jueves, 22 de octubre de 2009

De gays y machistas

Algunos lo consideran virtud y otros necedad. Pero hay que reconocer al gobierno, al PSOE y a todos los profesionales que colaboran activamente en el sostenimiento de la actual empresa socialista, una particular capacidad para enmascarar la realidad o para construir una imagen de ella que les sea beneficiosa en términos políticos, que viene a ser lo mismo.

La batalla de desinformación que libraron los medios afines al PSOE para negar u ocultar el éxito de la manifestación del pasado sábado en Madrid contra la nueva ley del aborto, rayó en lo obsesivo. Después de ver los telediarios de la TV pública quedó claro que a esa manifestación fueron los mismos (en número, y muy por debajo de los cien mil) que a la celebración del día del orgullo gay.

No es fácil saber si la comparación contenía algún mensaje subliminal, pero ya que el gobierno de Zapatero se muestra tan preocupado y complaciente en contentar a las "minorías", y contentos están los gays con la ley de matrimonio homosexual, pues que haga entonces también un esfuerzo por agradar a esta "minoría" anti-abortista retirando la ley que se empeña en sacar adelante, sin que figurara en el programa electoral del PSOE, sin el necesario consenso social, y sin escuchar siquiera a nadie. No, de eso nada, y a negar la realidad.
Es lo mismo que se ha hecho en y con el debate parlamentario sobre los Presupuestos Generales del Estado. Se sigue negando la verdadera realidad de la situación económica, de las causas y consecuencias de la crisis; se invierten las perspectivas reales y los instrumentos necesarios para recuperación. Y cuando Rajoy pone brillantemente en evidencia, con datos por sí solos elocuentes, los errores cometidos y -lo que todo el mundo sabe, después de la marcha de Solbes- el sometimiento de la política de Elena Salgado a la estricta voluntad de Zapatero, entonces -oh, escándalo- el machista es Rajoy que ningunea a la ministra.

Feminismo oscuro el que apela al "derecho al aborto" y se refiere al no nacido como "algo" y no como "alguien". Y feminismo vergonzante el que se refugia en la condición de mujer y en la derecha atávica para no reconocer las deficiencias concretas de tal cual ministra en el ejercicio de sus responsabilidades parlamentarias o políticas.

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