miércoles, 26 de marzo de 2014

Giro lingüístico y política


Si es verdad que el llamado ‘giro lingüístico’ ha dejado de marcar hace algún tiempo el debate en el seno de las ciencias humanas y sociales, en el ejercicio de la política tiene plena actualidad, no sólo en Navarra. La tesis de que el lenguaje es el agente constitutivo de la conciencia y de la producción social de significado, alimenta más que nunca algunos discursos políticos, según los cuales no existe una realidad al margen de las categorías del observador. Cualquier idea de un universo objetivo, independiente del discurso, se considera una ilusión porque el lenguaje no refiere a una realidad extra-lingüística. La materialidad misma de lo real no posee ningún significado al margen de su enunciación.

Esto es algo que afecta particularmente al socialismo navarro en las últimas semanas. El pacto de la oposición para incluir, contra las evidencias, el término corrupción en las conclusiones de la comisión de investigación no bastó para salvar el veto de Ferraz que como una espada de Damocles se cernía sobre Jiménez y la actual dirección del PSN, su credibilidad en juego. Tras el fiasco de la moción de censura no ha habido empero dimisiones, por más que hayan sido reclamadas desde distintos sectores de la militancia, y se imponga desde el sentido común. El principal argumento de Jiménez para no dimitir ha sido apelar a la tranquilidad de su conciencia y a la responsabilidad, lo cual es paradójico pues lo primero no puede servir para soslayar las responsabilidades debidas en el espacio público.

Lo que es kafkiano no es que el PSN tenga que pagar los platos rotos de una crisis del gobierno de Navarra, como ha argumentado el todavía líder socialista, sino que una misma dirección política haya fracasado en todos los roles, contradictorios por demás, que ha pretendido jugar, y ello no tenga mayores consecuencias, como si efectivamente no hubiera sucedido nada. Jiménez fracasó en el gobierno, pretendiendo hacer desde ahí oposición, y ha fracasado igualmente en la oposición buscando liderar a la propia oposición. ¿Qué más le queda por hacer, después de intentar todavía que los críticos de UPN le solucionasen la papeleta, obviando que Barcina ha salido claramente fortalecida tras la crisis provocada por él?

Cuando se valora la performatividad del lenguaje, esto es, su utilización para ‘hacer algo más que decir algo’, resultan más visibles los límites del giro lingüístico. Hay ‘actos de habla’ que por sí mismos instauran realidades, como la realización de una promesa. Que es lo que la oposición de manera interesada ha trasladado al PSN, enfrentándolo al valor de la palabra dada y descalificándolo como sujeto de cambio. ¿Qué es lo que no sabía el PSN desde el principio? ¿Que se precisaban los votos de Bildu? ¿O que no había corrupción y por eso se empeña en reafirmarlo después? Llegados aquí, la alternativa es clara: o se cae Jiménez con todo su equipo y da paso a una inmediata reorganización del partido con nuevas personas, ideas y estrategias, o renuncia a la actitud de bloqueo total en que se ha instalado.

Barcina le hace un favor al PSN no convocando ahora elecciones. Pero el PSN no puede afrontar lo que queda de legislatura como el perro del hortelano, que ni come ni deja comer. Pues acaba por no saberse qué huerto cuida, ni para quién trabaja incluso. Nadie le pide que se siente con Barcina, si no quiere. Basta que se abstenga, y deje gobernar al partido mayoritario, como sucede en la CAV o en Extremadura. La política no puede reducirse a simples juegos de lenguaje, de gran tremendismo verbal (corrupción, desgobierno, inestabilidad, bloqueo, exclusión) aunque nada inocentes, pues desde la perspectiva de la realidad construida por el lenguaje político la situación es ciertamente insostenible.

Ante los excesos del giro lingüístico se impone en la política –como ha sucedido en las ciencias humanas y sociales- un ‘retorno a lo real’. A la verdadera realidad que sacude a los ciudadanos, para quienes los políticos constituyen un obstáculo para la solución de sus problemas, tal es el grado de inoperancia al que ha llegado la política instalada en el lenguaje, degradado además al mero insulto. Por ello, la voluntad de agotar la legislatura compromete particularmente a UPN. Asisten razones para hacerlo. Para que la recuperación económica llegue a los más castigados por la crisis. Para impulsar la regeneración política, no con palabras sino con hechos, con pruebas, con el concurso de todos los grupos, como una exigencia previa que permita recuperar la fe en la política, o que revele si no el juego pequeño de quienes no quieren que nada cambie, con ánimo de continuar beneficiándose del sistema. Y, en fin, para clarificar al norte y sur del Ebro la dimensión de Navarra como comunidad política diferenciada dentro de España, con el mejor Concierto, claro.

Publicado en Diario de Navarra, 26 de marzo de 2014

1 comentario:

  1. Totalmente de acuerdo. Desde luego, hoy resulta acuciante la vuelta de los políticos a la realidad, al gobierno de los problemas reales de los ciudadanos, con honestidad y austeridad, por no hablar de la claridad. Detrás de los juegos verbales a los que nuestros políticos, desgraciadamente, nos tienen harto acostumbrados con unos fines claramente partidistas, como acertadamente explicas en tu entrada, solo se oculta en realidad, su inoperancia e incapacidad para gestionar con eficacia nuestros recursos. Parece mentira el grado de aceptación y desmemoria que se ha instalado en nuestra sociedad ante determinadas actuaciones de ciertos dirigentes.
    Enhorabuena por tu blog! Se te sigue.
    Un fuerte abrazo, Susana

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