viernes, 30 de abril de 2010

El umbral de resistencia

España no es Alemania; ni Francia, a la que se iba a superar; ni Italia, a la que ya se había sobrepasado como potencia económica, según nos había anunciado nuestro guía y conductor Zapatero, emulando los entusiastas mensajes que la propaganda de Stalín lanzaba dentro de la Rusia comunista vaticinando la disposición del país a adelantar a los creídos capitalistas en vísperas de la Gran Depresión. España ciertamente está más cerca de Portugal y Grecia y, por desgracia, lejos de haber emprendido la senda de la recuperación, sigue en recesión y con escasas perspectivas de crecimiento real -aquél capaz de generar empleo- en mucho tiempo. No basta el voluntarismo utópico para cambiar la realidad. Cualquiera desea transformarla, mucho más cuando los datos son tozudos y no permiten ignorarla, si es que éstos consiguen ver la luz a tiempo, sin maquillajes, aunque sea a base de filtraciones.

El paro sobrepasa el umbral dantesco del 20% y nos precipita a todos a los infiernos; las agencias internacionales de calificación de riesgos, como la prestigiosa S&P, rebajan la calidad de nuestra deuda, que es como decir que has entrado en barrena e impedir al tiempo que puedas recuperar la posición, pero el espectáculo que no falte. Que no cunda el pánico, dice la ministra Salgado con la cara desencajada. Que no se apodere de nosotros la desesperanza, clama la obispa laica. Que no flaquee nuestra fe en quien una y otra vez asegura que hemos tocado techo y que lo peor ya ha pasado. Que se arrepienta de sus pecados el PP, para que pase la tormenta económica y este duro tiempo de prueba que nos ha traído. Que vuelva el solícito Garzón para tensionar el debate político, que es utilizando ese tipo de tensores como Zapatero puede mostrar su musculatura ideológica y se encuentra realmente a gusto en la escena pública.

Maldita economía. Pero ¿cuál es el umbral de resistencia que puede aguantar España? ¿Hasta donde pueden seguir ascendiendo los niveles de paro o de déficit público? ¿Dónde está la presunta fortaleza de nuestro sistema financiero que precisa un duro reajuste de las cajas de ahorro? ¿Cuánto más puede soportar España, sin reformas estructurales, antes de venirse abajo como Grecia? ¿Cuál es el umbral de resistencia del propio Zapatero? ¿Su resistencia sin limites lo es únicamente para aplazar de modo indefinido, o al menos hasta las próximas elecciones, cualquier solución drástica, aunque eso malogre las posibilidades -si no de remontar el vuelo- de estabilización a tiempo? ¿Qué potencial está demostrando la oposición para confiar, en todo caso, que un simple cambio político pueda obrar la recuperación de España?

Resistencia única la que están demostrando los españoles para soportar la fatiga infinita que produce la inevitablemente obscena contemplación de los políticos. ¿De qué pasta están hechos, que ni padecen ni sienten, o simplemente son unos inconscientes? Los políticos. Los ciudadanos trabajan para los políticos, pero ¿quién trabaja para los ciudadanos, quién inteligente y esforzadamente se aplica para que los españoles tengan trabajo? Los sindicatos se conforman con que cobren el paro, como si ellos tuvieran la maquinita de hacer dinero. Mañana veremos a sus dirigentes en las calles, celebrando con poca cara de fiesta no sé qué día del trabajo. Con los últimos datos de la EPA, y el seguidismo que hacen del gobierno resistente a cualquier cambio, mucha compañía no van a tener.

viernes, 23 de abril de 2010

Fumata negra

Se esperaba que el 14 de abril las fuerzas neorrepublicanas pudieran celebrar la victoria del Estatut, por pírrica que fuera, pero no ha sido así. Ni ese día ni el siguiente hubo fumata blanca en el Tribunal Constitucional. Los nacionalistas catalanes llevan tiempo muy nerviosos. A estas alturas se contentan con salvar el preámbulo que da valor político al texto calificando a Cataluña como nación. Salvarlo, aunque sea forzando al Alto Tribunal a precisar una interpretación que pudiera ser compatible con la Constitución. Pero nada, los jueces son incapaces de dictar sentencia después de cuatro años. Nueva fumata negra sobre el borrador presentado por uno de los jueces del sector progresista.

Hemos aceptado el juego de adscripciones políticas dentro del poder judicial y así nos va. Hay quienes fuman en pipa -comenzando por quien le propuso, el gobierno de Zapatero-, porque uno de los miembros del bloque progresista ha votado en sentido contrario al que 'debía' votar. Hubiera bastado con que se hubiese atenido al guión, y con el voto de calidad de la presidenta la sentencia habría salido adelante, por mucho que ésta deseara no tener que utilizarlo. Pero lo habría hecho antes que exponerse a recibir otra monumental bronca de parte de la obispa laica Fernández de la Vega.

Si esto hubiera sucedido nada se habría dicho, pero como no ha sucedido así y resulta que un juez tiene serios reparos jurídicos sobre el meollo del asunto, pues se ha armado la de San Quintín. Casualmente, El País y el presidente de la Generalitat Montilla salieron al mismo tiempo y en tromba arremetiendo contra el TC por haber acordado encargar un nuevo borrador a otro ponente... esta vez del bloque conservador: el vicepresidente del tribunal. Algunos han aceptado tanto la lógica política del TC que cuando ven peligrar una sentencia acorde con sus intereses políticos, se revuelven y tocan a arrebato contra la actual politización del tribunal. Ahora resulta que, antes de que caiga la pelota al suelo -de nuevo en el aire-, es imperativo proceder a la inmediata renovación del TC, porque hay que 'demostrar' que no está dominado por el PP (el único culpable de que no prospere el Estatut que salió del Parlament de Catalunya, y que Zapatero se comprometió a apoyar... si quería él contar con el apoyo en Madrid del PSC, que es lo que está también ahora en el aire).

Las huestes neofranquistas representadas por el PP son una auténtica amenaza para la democracia y por eso lo que hay que hacer es arremeter contra las más altas instituciones que garantizan el Estado de derecho. Algunos -el popular Rajoy y el socialista hombre de estado Blanco- han mostrado su sorpresa por ese afán de cambiar las reglas del juego en pleno partido, pero en el fondo estos son los que no se enteran. La lógica debe ser seguramente aplastante puesto que en la labor de acoso contra la justicia los 'nuestros' se han movilizado y tienen previsto para este fin de semana una catarata de pronunciamientos contra el Tribunal Supremo, dominado por jueces que juraron en su día el Movimiento, y que ahora la han tomado contra el buen Garzón.

Hemos hecho tal piel gorda que asistimos imperturbables a un continuo y aceletado deterioro de la calidad del debate público en España, a la par que lo sigue haciendo nuestra economía. Las dos cosas son preocupantes; y juntas, casi letales para nuestras perspectivas de recuperación. El FMI, benévolo, ha corregido en dos décimas -en benficio del gobierno- las previsiones negativas del PIB del 2010 (sólo seguiremos cayendo un 0,4%), pero avisa también con fumata negra de que España ha perdido el tren de la recuperación económica mundial y se integra en el reducido grupo de países, ocho en total (entre ellos Azerbaiján, Zimbabwe, Venezuela y las islas caribeñas de St. Kitts y Antigua), cuyo crecimiento del año próximo será por debajo del 1%. El asunto es peor si resulta además que el mito de Cataluña como locomotora de España ha saltado definitivamente por los aires, con o sin sentencia del Estatut.

jueves, 15 de abril de 2010

La gran fraternidad

La derecha de este país aún no se ha enterado de lo que es el progresismo, y ya va siendo tiempo, ahora sobre todo que un nuevo progresismo campea por sus fueros en estos pagos por obra y gracia de Zapatero. Del viejo trilema revolucionario francés Libertad, Igualdad y Fraternidad lo que prevalece sin duda es la fraternidad, una gran fraternidad. La fraternidad se alza hasta por encima de la libertad y de la igualdad. En nombre de la fraternidad se acaba relativizando la división e independencia de poderes, que es garantía del auténtico espacio de libertad. Y, como un acto de fraternidad, se pueden también justificar las grandes diferencias entre iguales apelando a la libertad. Es lo que está sucediendo en los últimos días con los hermanos Garzón y Bono.

La bohême progresista, respaldada por miembros del gobierno socialista, se ha movilizado en favor del juez Garzón, para evitar que la Falange y los hijos de la dictadura -con quienes Zapatero siempre ha querido identificar al PP- se salgan con la suya y acaben con los logros históricos del progresismo de los últimos años. Artistas, intelectuales y sindicatos se encierran o cierran filas con el juez estrella, el juez conferenciante, el juez socialista; y como si de un poder revolucionario se tratase, intentan presionar al Tribunal Supremo, como antaño en torno a las sociedades secretas, las logias masónicas o los soviets se constituían poderes paralelos contra los poderes legales.

Son los mismos que preconizan la acción directa contra los corruptos del Gürtel, obviando los tiempos y garantías procesales, más preocupados en descalificar al PP como alternativa de gobierno -cuando más evidente se hace la ineficiencia de Zapatero-, que en defender la dignidad de la política y las instituciones. Amparado en la bendita fraternidad el gobierno sigue demostrando que sólo sabe hacer oposición de la oposición, en detrimento de los verdaderos intereses de los españoles, dejados a su suerte en esta dura situación de crisis. Y en nombre de la fraternidad otros prescinden de las facultades intelectuales, se renuncia a cualquier actitud crítica hacia el poder constituido (por los hermanos) y se convierte a la oposición en un auténtico enemigo simplemente porque -digan lo que digan o hagan lo que hagan- no son ni pueden ser de los nuestros. Esa fraternidad es puro sectarismo.

Con todo, no todos son iguales entre los nuestros. Así se lo está pasando la derecha por las narices al hermano Bono. El socialista cristiano manchego, lejos de imitar la pobreza evangélica de los primeros cristianos, que tanto cautivó al primer socialismo de Saint-Simon, prefiere los palacetes de los obispos a quienes tanto crítica. La prensa maligna le está sacando áticos y pisos millonarios hasta debajo de las piedras. Es la extrema derecha, muy montaraz, una vez más, dice él, la que se empeña en difamarle y calumniarle, para hacer creer que todos son iguales o están unidos por la misma corrupción que está abrasando al PP. Iguales ciertamente no. Puestos a defender al pobre Bono, los hermanos y amigos no tienen más remedio que reconocer que lo suyo no será muy socialista, pero no es ilícito. ¡Santa fraternidad que está socavando los cimientos de la política!

jueves, 8 de abril de 2010

No corre prisa, pero es urgente

Cuentan de Antonio Fontán, recientemente fallecido, que ya en los tiempos que mandaba en el Diario de Madrid, solía decir a quienes colaboraban con él cuando la ocasión lo requería: "no corre prisa, pero es urgente". La ocasión lo requiere en el Partido Popular tras el nuevo levantamiento del secreto del sumario Gürtel. Rajoy ha calificado la situación de complicada y delicada, o así se lo ha hecho saber a Bárcenas y el ex tesorero del PP ha pedido la baja en el partido y esperemos que abandone todas sus funciones en el PP y todos los cargos que ocupa gracias al PP, el de senador incluido.

Quienes reprochaban a Rajoy silencio, inacción y complicidad con los corruptos deberán callar al menos un minuto. Importa menos la presión del adversario ideológico o político que la realidad derivada del propio proceso judicial. La decisión política ante el caso Bárcenas no podía demorarse. "No corre prisa": la agenda no la marcan los demás sino uno mismo; "pero es urgente", hay que responder sin dilación, sobre todo cuando llega la hora de afrontar y asumir la propia responsabilidad política, cada uno la suya dentro de la organización.

No es mala máxima de gobierno. Bien haría Esperanza Aguirre, que tanto presume de liberal, y hasta de discípula de aquél gran liberal que fue don Antonio Fontán, en aplicarse el cuento. Sorprende ciertamente que lo único que haya dicho tras la lectura de los 50.000 folios desvelados del sumario (si es que alguien del PP de Madrid se los ha leído) es que ella ha sido quien destapó la trama Gürtel al negarse a un trapicheo con una parcela en Majahonda, cuando en esos folios se contabilizan más de 350 contratos anómalos efectuados por su gobierno con la trama Correa y se confirman las sospechas sobre la financiación irregular de algunos actos de su campaña electoral a través de una fundación ad hoc.

La valiente gobernanta de Madrid al parecer no tiene más que decir. Bueno sí, mira para el otro lado, y se atreve a mentar otros nombres responsables, que si el anterior presidente del partido en la comunidad,  o incluso hasta otros delitos que no figuran en el sumario y que no constan documentalmente, pero que implicarían a su adversario político (dentro del PP, por supuesto, Gallardón, por supuesto). Esto es lo que se llama responsabilidad institucional y política. Si don Antonio -a quien tanto debe toda la hornada de Aznar- levantara la cabeza...