jueves, 18 de febrero de 2010

La invocación del pacto

Un pacto, un gran pacto, España necesita un pacto de estado para salir de la crisis. ¿Quién lo dice? El rey, Zapatero, los catalanes de CiU, todos parecen movilizarse a la búsqueda de ese pacto reparador. ¿Quién lo quiere? Nadie. ¿Quién es el culpable entonces de ese fracaso? Todos. Después del debate de ayer en el Congreso sobre el estado económico de España, esa es la impresión. Y como sucede siempre, aunque todos tengan razones, no siempre tienen razón.

El gobierno es consciente de su debilidad y cansancio, y como el boxeador a punto de ser noqueado, busca apoyo firme antes de desfallecer, hasta en el árbitro si es necesario (el rey, que habla, muñe pactos, y hasta invita a Obama a que visite en viaje oficial España, a ver si nos sube el ánimo, a Zapatero y a todos). Zapatero quiere un pacto sin medidas fuertes que le puedan pasar factura electoral. Un pacto para recuperar la imagen exterior de España y la confianza. Una invitación a la responsabilidad para apoyar la política económica del Gobierno. A lo que no se presta el PP de Rajoy.

No se pueden apoyar las decisiones del gobierno que han llevado precisamente a esa desconfianza generalizada, dentro y fuera de España. Si quiere apoyo, el gobierno debe rectificar el rumbo y estar dispuesto a acometer las medidas necesarias, reformas estructurales, aunque reporten sacrificios. El estado económico de España podrá no ser calamitoso, pero la economía está enferma, tiene algo más que un resfriado, y si ha de ir al quirófano necesita un cirujano que sepa lo que hay que hacer.

Y en esas estamos. Que Zapatero no quiere ser el cirujano de hierro, de triste mención en la historia de España. Cuánto más acompañado sí, para llegar él con la mejor salud que se pueda al 2012, pero sin hacer nada traumático. Medicina natural. España saldrá sola de la crisis... antes del 2012. Nada de reforma de pensiones ni cosas por el estilo. Es lo que le ha dicho Blanco, por mucho que se quiera ahora presentar al ministro de Fomento como auténtico hombre de Estado. El cuerpo de España podrá no aguantar, pero lo importante es que aguante el PSOE, y si Zapatero se hunde, pues ahí está él, el vicesecretario del PSOE que se postula a vicepresidente del gobierno, para luego sucederle, Pepiño Blanco, el controlador de los controladores buen controlador será. Hasta Rajoy, pidiendo ayer a la bancada socialista que tomaran la inicitiva de relevar a Zapatero, trabaja a su favor. Entre gallegos anda el juego.

Ni Zapatero quiere ser cirujano de una España necesitada de urgente intervención, ni Rajoy quiere dar un balón de oxígeno a un Zapatero gravemente enfermo, políticamente hablando. Se invoca el pacto, pero no hay verdadera voluntad por ninguna parte. Se empieza hablando de pacto, pero enseguida la valentía o el coraje al que se apela, no es para lograr el pacto, sino para presentar una moción de censura o retirar la confianza al presidente. ¿A qué no hay co...? En un momento del debate Zapatero tuvo un lapsus y se refirió a esta "cama" en lugar de la cámara. No es la primera vez que la mente del presidente se pierde o es atraída por ese campo semántico, aunque esta vez fue lógico, porque en el debate no se estuvo hablando de pacto sino dudando de los atributos masculinos del presidente del gobierno y del líder de la oposición.

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