicado directamente al número dos del ministerio del Interior y ha puesto muy nervioso a su titular Rubalcaba.
Más allá del hecho en sí, y de las valoraciones que este reclama en el marco de la defensa del Estado de Derecho, la espinosa cuestión afecta de lleno a la política interna socialista. De discutirse si Rajoy sería el candidato del PP a las próximas elecciones generales hemos pasado a cuestionar que lo sea Zapatero por el PSOE, y hasta le han pedido dentro de sus filas que se defina, por harta que esté su mujer Sonsoles de la vida que lleva en el palacio de la Moncloa. En esta tesitura que Rubalcaba, a quien en mentideros de todo tipo se le considera la única personalidad socialista que podría suceder a Zapatero con garantías electorales, quede tocado o muy tocado, resulta evidentemente un problema, por incombustible que parezca el personaje. Todo se alinea fatalmente contra Zapatero. De la pretendida constelación con Obama hemos llegado a la constelación del Faisán. A base de desayunarse todas las mañanas en la prensa con Faisán, a Zapatero el Desayuno en la Casa Blanca con Obama se le puede atragantar. Esperemos que como música de fondo no suene El canto del cisne.
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